Para muchos Rosario Murillo preparaba su camino a la presidencia, pero a tan solo un año de haber dado uno de los pasos más importantes para lograrlo; su nombramiento como segunda al mando del país, estallaron las protestas sociales.
La crisis sociopolítica significó una caída estrepitosa en los índices de aceptación de Murillo. Una encuesta de la firma costarricense Cid Gallup reveló que en septiembre de 2017 Murillo no solo contaba con gran popularidad, sino que incluso llegaba a sobrepasar los números de su esposo, con una vida en la política.
Mientras Daniel Ortega contaba con un 66% de opinión favorable, Rosario Murillo alcanzaba el 89%. El 39% entonces, pensaba que su gestión como vicepresidenta era «muy buena» , mientras otro 42% la calificaban como «algo buena».
El verdadero rostro de Murillo
Al estallar las protestas sociales en abril de 2018 tras anunciarse una reforma unilateral al seguro social, fue Rosario Murillo y no Ortega quien enfrentó la crisis los primeros días. Lo hizo agresivamente: envío policías y turbas de la JS a agredir a los ancianos que reclamaban por el recorte a su pensión.
Más tarde Murillo sumó insultos.
«Puchitos, miserias humanas, vampiros, diabólicos, extraterrestres». Pronto su imagen terminó en el abismo del rechazo social.
La más reciente encuesta de Cid Gallup la ubica como «la peor evaluada» a nivel estatal.
Solo un 27% le otorga una calificación de «buena o muy buena».
Las decisiones de los últimos dos años también afectaron a todo el partido. El FSLN perdió a su base histórica, esa que se mantenía inamovible desde 1980.
Del 38% de siempre, pasó apenas al 24%, su nivel más bajo en la historia.
La sanción
La sanción que recibió Rosario Murillo el pasado por parte de Estados Unidos que la acusó de tener control sobre las instituciones juveniles del FSLN y la policía, a los que acusa de haber «cometido ejecuciones extrajudiciales, torturas y secuestros».
También la señala de haber organizado los llamados «escuadrones de la muerte» que provocaron caos y violencia en el país entre 2018 y 2019.
Estas sanciones impiden a Murillo aspirar a cargos públicos como la presidencia porque le impide cualquier tipo de transacción económica, que está en obligación de ejecutar todo mandatario.
Murillo sin embargo tiene una opinión distinta de su gestión.
Este 22 de junio celebrando su cumpleaños dijo que da gracias a Dios porque «nos permite trabajar y ofrecer resultados» y aseguró que se ha esforzado «promoviendo paz y bien todos los días».
«Nos felicitamos nosotros, porque podemos trabajar así de coordinados», enfatizó Murillo solo minutos después de haberse quejado de los «enredados» informes que le pasan diariamente sus funcionarios para su llamada telefónica.
Sin embargo hasta ahora se desconoce si el FSLN conservará a Ortega, también desgastado en las encuestas, como candidato presidencial para las elecciones de 2021 o se arriesgará a llevar a Murillo a ese puesto a como muchos piensan estaba planificado antes de la crisis.
Foto principal: Murillo se juramenta como vicepresidenta/ 19 Digital
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