El dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, se ha quedado con la lealtad de pocos nicaragüenses que reciben prebendas o aún romantizan la revolución sandinista de los años 80, pero ni Ortega ni su partido FSLN dan esperanza a la gran mayoría, señalan analistas políticos.
La reciente encuesta de la firma Cid Gallup confirma que el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) tuvo una caída del 22% al 16% de simpatía en un año. A su vez, solo 3 de cada 10 nicaragüenses aprueban la presidencia de Ortega. El caudillo obtuvo una aprobación de apenas 34% frente al 56% que desaprueba su gestión.
Para el analista político Eliseo Núñez Morales, «Ortega se ha quedado con una membresía que proviene estrictamente de quienes, de alguna manera, simpatizaron con su revolución de los años 80, de ahí es donde ha estribado la mano dura».
«Se mira en los combatientes históricos, en los viejos mandos de la Policía», explicó el exdiputado liberal a Nicaragua Investiga.
Según Núñez, los números reflejan que la situación de Ortega y su partido está «complicada» porque «el FSLN no tiene capacidad de poner un sucesor nuevo» ante la ausencia del dictador.
Base del FSLN se sostiene con prebendas
Por su parte, el analista político Israel Lewites Cornejo considera que el sandinismo histórico también ha sentido descontento hacia la dirigencia de su partido.
«Es la realidad la que se está imponiendo. El ciudadano de a pie va viendo consecuencias del deterioro de la situación sociopolítica y económica del país», dijo a este medio.
El también escritor señaló que, al parecer, los que apoyan a Ortega y su partido son «quienes directamente están recibiendo beneficios, prebendas; personas que tienen puestos en el Estado, familiares que reciben dinero del Estado y un pequeño sector que cree en la revolución sandinista».
Agregó que también hay jóvenes que optan por afiliarse al partido ante la falta de oportunidades.
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Sin embargo, los número negativos, tanto del dictador como de su organización, «hace mucho no le interesan a la familia Ortega Murillo».
«Lo único que busca Ortega es mantener un reducto violento absolutamente fiel; una ínfima minoría de la población, pero lo suficiente para mantener el terror en el resto», sostuvo.
Deploró que la oposición de Nicaragua ha sido incapaz de capitalizar este descontento.
Ortega y el FSLN no resuelven problemas del pueblo
Asimismo, Luis Haug, gerente general de la encuestadora Cid Gallup, explicó que, según los resultados de la encuesta, la tercera parte de la población que aún aprueba a Ortega es la que se muestra «optimista», la que considera que los problemas económicos «no son tan relevantes».
«Vemos una solidez muy fuerte y apoyo significativo entre los que se declaran sandinistas y los que consideran que el presidente Ortega está haciendo muy buena su labor. Hay casi un total apoyo, pero es cada vez menor», reiteró en declaraciones al medio Confidencial.
Por el otro lado, vemos que casi siete de cada diez personas simplemente perdieron la esperanza en que esta Administración pueda realizar una «mejor labor» para resolver los problemas de las familias nicaragüenses como el desempleo y el costo de la vida.
«La gran mayoría no tiene preferencias por una u otra organización. Y el Frente Sandinista también está perdiendo ese enamoramiento que tenía de los ciudadanos en un pasado», agregó Haug.
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