El presidente de Brasil Luiz Inacio Lula Da Silva, se refirió públicamente a las diferencias que se han suscitado últimamente entre su gobierno y el del dictador Daniel Ortega en Nicaragua.
Lula, uno de los líderes más influyente de la izquierda latinoamericana, explicó nuevamente que desde que fue a Roma el año pasado y tuvo conversaciones con el Papa Francisco, quien le pidió que mediara a nombre de El Vaticano con Ortega para liberar a Monseñor Rolando Álvarez, detenido por razones políticas, este le dejó de contestar el teléfono.
«Él inventó quinientas mil disculpas para no atenderme, así que dejé de intentarlo», dijo Lula en el programa brasileño Rede Mais.
Relató cómo Ortega ordenó la expulsión de su embajador en Managua, Breno De Souza, alegando que éste no asistió al evento de celebración del 45 aniversario de la Revolución Popular Sandinista el 19 de julio.
«¿Entonces qué hice? también envié a su embajador lejos porque (…) (el embajador) no está obligado a ir, lo hará si él quiere», señaló.
El Presidente Lula habla de las diferencias con el dictador Daniel Ortega de #Nicaragua:
“Yo intenté hablar con él y nunca me respondió el teléfono, ahora expulsó a nuestro Embajador por no ir al acto de la Revolución Sandinista… pues yo expulsé también al suyo” pic.twitter.com/Ew5QfY2hMA
— Mag Jorge Castro🇨🇺 (@mjorgec1994) August 30, 2024
Cortante y duro
El líder brasileño fue enfático: «Yo todo este comportamiento no lo acepto, no lo acepto. Este país es muy grande, Brasil no tiene disputas con nadie, Brasil no quiere disputas con nadie», indicó.
Advirtió que quienes quieren conflicto con su país no podrán tener éxito por que «yo quiero cuidar de Brasil».
Sobre el caso de Nicolás Maduro, que al parecer es lo que en el fondo ha generado las molestias de Ortega contra Lula, quien funge como mediador en la búsqueda de un acuerdo de transición hacia la democracia en el marco de la crisis postelectoral en ese país, y que en reiteradas ocasiones ha llamado al dictador venezolano a entregar las actas de votación que comprueben su supuesto triunfo, el presidente de Brasil señaló que «Maduro asumirá las consecuencias de sus acciones y yo las consecuencias de las mías».
«Ahora soy políticamente consciente de que traté de ayudar mucho, pero mucho», concluyó.
Ortega se fue con todo
El pasado 27 de agosto en un acto oficial, Daniel Ortega arremetió contra Lula a quien llamó «arrastrado» en cadena nacional.
Ortega dijo que el presidente de Brasil quiere ser «el representante de los yanquis». El dictador sandinista acusó a Lula de andar «repitiendo las consignas de los yanquis y de los europeos, y de los Gobiernos arrastrados de América Latina».
«¡Te estás arrastrando también, Lula! ¡Te estás arrastrando, Lula!», dijo Ortega. Pero, dejando atrás sus antiguas alianzas y complacencias, el caudillo sandinista fue más duro al recordarle actos de corrupción que escandalizaron a Brasil en su anterior mandato, como el de Lava Jato. Un caso sacado a luz por una investigación periodística que involucró a varios medios de comunicación y que destapó una red de sobornos y lavado de dinero desde el Estado, lo que desencadenó en el arresto de Lula el 7 de abril de 2018 por supuestamente beneficiar este esquema delictivo mientras estuvo en la presidencia entre 2003 y 2011.
«Acordate bien de todo eso (…). Aparentemente no fue un Gobierno muy claro, muy limpio. Acordate Lula y te podría mencionar una docena de cosas más», sentenció Ortega.