A pesar del discurso «antiimperialista» de Daniel Ortega, el dictador de Nicaragua se derrite en halagos y favores hacia los regímenes de Rusia y China, «países con objetivos de dominación imperial», confirmando que Ortega es el verdadero «vendepatria» del país, término que el régimen acuñe a opositores.
«Daniel Ortega, además de dictador, criminal, corrupto, tambiés es un demagogo», señaló el abogado y periodista Héctor Mairena, de la Unión Democrática Renovadora (UNAMOS).
En declaraciones a Nicaragua Investiga, Mairena explicó que ese discurso antiimperialista pretende fabricar un supuesto enemigo externo que le permita al régimen de Ortega «justificar las agresiones y la persecución a las fuerzas democráticas nicaragüenses y a los espacios independientes, y moralizar a sus bases que cada vez están diezmadas».
Además, Rusia, China, Irán y, ahora, Bielorrusia son el refugio de la familia dictatorial de Nicaragua ante el rechazo internacional.
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Sin embargo, ese discurso «cae por su propio peso», añadió Mairena. Ejemplo de ello es el apoyo que Ortega le da a Vladimir Putin en su guerra de agresión contra Ucrania, y las cifras económicas que confirman que Estados Unidos y la Unión Europea siguen siendo los principales socios comerciales de Nicaragua.
«Ortega es un vendepatria (traidor) y la prueba más clara y contundente es la concesión canalera que hizo a un testaferro chino (Wang Jin). Ortega no cree en la soberanía nacional, la entregó a ese chino y la concesión sigue vigente. Ortega se encargó, incluso, de llevarlo a una disposición constitucional», recordó Mairena.
La gira de orteguistas por Bielorussia y Rusia confirma servilismo a fuerzas extranjeras. El discurso antiimperialista trillado se contradice al ir a besarle las manos a dictadores violadores de DDHH, invasores y perpetradores de crímenes de lesa humanidad, como son ellos mismos. pic.twitter.com/mBxjoRRyh6
— Juan Sebastián Chamorro (@Jschamorrog) May 25, 2023
Por su parte, el excarcelado político Juan Sebastián Chamorro dijo al respecto que la reciente gira de funcionarios de Ortega por Bielorrusia y Rusia confirma el «servilismo a fuerzas extranjeras».
«El discurso antiimperialista trillado se contradice al ir a besarle las manos a dictadores violadores de derechos humanos, invasores y perpetradores de crímenes de lesa humanidad, como son ellos mismos», manifestó en Twitter.
El abogado y activista Juan Diego Barberena coincidió en que esa narrativa ya no tiene ningún efecto, «ni dentro de sus bases ni desde una perspectiva geoestratégica, pues el intento de crear una polaridad revolución-imperio ya no tiene eco en los regímenes de izquierda democrática».
«Ahora bien, menos efecto y razón tiene cuando vitorea a China y Rusia que tienen objetivos de dominación imperial, que agreden a otras naciones y buscan ejercer hegemonía», añadió Barberena a este medio.
El miembro del Consejo Político de la UNAB reafirma que el fondo de este contraste en el discurso de Ortega estriba en que el dictador usa esas narrativas para justificar lo que sucede en Nicaragua y continuar su diatriba contra el «imperio yanqui».
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