Faltan pocos días para que termine el 2019 y empiece el año preelectoral. Para muchos la idea de que Daniel Ortega renuncie antes de su término a como originalmente había planteado la Alianza Cívica no parece ser viable a estas alturas, y esa misma agrupación, aunque no abiertamente, parece reconocerlo al promover en su agenda política, las reformas electorales de cara a los comicios de 2021. Ortega parece haber ganado esa batalla.
Mario Arana, integrante de la Alianza Cívica y empresario privado, ofreció una entrevista al canal 10 de televisión, en la que calificó como «radicales», las posiciones de algunos grupos de oposición que piden la salida inmediata de Ortega.
«Básicamente están diciendo que aquí no pueden haber elecciones con Ortega, que aquí tiene que haber una junta de gobierno, es decir, (…) ¿Cómo lo van a hacer?, eso no se tiene claro, pero uno podrá imaginarse que más de alguno estará pensando en acciones de otra índole no pacífica, sino más bien de índole violenta y eso es preocupante», expresó.
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Arana dejó claro que para ellos, el camino ahora es la vía electoral y con sus declaraciones parece haber quedado atrás la época de efervescencia política en la que se pedía la salida temprana del actual presidente.
«Ya hemos pasado de la época autoconvocada a la necesidad de entrar a una organización», dijo Arana. Esa organización implica, según explicó, ejercer presión para obligar a Ortega a iniciar un proceso de reformas electorales que den paso a elecciones libres, transparentes y observadas, aunque contrariamente reconoció que el tema parece no ser «prioridad» para Ortega y mucho menos pretende «conversarlo con la Alianza».
Ciertamente, Ortega no ha hecho la más mínima mención a las reformas electorales, asunto al cual se comprometió con la Organización de Estados Americanos hace más de dos años.
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Preparativos suceden con sigilo, según Arana
La Alianza Cívica la tiene muy difícil, en primer lugar, exige una agenda que Ortega ignora sin miramientos y luego de eso, no tiene estructura, ni casilla, ni candidato para convertirse en un partido político y poder dar la batalla en la arena que ahora pide al gobierno: la electoral.
Arana, dice que todo eso está en proceso de ejecución, pero asegura que hay muchas cosas que «no se pueden decir», aunque adelantó que «la coalición va a ser anunciada (…) en los primeros tres meses» del 2020.
Por ahora, lo más importante; la casilla y la personalidad jurídica es un asunto que parece tener solución, si el gobierno no les permite conformarse oficialmente; «probablemente se utilizará el vehículo de un partido con personería jurídica al rededor del cual se conformará la colación donde van a haber partidos políticos y fuerzas sociales», manifestó Arana.
Las alternativas no son muchas si se toma esta vía, porque entre los partidos de oposición con personalidad jurídica hay o mucho zancudismo o poca credibilidad.
El otro tema sensible, es el del candidato. «Una contienda electoral son tres meses de campaña, entonces tenemos hasta entonces para nombrar a un candidato, probablemente sería mucho antes», expresó Arana.
Esto parece indicar que el candidato de la Alianza Cívica podría ser electo hasta mediados del próximo año, y tendría poco menos de seis meses para convencer a un amplio porcentaje de ciudadanos que permita hacerle mella a Ortega y su antiguo y consolidado aparato de propaganda.
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Juan Sebastián Chamorro, Presidente de la Alianza Cívica también parece minimizar el asunto del candidato de oposición por ahora y aseguró a Nicaragua Investiga en una entrevista hace algunos días, que lo indispensable en esos momentos es lograr la restitución de las libertades públicas, la liberación de los presos políticos y las reformas electorales, “para cambiar este flagelo del fraude electoral que ha tenido Nicaragua durante esta última década”.
Aunque públicamente el tema de fondo no parece estar enfocado en las candidaturas, para una población desgastada por casi dos años de crisis sociopolítica, la realidad es otra, y los cuestionamientos sobre la tardanza en consolidar una verdera unidad aumentan junto con el desencanto. Para muchos analistas esa tardanza tiene un nombre: lucha de protagonismos.
Parecía especulación, hasta que Monseñor Silvio Báez se sumó a los cuestionamientos el pasado 7 de diciembre, durante una conferencia ofrecida desde Miami a los medios de comunicación.
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«Lo que ha dañado siempre la política del país son los caudillismos, las ambiciones personales, la búsqueda de privilegios, el andar detrás de un puesto, de un cargo, el querer brillar más que otros, mientras los nicaragüenses no superemos esa enfermedad política no vamos a lograr construir un país como todos lo soñamos», dijo el religioso.
Báez invitó a los líderes de oposición a «pensar en el país» y a «despojarnos un poco de los egoísmos». Para el líder de la Iglesia Católica, aunque ahora son las diferencias las que han impedido una unidad real, son precisamente las diferencias las que deben entenderse como la riqueza y los beneficios de la oposición, pues la posibilidad de disentir no existe en el seno del partido de gobierno.
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