El juicio contra Monseñor Rolando Álvarez, está plagado de irregularidades, “es espurio” desde sus inicios según expertos en materia del derecho e “infame” para el pueblo Católico nicaragüense. En las comunidades matagalpinas ha sorprendido, además que exseminaristas de la Diócesis de Matagalpa hayan aceptado ser parte de esta guerra contra el Obispo.
El primero fue identificado como Oscar Samuel Cruz, a quién según fuentes de la diócesis identificaron como un policía que vieron vestido de civil casi siempre en cada actividad de monseñor Álvarez. “Aparentemente le dieron la misión de vigilarlo 24 horas, siete días a la semana, sin tregua y sin descanso antes de su secuestro”, relata una fuente eclesiástica, ligada a la Diócesis de Matagalpa.
Cruz es originario de una comunidad alejada del casco urbano de Matagalpa. Antes de entrar a la Policía, ahí se desempeñaba como músico y era delegado de la Palabra de Dios. Predicaba el evangelio y se caracterizaba por ser muy entregado a la misión de la Iglesia.
Los miembros de esa comunidad católica dicen bajo anonimato, que les ha sorprendido que Cruz, quien siempre demostró devoción a la Iglesia y a su Obispo, ahora se porte como “un Judas que vende a un inocente”.
Quiso ser sacerdote, pero…
Según la fuente, Cruz entró al seminario para realizar estudios sacerdotales, pero al no lograr su objetivo, se retiró cuando ya había avanzado “un buen trecho”. “Algo estuvo mal en su vocación, mal comportamiento, no sabemos. Se hizo policía y parece que le dieron la misión principal de espiar a monseñor Rolando Álvarez”, dice la fuente religiosa.
Los que vieron su actuar, le comunicaron al Obispo en su momento, quien sólo pidió oraciones para ellos. Ahora creen, que es justo “romper el silencio y denunciarlo”. De Cruz y su compañero, señalan que se mantenía en un vehículo con vidrios polarizados, placa CT 167245, también utilizaba otra placa en el mismo vehículo, la M 298 765 y otras, las cuales las cambiaban día de por medio.
Pero Cruz era el que siempre estaba cerca de la Curia y cuando monseñor Álvarez salía a misión, este sujeto lo perseguía a distancia. Siempre estaba acompañado de una o dos personas más, que posteriormente la comunidad los identificó también como policías y exseminaristas también.
“Bueno, son seminaristas frustrados, no tuvieron el temple de nuestros religiosos y se quedaron en el camino. Pero ellos conocían bien la acción pastoral de la iglesia, por eso la Policía en su maldad, los utilizó para seguir al obispo Álvarez”, confirmó otros feligrés, este originario de Esquipulas.
Los quince días que monseñor Álvarez estuvo encerrado previo al 19 de agosto del año 2022, cuando fue secuestrado, Cruz estuvo siempre vigilando la Curia Diocesana de Matagalpa. “No quiero que pasen por alto a estos sujetos. Aquí todos sabemos quiénes son”, dijeron los laicos.
Una que ficha del orteguismo que usó sotana
La dictadura dio a conocer los nombres de los testigos que utilizaría en el juicio ilegal contra monseñor Rolando Álvarez. En la lista, figura Erlin Francisco Picado Montoya, otro exseminarista que cursó incluso el curso de Teología, el cual es el último escalón para recibir los ministerios mayores como Diaconado y Presbiterado, según establece el derecho canónico en su numeral 1031. “Eso quiere decir que ya era casi sacerdote”, dicen las fuentes.
Se conoce que fue expulsado del seminario por razones que por ética la iglesia Católica se reserva tradicionalmente. Después de su expulsión, se integró como salmista en la catedral de Matagalpa, ministerio que le permitía cantar el “Pregón Pascual” el Sábado Santo, la cual constituye la fiesta más grande para los católicos, porque es donde se celebra la resurrección de Cristo.
Este ministerio es propio del consagrado o de un laico de compromisos leales; es precisamente por eso que se vuelve insólito “su amarre” con los perseguidores de monseñor Álvarez, según la crítica de los feligreses.
Este exseminarista es hijo de Erlinda Montoya, quien es parte del coro en la parroquia Santa María de Guadalupe y es una persona que reza el rosario diariamente y se declara fiel integrante de la Iglesia Católica. Erlin Francisco Picado Montoya, está casado con la concejal sandinista Maritza Rodríguez, quien se declara fiel a la dictadura y ha dicho que es “enemiga de la Iglesia a mucha honra”.
“Los que ayer decían ser amigos de monseñor Rolando Álvarez, hoy lo venden por unas cuantas monedas, pero también se están ganando la condenación eterna”, criticó un católico de Matagalpa. “Esa es gente conocida aquí, se están condenando y aquí no olvidamos”, sentenció.
Dictadura no se detiene contra sacerdotes
Mientras estos hechos son apenas digeridos en Matagalpa, el régimen Ortega-Murillo no se detiene en su guerra contra la iglesia y declaró este jueves culpables a los religiosos que acompañaron a monseñor Rolando Álvarez en la Curia Episcopal de Matagalpa.
El abogado Yader Morazán, informó este jueves sobre el fallo de culpabilidad que dio la jueza Nidia Nadezdha Úbeda Obando, titular del Quinto Distrito Penal de Audiencia de Managua, sobre los religiosos.
“Cómo era de esperarse, las siete personas que acompañaron a monseñor Rolando Álvarez en la Curia Episcopal de Matagalpa han sido condenados por los delitos de menoscabo a la integridad nacional en su fase preparatoria de conspiración y propagación de noticias falsas”, escribió el abogado en el exilio.
You must be logged in to post a comment Login