Marta Patricia Molina está convencida de que la ira ciega que Daniel Ortega y Rosario Murillo contra la iglesia Católica es porque los obispos y sacerdotes “le han gritado la verdad” y no callan los abusos que su régimen comete contra los ciudadanos nicaragüenses.
“Ellos (los dictadores) no están acostumbrados a que les digan la verdad y la iglesia no puede hablar de otra manera”, dice Molina, quien como miles, ha tenido que salir del país y exiliarse para salvaguardar su vida o evitar una cárcel segura.
La investigadora nicaragüense ha recopilado las agresiones de la dictadura de Daniel Ortega contra la iglesia Católica en el país. Antes de irse al exilio se dedicaba a la investigación en la academia y era consultora en temas de derecho. Es abogada, católica y se ha confesado una amante de los gatos.
Molina tiene un máster en temas de corrupción y Estado de derecho y es de las cree que todos los nicaragüenses debemos construir una memoria de todos los abusos y crímenes de la dictadura para cuando llegue el momento de la justicia. Ello explica en parte, sus investigaciones sobre los ataques a la iglesia, los que viene documentando desde el estallido social de abril.
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¿Qué motiva una investigación sobre la persecución que sufre la Iglesia en Nicaragua?
“Siempre me ha gustado el tema de las investigaciones, de hecho lo que yo realizaba eran las investigaciones en la administración pública, principalmente aquellos que daba seguimiento la Contraloría General de la República (CGR), como ente fiscalizador de las cosas públicas.
Pero después me fui inmiscuyendo en todas las agresiones, como católica que soy me preguntaba ¿Qué estaba haciendo la dictadura en contra de la iglesia Católica nicaragüense? Entonces las fui documentando, usando la técnica de la sistematización científica, eso lo que pretendía yo, que fuera para autoconsumo, pero después cuando observé que eran más de 100 agresiones, decidí que debía hacerse público, había que denunciarlo”.
Tan grave ha sido…
“Si. Esto no era para quedármelo, sino para compartirlo a nivel nacional e internacional, para crear conciencia en cada ciudadano de lo que está ocurriendo. Pero también, crear una memoria histórica, porque los nicaragüenses olvidamos muy fácilmente todos aquellos aspectos negativos y por eso estamos donde estamos.
Pero también, que esto, sirva de pruebas en la nueva Nicaragua, para que el sistema de justicia estudie y de seguimiento a estos actos que son en contra de la Constitución Política de Nicaragua y en contra de las leyes de la república, para que se juzgue y se procese correctamente a todos aquellos funcionarios que han mal, que servido al régimen y han atacado a la iglesia Católica”.
Hablemos de las agresiones, ¿Que dice su investigación?
“Parte de la metodología que he utilizado es hacer una tipología, o sea un diseño, porque son diferentes las agresiones que se han desarrollado en contra de la iglesia Católica.
Entonces están las agresiones a los templos, estas tienen su misma dinámica porque están los robos, las profanaciones, los cortes injustificados de servicios eléctricos, hay otra tipología que se enfoca más a las agresiones a los sacerdotes, cuando me refiero a este grupo; son obispos sacerdotes, seminaristas, los diáconos y las religiosas, todo lo que ellos han sufrido”.
¿Cómo ha atacado el régimen a los religiosos?
Bueno, hay cárcel, hay difamaciones, expulsiones, los procesos de criminalización en contra de cada uno de ellos. Hay otra parte de la tipología que es las pintas, los mensajes de odio, también están las hostilidades a la Santa Sede que son una tipología reciente, porque también la dictadura ha atacado abiertamente al Estado de El Vaticano.
También están las agresiones directamente a los laicos y otra parte es los cierres arbitrarios de las organizaciones sin fines de lucro de los proyectos sociales de los medios de comunicación religiosos”.
¿Usted identifica qué diócesis están siendo más afectadas con las agresiones de la dictadura?
“En Nicaragua existen ocho diócesis y también tenemos la Arquidiócesis de Managua, esta es la que más ha sido afectada, está compuesta por los departamentos de Managua, Masaya y Carazo, seguida de la Diócesis de Matagalpa, Diócesis de Granada, Diócesis de Jinotega y en menor medida Bluefields y Siuna.
¿Por qué cree que el régimen las ataca?
“Lo que pasa es que los obispos y sacerdotes hablan siempre con la verdad y esto lo provee a la luz del evangelio, ellos no pueden predicar algo distinto al evangelio y el mismo evangelio es un anuncio y denuncia de todas las arbitrariedades que se cometen no solo en Nicaragua, si no a nivel mundial.
Entonces la dictadura no está acostumbrada a escuchar la verdad, sino que ellos lo que pretenden es que todas las personas los adulemos y aplaudamos también, todas las arbitrariedades que se están cometiendo. Los clérigos lógicamente no están para adular a nadie, si no para hablar con la verdad, entonces cómo es la única institución que ha quedado en el país porque la dictadura ha ido contra todas, la iglesia no ha callado”.
¿Usted cree que la han podido doblegar?¿Han cedido los religiosos?
“No. Sigue de pie, cumpliendo su misión evangelizadora, gozando de gran credibilidad tanto a nivel nacional como internacional y como la dictadura erradicó todos los espacios democráticos, entonces en este momento se están enfocando en cómo destruir y aniquilar a la iglesia Católica, claro no lo lograrán.
Y no ganarán porque es una institución que tiene más de dos mil años de existencia, además fue fundada por Cristo Jesús y ninguna dictadura, menos la sandinista, va poder acabar este sistema de religiosidad, esta institución que se llama iglesia Católica”.
¿Por qué el régimen se ha ensañado en contra de la iglesia Católica? No vemos que siga a otra denominación…
“Sabemos que el pueblo evangélico constantemente están en oración para que se termine esta persecución en contra de la iglesia Católica y también en contra del pueblo nicaragüense, pero no así sus principales líderes y estos son los que tienen una complicidad con la dictadura, son quienes bendicen todas estas arbitrariedades que se están cometiendo y por eso vemos a la dictadura con un afán de congraciarse con ellos. Es servilismo. Vemos por ejemplo, que les están permitiendo todas sus actividades.
A cambio de callar, la dictadura les ceden propiedades, dinero, para que estos pastores evangélicos se sientan bien, no son todos los pastores evangélicos, son algunos cinco y que ya nosotros los conocemos perfectamente. Son este grupito de pastores corruptos, quienes están aplaudiendo todo lo que es la dictadura. En sí todos los nicaragüenses evangélicos, como no evangélicos, los católicos y no católicos, tenemos el derecho de profesar nuestra fe, ya sea en público o en privado porque la Constitución Política nos tutela este derecho”.
¿Cuál es el futuro que usted le ve a la iglesia Católica ante este escenario de persecución?
“En este momento yo me encuentro realizando la cuarta entrega de ´Nicaragua: una Iglesia Perseguida´. De abril 2018 a marzo 2023 en la tercera entrega registramos 529 agresiones, ya en esta cuarta entrega, que voy a realizar en los próximos meses, los datos ya han incrementado o sea que ese número 529 ya está completamente desfasado y ¿Eso qué significa? Qué las agresiones continúan.
Mientras la dictadura Ortega Murillo esté instaurada en Nicaragua, van a seguir persiguiendo a la iglesia, porque los clérigos van a seguir hablando con la verdad y denunciando en las homilías todas estas persecuciones, todos estos asesinatos, todos estos actos de tortura que está realizando la dictadura”.
¿Cómo usted lee el silencio de la Conferencia Episcopal de Nicaragua? Especialmente en momentos en que un Obispo está preso…
“No se que es lo que ocurre, puedo decir porque está a la vista pública que hay un silencio, no se que es lo que piensan los señores obispos y considero que en algún momento, ellos van a tener que hablar, porque la misma escritura te dice que cuando un miembro del cuerpo sufre, todo el resto también sufre. Yo sé que ellos están constantemente en oración, pero también nosotros como laicos siempre necesitamos escuchar la voz de nuestros obispos y prácticamente el único que está hablando en este momento como parte de la Conferencia Episcopal, es monseñor Silvio José Báez.
Yo creo que puede ser por prudencia, que estén en un tiempo tan prolongado de silencio o posiblemente estén pidiendo una luz al Espíritu Santo. Nosotros queremos ver una Conferencia Episcopal que reaccione, que llame a las cosas por su nombre”.
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