Bayardo Arce Castaño, figura clave de la Revolución Sandinista de los años 80 y hasta recientemente el principal consejero económico del régimen de Daniel Ortega, ha superado los 100 días incomunicado en una celda de la cárcel La Modelo, en Tipitapa, según revelan fuentes cercanas a su entorno familiar.
De acuerdo con información publicada por el Diario La Prensa, editado en el exilio, el veterano líder no goza de arresto domiciliario –como falsamente filtró el régimen–, sino que enfrenta condiciones de aislamiento total, sin visitas ni actualizaciones sobre su estado de salud, que presuntamente se ha deteriorado.
🎥 Dictadura ya vigila oficialmente a todos los nicaragüenses.
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— Nicaragua Investiga (@nicaraguainvest) November 7, 2025
Arce, quien fue uno de los nueve comandantes históricos del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y el último en alinearse públicamente con Ortega hasta su detención, desapareció de la vista de sus allegados en la madrugada del 31 de julio. Su captura se produjo tras un violento allanamiento policial en su residencia y oficinas, ejecutado horas después de que la Procuraduría General de la República (PGR) lo acusara de «desacato» por negarse a entregar documentos sobre supuestas irregularidades en transacciones inmobiliarias y societarias. «El señor Arce se limitó a argumentar que todo le pertenecía, y por lo tanto, no tenía ninguna obligación de responder a la PGR o a sus investigaciones», detalló el comunicado oficial de la PGR en ese momento.
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Dos de las hijas de Arce expresaron su angustia en plataformas digitales. Sofana Arce Baltodano, fruto de su relación con la excomandante guerrillera Mónica Baltodano, compartió un emotivo tributo: «¡100 días! ¡Te amo, papá! ¡Te mando fuerza y salud y todo nuestro amor donde estés!», acompañado de emojis de corazones. Por su parte, Ariadna Arce Ybarra-Rojas, hija con Amelia Ybarra-Rojas –accionista de la empresa AgriCorp–, invocó imágenes poéticas de consuelo: «100 días desde que te llevaron. Que la inmensidad de este mar te acuerpe, te dé refugio, te libere… Te amo», ilustrado con una fotografía de olas rompiendo en la playa.
Fuentes que fueron consultadas por La Prensa desmienten categóricamente la versión oficial de que Arce estaría bajo «casa por cárcel», similar a la aplicada al excomandante Henry Ruiz. «El régimen circuló la mentira de que estaba en casa por cárcel […] Pero es falso», afirmó una persona cercana al detenido, quien también alertó sobre posibles abusos físicos en su reclusión.
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Adicionalmente, su asistente personal, Ricardo Bonilla, permanece detenido desde el mismo 30 de julio por rechazar citaciones de la PGR, sometido a interrogatorios en el Sistema Penitenciario Nacional. Las oficinas de Arce en el barrio El Carmen –a escasos metros de la residencia de los Ortega Murillo– permanecen selladas y vigiladas por el Ejército, aunque otras de sus propiedades no han sido incautadas.
De aliado leal a blanco de la purga interna
La caída de Arce en desgracia se precipitó el 26 de julio, cuando la PGR inició una pesquisa por «transacciones y/o negociaciones al margen de la ley» en bienes y sociedades vinculadas a él. Días después, el 6 de agosto, Rosario Murillo –esposa de Ortega y codictadora autoproclamada– impulsó una ambiciosa reforma constitucional bajo el lema «Todos contra la corrupción». La medida, aprobada por la Asamblea Nacional controlada por el FSLN, creó la Procuraduría General de Justicia, un nuevo ente dedicado a «perseguir implacablemente» a los implicados en actos de malversación, con penas máximas del Código Penal.
«La copresidencia de la República ha orientado la creación de una Procuraduría General de Justicia que […] identifiquen, persigan, procesen y penalicen, castigando firmemente, sin ninguna consideración que pretenda disminuir el vicio evidente de los corruptos», proclamó Murillo en un discurso televisado. Ella misma remitió la iniciativa al Legislativo, advirtiendo que no tolerarían «disfrazar o encubrir intereses ajenos a nuestro pueblo para cometer o seguir cometiendo infames actos de robo y saqueo contra el pueblo nicaragüense».
Analistas ven en esta ofensiva un mecanismo para liquidar a antiguos colaboradores, utilizando pasados enriquecimientos ilícitos –como los derivados de expropiaciones en la era sandinista de los 80– como pretexto para eliminar disidentes internos.
Arce, quien ayudó a edificar el andamiaje autoritario actual junto a Ortega y Murillo, ahora comparte destino con otros excomandantes.
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Humberto Ortega, fallecido como prisionero el 30 de septiembre de 2024, y Henry Ruiz, también bajo custodia. Su arresto, confirmado por testigos que describieron patrullas irrumpiendo «por la fuerza» en su hogar, marca un giro irónico: el hombre que forjó alianzas con el poder se convierte en su víctima, en medio de un régimen que, según observadores, acelera purgas para consolidar lealtades absolutas.
El régimen nicaragüense no se ha pronunciado de manera oficial sobre el paradero de Arce Castaño.
Nicaragua Investiga



































