MIAMI, EE.UU. — La semana pasada, el gobierno de Nicaragua anunció el cese de las relaciones diplomáticas con Taiwán al considerar que la República Popular China “es el único gobierno legítimo” para representar a la nación asiática.
El canciller nicaragüense, Denis Moncada, aseguró que esta decisión tenía efecto inmediato.
“Nicaragua rompe a partir de hoy las relaciones diplomáticas con Taiwán y deja de tener cualquier contacto o relación oficial”, señaló el funcionario el pasado jueves.
Indagamos con analistas acerca de si los movimientos del presidente Daniel Ortega en cuanto a la diplomacia en todo el mundo podrían tener un gran impacto no solo en el país centroamericano, sino en toda la región.
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“Escenario perfecto para el populismo autoritario”
Algunos expertos consultados por la Voz de América apuntan que en el hemisferio occidental se podría replicar la fórmula de “populismo autoritario” que se ha visto en China.
“Acelerará una tendencia preocupante a una forma de populismo autoritario financiado por China en las áreas del hemisferio occidental más cercanas a Estados Unidos”, indicó el Dr. Evan Ellis, experto en relaciones internacionales y profesor de investigación de Estudios Latinoamericanos en la Escuela de Guerra.
Sobre eso, aclaró que “China continental no busca directamente desocupar democracias al estilo de la Unión Soviética, que buscaba financiar grupos insurgentes y terroristas como el FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional) en el Salvador o lo sandinistas en Nicaragua”.
“Buscan sus propios intereses económicos y estratégicos, y China estará ahí para financiar regímenes sin importar cómo están tratando a su gente o si están violando sus propias constituciones”, dijo en entrevista con la VOA.
Esta situación diplomática puede permitir, a juicio del Dr. Ellis, un escenario perfecto para permitir una mayor presencia de “rivales estadounidenses, como Rusia e Irán, el incremento de los flujos de drogas y otras actividades del crimen organizado, y la disminución de la cooperación en materia de seguridad”.
“Ni Rusia ni Irán tienen el alcance y los recursos para establecer este tipo de relaciones en estos países. Sin embargo, mientras que el dinero chino mantiene estos regímenes, Rusia e Irán tienen todas las motivaciones para realizar planes más desestabilizadores”, indicó alertando que “sin lugar a duda, esa combinación tendrá graves consecuencias estratégicas para Estados Unidos”.
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