En vez de una reunión virtual, tan comunes a raíz de la pandemia, donde se ven rostros captados por algún dispositivo electrónico con micrófonos -y a veces, cámaras- apagados, un Tribunal en Colombia decidió realizar un juicio virtual, donde los participantes asistieron a la audiencia, pero sin necesidad de personarse, gracias a avatares que interactuaron dentro de una sala digital, es decir, en el metaverso.
Aunque este mundo virtual, al que es posible conectarse utilizando una serie de dispositivos que pueden transportar a los humanos a esa realidad, es cada día más común en el área de entretenimiento y hasta en la financiera, ahora toca las esferas de la justicia.
Como una propuesta disruptiva, el Tribunal Administrativo de Magdalena aceptó a mediados de febrero la petición de la parte demandante, la Unión Temporal de Servicios Integrados y Especializados de Tránsito y Transporte de Santa Marta (SIETT), de realizar la audiencia en el universo digital. La Policía, la otra parte del pleito, aceptó.
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El encuentro legal, que se llevó a cabo el pasado miércoles 15 de febrero, fue apoyado por la Procuraduría y presidida por la magistrada de este tribunal, María Victoria Quiñones Triana, quien explicó que “el uso de este tipo de tecnología inmersiva pretende efectivizar las tendencias procesales actuales, pues permite la presencia de un mismo espacio virtual, aun cuando las personas físicamente se encuentren en otro lugar, sin dejar lado las garantías procesales y los principios de la justicia digital”.
¿Cómo se celebró el juicio?
A través de la plataforma Meta Plataforms Inc., con la aplicación gratuita Horizon Workroom, que permite la transmisión en directo por Youtube, se realizó la audiencia en la que los participantes usaron gafas de realidad virtual.
Gracias a la ayuda del software ChatGPT -un sistema de chat con inteligencia artificial, capaz de responder ante cualquier solicitud de los humanos-, el tribunal consultó los mecanismos para verificar la autenticidad de los participantes y explicar los términos de la audiencia.
Como en la vida real, dentro del metaverso, la magistrada caracterizada con una toga negra, se ubicó en el estrado judicial, dentro de una gran sala. Allí también se encontraban el demandante y el demandado, cada uno a un lado de la pantalla. Otros avatares representaban otras autoridades y abogados asesores.
De fondo, se podía ver una pantalla -muy similar a las usadas en las reuniones de la plataforma Zoom o Google Meet- que hacía posible ver diversas imágenes a la vez, como, a las partes o los documentos necesarios en la diligencia. De esta manera, si los asistentes no tenían gafas especiales, podían igualmente acceder. a través del uso de un computador.
«Yo en lo particular vivo encantada con el metaverso», dijo Quiñones a Reuters el viernes, al describir la experiencia del metaverso como «increíble». Respecto a Zoom, afirmó: «La gente apaga la cámara con el cuento de que no hay señal. Y tú no tienes idea de qué están haciendo».
No obstante, algunos críticos del método han señalado que los juicios virtuales abren la puerta al engaño en un tribunal y no permiten, por ejemplo, medir las expresiones, el lenguaje o los gestos de las personas, que muchas veces resultan clave para identificar fraudes, rencores o nervios, entre otros.
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En cualquier caso, Colombia se ha convertido en uno de los primeros países del mundo en probar audiencias judiciales reales en el metaverso, apoyándose en la realidad virtual inmersiva.
Pew Research consultó a expertos en tecnología sobre sus predicciones sobre la trayectoria y el impacto del metaverso para 2040. El 54 % de ellos concluyeron que en 2040 el metaverso tendrá unos 500 millones de usuarios.
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