El joven Joshwell Martínez, quien trabajó como voluntario en la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH) en mayo de 2018, decidió romper el silencio denunciando al secretario ejecutivo de dicha organización, Álvaro Leiva, por explotación laboral y tratos inhumanos. Martínez relató la forma en que presuntamente era chantajeado por Leiva e indicó que le achacaban la comida porque no «cumplía» con la meta de trabajo. Además denuncia que lo intimidaban con deportarlo a Nicaragua.
Martínez decidió romper el silencio después de dos años donde señala enfáticamente que «el Dr. Álvaro Leiva Sánchez es un violador a Derechos Humanos, siendo yo una de sus víctimas». Destaca que todo el tiempo de silencio se debió al miedo que infundió tanto Leiva como José Luis Rodríguez, de la ANPDH, a quien describe como un «ogro» por ser una persona agresiva y odiosa.
Joshwell Martínez, de 19 años, tuvo que huir de Nicaragua con algunos miembros de la organización hacia Costa Rica debido a la persecución por parte del gobierno sandinista. En el país vecino fue donde surgió la explotación laboral, a pesar que era un voluntario sin recibir ninguna remuneración durante el tiempo que laboró. Cuando inició a trabajar en la ANPDH tenía 16 años, pero tuvo que huir un año después por la presión a la que era sometido.
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«Haber hecho la denuncia no hubiese tenido el respaldo de mucha gente, de muchos medios, incluso, tenía el miedo como él (Álvaro Leiva) que tres veces me había amenazado de enviarme a Nicaragua de regreso», dice Martínez.
«Apenas tenía una llamada de él comenzaba a temblar del miedo, que hasta el momento lo sigo teniendo pero el miedo ya no es algo que deba estar en mi mente», lamenta el joven, y señala que se enteró que Leiva ganó un premio como el mejor defensor de Derechos Humanos al año 2020: «es un violador de derechos humanos, y gana un premio de derechos humanos, es algo ilógico de mi parte», afirma y dice que por eso lo denunció públicamente.
Es momento de hablar
Martínez manifiesta que fue el momento de hablar para que la gente conozca la «verdad» y no estén al lado de alguien que no «merece alabanzas y no estén premiando a alguien que ha perjudicado a muchas personas». Comenta que antes no hizo la denuncia para que no crear «divisionismo», y sostiene que a pesar de todo hizo su trabajo por amor a Nicaragua.
De acuerdo a su denuncia, insiste que se le violentó sus derechos laborales donde fue humillado en reiteradas ocasiones y hasta el punto de echarle en cara la comida y el techo que tenía. «No me pagaba nada, nunca recibí un dinero de la organización», detalla.
«El trabajo que vos tenés lo quisiera tener un montón de gente que están paradas cerca de los puestos fronterizos con hambre, sin techo, sin comida, sin agua y vos estás teniendo todo eso. Agradecé que tenés techo, comida, agua y unas cosas qué hacer que otras personas desearían tener», le fustigó Leiva en una de las exigencias laborales.
Destaca que rompió el silencio luego de pedir consejo y contar con el respaldo de muchos testigos que conocen la forma que fue explotado laboralmente.
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Trabajaba hasta horas de la madrugada
El joven se despertaba a las cinco de la mañana en Costa Rica para hacer primeramente los quehaceres de la casa donde habitaba con Leiva. Empezaba a trabajar a las siete de la mañana, pero antes de eso tenía que lavar, planchar, cocinar y «hacerles el desayuno».
Manifiesta que le tocaba limpiar todo el apartamento, lugar donde se encontraban las oficinas de la Anpdh, además tenía que arreglar el cuarto y baño de Leiva como las demás habitaciones.
Dice que terminaba de trabajar a la 11 de la noche, sin embargo, le imponían un plan exigente donde recuerda que José Luis Rodríguez, quien lo cataloga como una persona muy «odiosa» y «agresiva», le exigía demasiado y no tenía un horario laboral.
«No me dejaban dormir y a veces trabajaba hasta las doce, una o tres de la mañana, incluso, hay invidencia de eso a través de un audio que estaba ya cansado a las 11:40 de la noche y empezaron a discutir conmigo», reveló el joven.
Comenta que llegaron a crearse discusiones porque quería descansar, pero supuestamente no cumplía con una «meta» que establecían Leiva y Rodríguez para documentar denuncias, constancias, archivos, y crear expedientes. «Veo ilógico que te estén dándote metas cuando en realidad estás trabajando voluntariamente», destaca.
Tras las discusiones acaloradas, Leiva sentenció a Martínez amenazándolo con deportarlo. «Yo sé lo que es él, cuando vino a Costa Rica ya tenía la influencias vistas», afirma el joven en relación al miedo de ser deportado. «Si vos me traicionás hago que pongás un pie en Nicaragua», lo intimidaba Leiva.
El joven admirada al «defensor» de los derechos humanos como una figura de respeto, pero después lo vio con recelo y como una autoridad, llegando a ser un «dictador».
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Se sintió secuestrado
Rememora que se sintió secuestrado todo el tiempo que trabajó para la organización de derechos humanos. Pues sostiene que tenía prohibido salir y hacer uso del teléfono. Sus salidas eran monitoreadas bajo la compañía de alguien para ir al supermercado a hacer las compras.
«Debido a que llegaron a racionarme la comida, yo empecé a pedirle dinero a mi mamá que está en los Estados Unidos, ella me enviaba 60 dólares y ajustaba para comprar cositas para mí», dice Martínez, y recuerda que Leiva llamó a su mamá diciéndole que estaba prohibido enviarle dinero, por lo cual fue el detonante para salir de la cárcel que le impuso el defensor de los derechos humanos.
Joshwell Martínez asegura que presentará la denuncia ante las autoridades costarricenses y contará con el apoyo de un abogado de ese país.
ANPDH ocupó un papel fundamental en durante las protestas de 2018
Leiva y el equipo de la ANPDH ocupó un papel fundamental durante las protestas de 2018 documentando las graves violaciones de derechos humanos del gobierno de Daniel Ortega que dejaron más de 300 muertos y miles de exiliados.
Leiva intercedió junto al padre Edwin Román para la liberación de los manifestantes arrestados por razones políticas.
Nicaragua Investiga trató de comunicarse con Álvaro Leiva, pero hasta la entrega de este artículo no respondió nuestras llamadas.
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