La oposición no es la única que se está preparando para los comicios presidenciales de noviembre próximo, pues Daniel Ortega tiene también su estrategia definida que poco a poco irá dejando al descubierto, aunque para los analistas de la firma británica The Economist Intelligence Unit es bastante clara y prevén que Ortega nombre a Rosario Murillo como candidata presidencial por el FSLN.
«El dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, utilizará unas elecciones en noviembre para inaugurar su dinastía, buscando convertir a su excéntrica esposa, Rosario Murillo, en su sucesora como presidente. El fraude electoral está garantizado y también una nueva ola de protestas» apuntan los analistas en su más reciente informe titulado «El Mundo en 2021».
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Para el analista político Edgard Parrales, el nombramiento de Murillo para la presidencia es posible porque el propósito de la familia gobernante es mantenerse en el poder. «Están en una estrategia concertada con Cuba y Venezuela de mantenerse para insistir en la quelación y perduración de regímenes totalitarios dictatoriales de corte supuestamente socialista» señala Parrales.
El sociólogo y disidente del Frente Sandinista, Oscar René Vargas, tiene una visión distinta a la de Parrales pues opina que «es difícil que Ortega ponga a la señora Murillo como candidata a la presidencia» porque eso implicaría que un tercero deberá ser candidato a vice presidente y los Ortega Murillo correrían el riesgo de perder la dirección del país.
Por otro lado, si Ortega nombra a Murillo como vice presidenta y él continúa como el candidato presidencial, Ortega «asegura cualquier situación de que el sucesor de él queda en la familia».
Vargas coincide con los analistas de The Economist en que Ortega busca crear una dinastía pero piensa que seguirá el modelo de la dinastía somocista, y más bien será uno de sus hijos quien le suceda en la presidencia una vez que haya fallecido, y no necesariamente su esposa.
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La otra posibilidad es que Ortega nombre a Murillo como candidata presidencial y que haga fórmula con uno de sus hijos para asegurar que la sucesión quede en la familia, pero para Vargas esto es poco probable debido a que «crearía demasiados problemas al interior del orteguismo» y más bien cree que los hijos de la familia presidencial puedan llegar a la Asamblea Nacional como diputados y en un futuro llegar a la presidencia cuando Ortega haya pasado a otro plano de vida.
División en el FSLN
En lo que sí coinciden el analista y el sociólogo es que el posible nombramiento de Rosario Murillo como candidata presidencial puede causar división a lo interno del partido de gobierno, debido a que la figura de la actual vicepresidenta no crea mucha simpatía para la militancia sandinista.
A criterio de Parrales no es nada raro que Murillo sea la posible candidata del FSLN para los comicios del 2021, pero apunta que sería «una decisión lamentable y delicada para ellos (sandinistas). Es una decisión que le carga más negatividad a ellos por ser la figura de una persona que causa mucho rechazo, no solamente fuera del sandinismo pero dentro de las filas del orteguismo causa mucho rechazo».
Según Parrales la división interna en el FSLN podría manifestarse en los votos con sandinistas absteniéndose o incluso votando por candidatos opositores, sin embargo esa división no sería notoria en público debido a la disciplina partidaria que practican los sandinistas.
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Oscar René Vargas también considera que «Murillo no es una persona que tenga mucha simpatía dentro de la militancia sandinista» debido a que no tuvo ninguna participación política anterior y «su incorporación es por haber sido la mujer de Ortega», pero no porque tenga méritos como política o durante la Revolución Sandinista.
Más bien, Vargas explica que con el estallido de la crisis política, Ortega ha perdido aproximadamente un 18% de su electorado, lo cual lo deja con un 2o%, tomando como punto de partida el 38% que obtuvo cuando llegó a la presidencia en 2006. En caso de que se nombre a Murillo como candidata presidencial, el FSLN no recuperaría ese 18% que ha perdido, si no que más bien perdería aún más a sus electores y eso se reflejaría en los resultados de los comicios, «salvo que Ortega haya decidido desde ya hacer unas elecciones fraudulentas».
Rosario Murillo está sancionada por los Estados Unidos por verse implicada en violaciones a los derechos humanos de los nicaragüenses que protestaron contra su gobierno a partir de abril del 2018, y con su posible nombramiento como candidata a presidenta de la nación «estarían demostrando que le importa un pito lo que la comunidad internacional diga» y se avecinarían «consecuencias graves» para el país, detalla Parrales.
En lo técnico, Rosario Murillo no está inhabilitada para ser presidenta de Nicaragua señala Parrales, pero desde el punto de vista político y ético, no sería una buena idea por parte del FSLN, ya que Murillo está desprestigiada por haber sido acusada de promover violaciones a los derechos humanos de los ciudadanos.
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