Nicaragua fue uno de los pocos Estados que votó este jueves en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en contra de la resolución de poner fin a la guerra que mantiene Rusia contra Ucrania.
La resolución de la ONU, que aunque no es vinculante, exige la retirada de los soldados de Rusia de Ucrania, poner fin a los ataques en suelo ucraniano y un proceso de negociación de la paz entre las partes. De igual forma el proyecto reconoce «la soberanía, la independencia, la unidad y la integridad territorial de Ucrania».
Al final la resolución fue aprobada con 141 votos a favor, 32 abstenciones y 7 en contra: Nicaragua, Bielorrusia, Corea del Norte, Siria, Malí, Eritrea y Rusia.
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Un acto de entreguismo a intereses guerreristas
El exdiplomático José Dávila señala que Daniel Ortega sigue ubicando a Nicaragua a nivel internacional a favor del bloque mundial de regímenes que encabeza Rusia y dictaduras ad-lateres.
“No puede un gobierno tomar posiciones internacionales por razones ideológicas que solo satisfacen los intereses políticos y de alianzas del grupo de poder en turno. Una política exterior de un país como el nuestro se debe fundamentar en las necesidades de desarrollo de la población, y sus aspiraciones democráticas”, enmarcó el exdiplomático.
No obstante, afirma que el pueblo de Nicaragua repudia el acto de entreguismo del régimen a los intereses expansionistas y guerreristas de la Rusia de Putin, y condena la guerra en contra de la soberanía e independencia de un país democrático como lo es Ucrania.
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Ortega y Bukele casi en la misma sintonía
Napoleón Campos, especialista salvadoreño en Relaciones Internacionales, integración regional y migraciones, lamentó que tanto el voto en contra de Nicaragua, como la abstención de El Salvador, han echado a la borda los principios y valores consignados por los países de la región centroamericana de ser naciones de paz, libertad, democracia y desarrollo.
Añadió que en dicha votación, Ortega y Bukele, desperdiciaron una valiosa una oportunidad para rectificar, puesto que el resto de Centroamérica sí acompañó la condena.
“Votar así en Naciones Unidas es coherente con sus proyectos tiránicos. Al no rectificar, ambos exponen a los dos países a sanciones internacionales (desde Bruselas, Londres, Ottawa, Washington D.C.), pues todo beneficio comercial, de inversiones, de acceso a los mercados, de legalización preferencial de contingentes migratorios, entre los países, es fruto de compartir principios y valores democráticos, de trabajar por la paz y el respeto irrestricto a los Derechos Humanos”, enfatizó el analista centroamericano.
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