La negociación entre el Vaticano y el régimen de Daniel Ortega para lograr la excarcelación de los sacerdotes nicaragüenses, incluido monseñor Rolando Álvarez, «no fue fácil», reconoció este jueves 18 de enero el canciller del Vaticano, arzobispo Paul Gallagher.
Las declaraciones las brindó durante una conferencia de prensa realizada en la Santa Sede, en ocasión a los 200 años de la muerte del cardenal Ercole Consalvi, un símbolo de la diplomacia vaticana.
«Es claro que negociar cosas como la salida de estos sacerdotes de Nicaragua no fue fácil», manifestó.
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Monseñor Álvarez junto al obispo Isidoro Mora y otros 15 sacerdotes y dos seminaristas fueron excarcelados y desterrados a Roma el 14 de enero.
El régimen de Ortega y Rosario Murillo justificó el destierro de los religiosos señalando que «el viaje» fue producto de un «diálogo franco, directo, prudente y muy serio» con la Santa Sede.
Una fuente cercana a la Iglesia católica nicaragüense dijo a Nicaragua Investiga que el papa Francisco fue quien ordenó la salida del obispo Álvarez, que se encontraba privado de libertad desde agosto de 2022. El líder religioso estaba renuente al destierro, en medio de las torturas en la cárcel, según denuncias.
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Monseñor Gallagher dijo desconocer sobre estos últimos pasos para lograr la «liberación» de los sacerdotes nicaragüenses porque ha estado fuera de Roma en los últimos días y no estuvo involucrado en las negociaciones, sin embargo, destacó que la figura de Consalvi es siempre «una inspiración».
«Consalvi como figura diplomática es una inspiración para muchos de los problemas que debemos afrontar hoy, que parecen imposibles, que no hay soluciones. Son tiempos borrascosos», declaró.
«Diplomacia vaticana todavía tiene su papel»
El secretario para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado del Vaticano explicó que, en los momentos actuales, «la diplomacia todavía tiene su papel, la diplomacia en general y la diplomacia eclesial».
«Es importante renovar el multilateralismo en tiempos tormentosos como el nuestro», sostuvo.
En octubre del 2023 la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo desterró también a 12 sacerdotes y los envió a Roma, tras un acuerdo con el Vaticano.