El Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial se conmemora desde 1966, luego de que la policía de Sudáfrica asesinara a 69 personas en una manifestación pública contra la ley de pases del apartheid en 1960.
Desde esa fecha la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha fortalecido su lucha y manifiesto contra el racismo, la discriminación racial y la injusticia, con el objetivo que se respeten a las personas de distintas razas y su contribución en la lucha por la defensa de sus derechos humanos.
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En Nicaragua la discriminación racial es un problema creciente a pesar que el gobierno intenta demostrar inclusión en diferentes espacios, consideran activistas y defensores de derechos humanos, pues aparte del discurso, creen que no se aplican políticas públicas que realmente impacten en la realidad de comunidades afrodescendientes e indígenas.
Por el contrario, estos dos grupos étnicos son los que más enfrentan situaciones de violencia graves, principalmente en la Costa Caribe, donde grupos de «colonos», invaden sus tierras perpetrando asesinatos y otro tipo de abusos sin que se haya atendido el tema de manera efectiva por el Estado.
Una de las denuncias más recientes ocurrió en enero de 2022, cuando el Centro de Asistencia Legal a Pueblos Indígenas CALPI, reportó que en el territorio Mayagna Sauni As, ubicado en el corazón de la reserva de biósfera de Bosawás incursionaron «120 personas no indígenas armadas con armas de guerra», la organización alertó que estos tenían la intención de «adueñarse de la mina de oro» artesanal de la zona.
En enero de 2020 la comunidad indígena Alal, ubicada en ese mismo territorio fue atacada por 80 invasores, provocando «16 viviendas quemadas, 10 personas desaparecidas, 4 hombres asesinados, y dos heridos de gravedad», indicó CALPI.
Esos territorios son además objeto de un abandono histórico por parte del Estado. Ahí se cuenta con los índices más bajos de pobreza y analfabetismo.
Según datos de la encuesta de medición de pobreza en Nicaragua realizada por FIDEG en el año 2017, un 58.7% de personas en el Caribe vivían en pobreza general mientras un 18.7% en pobreza extrema, es decir, con menos de 2 dólares por día.
No hay avance en Nicaragua
Nicaragua es miembro de la Organización de Naciones Unidas y firmante de la Convención Internacional Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, pero no ha logrado reducir significativamente este problema, señala el abogado del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, Braulio Abarca.
«Es necesario que para poder avanzar en la erradicación de la discriminación racial exista una sensibilización por parte de las autoridades nicaragüenses, es decir, que va más allá de las políticas públicas. Es necesario que exista una sensibilidad humana, y más allá de esto tener este tema sobre la mesa», expresa el activista de derechos humanos.
Apostar por la educación
Abarca también señala que la educación en Nicaragua es un tema que debe ser priorizado, ya que la discriminación racial puede ser erradicada desde los centros escolares mediante la enseñanza de valores y el respeto a la diversidad y la interculturalidad.
«(Hay) que crear políticas estudiantiles en los diferentes centros educativos que se puedan generalizar para que las y los estudiantes tengan acceso, y sepan sobre estas políticas públicas», detalla.
George Henríquez, es un ex aspirante presidencial, originario de la Costa Caribe. Durante su proceso de campaña uno de sus objetivos fue visibilizar la discriminación racial y proponer mecanismos para su erradicación.
Henríquez coincide con Abarca acerca de cómo enfrentar este tema. «Es necesaria una tremenda reforma al sistema educativo nuestro», señala. Pero también expresa que es necesario impulsar leyes para penalizar a las personas que discriminen a otras por su raza.
Ejemplo de discriminación en primera persona
Durante el periodo de campaña de Henríquez, hubo usuarios de redes sociales que se burlaban de él con comentarios sobre su apariencia, o bien por su color de piel. Parte de esto se debe a los estigmas a los que están sometidas a las personas de la Costa Caribe.
«Por lo general se conoce a las personas afrodescendientes como: buenas para el deporte, buenos para bailar, o promiscuos. Pero nunca los destacan por sus otras capacidades, como ser un buen abogado, etc.», dice el líder caribeño.
Henríquez es licenciado en administración turística y hotelera y posee una maestría en Género, Etnicidad y Ciudadanías Interculturales, y a pesar de que sus discursos siempre fueron enfocados en pro de los derechos humanos, las libertades que el gobierno de Daniel Ortega ha cercenado, y las posibles soluciones a la crisis sociopolítica que atraviesa Nicaragua, los comentarios hacia él siempre se enfocaban en sus orígenes étnicos.
«Durante mi precandidatura hubo un sinnúmero de comentarios discriminatorios, porque mucha gente no basaba sus opiniones en mis propuestas políticas y económicas sino que lo hacía en mi etnicidad, mi color de piel y cabellera. Pero de todo esto, pudimos desenmascarar la hipocresía en la clase política y económica, porque eso quieren vender: que en Nicaragua no existe el racismo, pero si existe, yo pude vivirlo y mucha gente lo vio», expresó.
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