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La adopción: otra opción para ejercer la maternidad y la paternidad

Margaux Benitah y Franklin Muñoz han iniciado los trámites de adopción en Nicaragua, ambos comparten cómo funciona el proceso en el país

Margaux Benitah tiene siete años viviendo en Nicaragua pero su nacionalidad es francesa. A sus 14 años, el ginecólogo le explicó que tenía Síndrome de Rokitansky, un trastorno poco común que afecta a una de cada 5,000 mujeres, en el cual el útero no está presente al momento del nacimiento. Para Margaux, quien siempre había deseado ser mamá, la noticia de que nunca quedaría embarazada fue impactante. Sin embargo, no dejó que esto le impidiese ejercer la maternidad y durante varios años evaluó distintas alternativas. La adopción fue una de estas.

A pesar de ello, comparte que el proceso de adopción en Francia es «bastante largo y complicado», lo que incluye una espera de cinco a diez años, por lo que al final terminó descartándola. De igual forma, evaluó otras soluciones, pero la mayoría resultaban igualmente complicadas e incluso costosas.

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«Por donde lo veía, sentía que sólo me esperaba interrogación, frustración y tristeza» escribía en una publicación en Facebook donde comparte un poco de su historia. Pero años más tarde, tras llegar a Nicaragua y conocer a Franklin Muñoz, las frustraciones se convirtieron en oportunidades.

Recientemente una amiga les comentó que su hermana había adoptado, su caso les motivó y decidieron investigar un poco más al respecto. Al consultar, Margaux constató que el proceso de adopción en Nicaragua es mucho más accesible que en Francia, además su nacionalidad no es un impedimento para adoptar en el país, por lo que decidieron dar el gran paso e iniciar los trámites.

¿Cómo es el proceso de adopción en Nicaragua?

El pasado 18 de diciembre Benitah y Muñoz tuvieron su primera cita en el Ministerio de la Familia, Adolescencia y Niñez para empezar los trámites de adopción. Ambos comparten con Nicaragua Investiga que el proceso cuenta de varias fases. La primera es la administrativa, en esta se solicitan diversos documentos personales, de identidad, record de policía, constancia de ingresos, diversos papeles que deben recolectar ambos para posteriormente entregarlos y que sean revisados por las autoridades correspondientes.

Si la pareja interesada en adoptar logra superar ese primer filtro, lo siguiente es la fase de investigación, en esta se tienen entrevistas con psicólogos y de igual forma llegan a visitar el lugar, a hablar con la familia y les piden avales con personas que los conocen. Lo siguiente es pasar un curso como padres de adopción que dura tres meses y es obligatorio.

Una vez que estas fases son completadas, entran a una fila de prueba y, según las especificaciones que brindaron al inicio —preferencia de sexo, edad y estado de los niños, si desean adoptar un solo bebé o podría ser a hermanos o hermanas— también se determinará el tiempo de espera. Entre más exigentes sean las cartas, más tiempo tomará el proceso de espera; pero si están abiertos a lo que sea, esta se llevará a cabo en cuanto haya disponibilidad, explican.

Luego de esto tienen oportunidad de visitar a los niños, «ver cómo se van a adaptando a ellos, pasan como a una pre adopción en donde se ve la química que hay entre los padres y el niño, y hasta que eso ya está probado se pasa a formalizar».

Un tema tabú

Si bien Margaux venía pensando en la adopción desde hace varios años y en Francia este proceso es visto de forma natural, para Franklin, quien creció en Nicaragua, el tema de la adopción era un tabú «porque así se percibe acá, era como que, si no es tuyo, si no lo pariste vos, si no es de tu sangre, entonces no es tu hijo».

Franklin recuerda que cuando Margaux le habló de la adopción cuestionó que debía de ser de sangre por las ideas que tenía implantadas, pero asegura que a raíz de hablar más del tema empezó a fijarse «en lo que no veía antes» y que había personas que criaban a niños «que eran sus hijos independientemente de cómo han llegado a la familia» y empezó así a abrirse a una visión distinta.

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Comparte que un punto que empujó el proceso es que él tiene un hijo de su matrimonio anterior y recuerda que una de las cosas que temía era que, si su ex esposa se casaba y su nuevo esposo iniciaba a tratar a su hijo como papá, su hijo le dejaría de querer porque tendría otro papá. Destaca que un día mientras conversaba con su hijo él, refiriéndose a su padrastro, le dijo «mi papá…». Franklin asegura que en el momento esas palabras le dolieron, pero después le ayudó a cambiar su forma de percibir el tema y dijo «mejor, mi hijo ahora tiene dos papás, tiene a alguien que lo ama, que lo cuida, y no porque no haya sido de su sangre, no por eso lo trata menos».

Actualmente, asegura que su forma de percibir la adopción es distinta. «Ahora me doy cuenta que los hijos son aquellos a quienes vos les transmitís tu cariño, tu energía, tus hábitos, tus costumbres, y no tiene prácticamente nada que ver de que, si es tu sangre o no, eso es lo que realmente menos importa, al final tus hijos son un reflejo de tu crianza».

Mayor conciencia

Aunque Margaux nunca tuvo tales concepciones con la adopción, admite que si hubiese podido tener hijos no habría considerado el tema y se hubiese ido «por lo convencional», pero ahora a pesar de verlo un poco «a la fuerza» para ella la adopción es «lo más lógico» por hacer en la actualidad.

«Estamos en un planeta donde hay muchísimas personas, donde los recursos se están acabando y donde hay niños que no tienen padres. Yo estoy súper feliz de poder en realidad ayudar a uno de esos niños que no tienen hogar que traer a una persona más en el planeta cuando en realidad no es necesario. Hay suficientes niños que necesitan hogar como para traer a un nuevo solo para que tenga nuestra sangre» apunta Margaux.

Los deseos de Margaux y Franklin por tramitar una adopción se viralizaron luego de que ella publicara a través de su página en Facebook Somos Espartanos un poco sobre el proceso que sostienen actualmente. Destaca que no esperaban tales reacciones en la publicación, pero gracias a esta recibieron diversos mensajes, no solo de amigos cercanos, sino también de otras personas que les agradecían por concientizar o que querían conocer los requisitos porque desean adoptar.

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Una vez que culminen con el proceso, destacan que, aunque siempre es un reto criar a un hijo, ellos cuentan con un punto extra que es el de comunicarle al niño que a pesar de no compartir sangre «somos sus padres y no tiene que crecer con ningún sentimiento de rechazo». Asimismo, prepararlo para enfrentar cualquier situación pues «tal vez va a salir a una sociedad en la que todavía va a seguir siendo tabú el tema de que si sos adoptado o no».

Ambos se muestran emocionados al respecto y aseguran que cuentan con el apoyo de las personas a su alrededor. Por ahora, se encuentran en la primera fase del proceso y ya irán completando cada uno de los requisitos que posteriormente se les pida.

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