Desde el pasado 13 de abril, está secuestrado por la policía orteguista el joven esteliano Robin Miguel Ramírez, quien es coordinador de la Pastoral Juvenil Effetá, de la parroquia la Cruz del Calvario y quien también coordina las pastorales juveniles del Decanato Clemente Carranza y es encargado del Área de Formación a nivel diocesano.
Ramirez se ha caracterizado por ser un joven dedicado al quehacer de la iglesia católica, desempeñándose como Coordinador de Pastoral desde hace aproximadamente tres años.
A sus 22 años de edad, Ramirez se convirtió en otra víctima de la dictadura, puesto que según feligreses, antes de detenerlo a él también se habían llevado a la persona que cuida el Santísimo. “La policía quiere prohibir las visitas al Santísimo”, comentó una esteliana.
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Se llevan a custodio, pero lo liberan
Al otro católico que se habían llevado detenido, lo dejaron en libertad al siguiente día. Sin embargo, el joven Ramírez continúa tras las rejas y presuntamente no permiten que le lleven alimentos.
«Esta es una injusticia. Los únicos motivos que podrían tener para encerrar a Robin es la persecución diabólica que tienen contra la iglesia Católica, él ha sido un chavalo humilde que solo pasa en las cosas de la iglesia y estudiando su carrera», expresó otro joven católico.
Además de estudiar y desempeñarse en la iglesia, Ramírez trabaja en un puesto de frutas en esta misma ciudad norteña. Él habita junto a su madrina; una señora de la tercera edad.
El día del secuestro
El líder de la pastoral juvenil fue detenido en horas de la mañana del 13 de abril. Los represores de la dictadura llegaron hasta su vivienda, “lo enchacharon” y lo subieron a la patrulla, pero a diferencia de otros detenidos no lo sentaron en la camioneta.
“No a él se lo llevaron a pie con las esposas puestas y así recorrieron hasta el barrio El Rosario, luego lo llevaron a la estación policial Boris Vega, que queda al otro extremo de la ciudad”, explicó una fuente que cree que el recorrido fue con el fin de humillarlo y dejar un claro mensaje represivo para los demás católicos.
Ese día, Ramirez llevaba puesta una camiseta de la iglesia. Los feligreses están orando por él y demandan su liberación.
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