Ortega y Murillo felicitan a Xiomara Castro. ¿Qué esperar tras los resultados de las elecciones en Honduras?

Ya el gobierno de Nicaragua se unió al de Venezuela y envió sus felicitaciones a Xiomara Castro, presidenta electa de Honduras, «en nombre del pueblo Nicaragüense y de las Mujeres en particular», expresando «alegría ante esta histórica elección donde una vez más se muestra el Carácter, Noble, Luchador y Trabajador de las Mujeres y Familias de esa Honduras Fraternal y Solidaria», reza la carta firmada por Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Ayer los primeros conteos dieron la delantera a Castro, candidata del partido de izquierda Libertad y Refundación (Libre) de Honduras, en las elecciones presidenciales de ese país. Con un discurso de izquierda y claros lazos a otros gobiernos de corte similar en la región, expertos consideran que un gobierno de Castro podría suponer un nuevo aliado para Daniel Ortega.

Un “rotundo fracaso”: cientos de hondureños se quedan sin votar desde EE.UU. por trabas

Castro es cónyuge del presidente Manuel Zelaya, a quien las fuerzas armadas hondureñas expulsaron del país el 28 de junio de 2009 por orden de la Suprema Corte de Honduras. Tras su deposición, el país pasó por dos gobiernos conservadores del Partido Nacional durante 12 años. Castro vendría a romper esa continuidad.

Su partido, Libertad y Refundación, surgió como coalición de izquierda en respuesta al golpe de 2009 y está afiliado al Foro de São Paulo, organización a la que también pertenecen los partidos Movimiento al Socialismo de Bolivia, el Partido Comunista de Cuba, el Partido Socialista Unido de Venezuela y el Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua, entre otros.

Este gesto de parte del gobierno de Ortega, junto con las tendencias ideológicas del partido de Castro, parecen indicar un acercamiento entre ambos gobiernos y de Honduras hacia la coalición de países «socialistas del siglo XXI» como Venezuela y Bolivia.

Cabe destacar que la alianza cívico-militar que acusó a Zelaya de «traición a la patria» lo hizo en parte motivada por su cercanía con Hugo Chávez, entonces presidente de Venezuela y «líder de la revolución bolivariana». Zelaya fue recibido por Daniel Ortega un mes después de su derrocamiento. Aterrizó en Managua el 29 de julio de 2009, luego se trasladó a la zona fronteriza protegido por el Ejército y Policía de Nicaragua por orden de Ortega, según reportó entonces la El País.

Zelaya trató de volver a Honduras, pero no tuvo éxito al principio. Escondido en el baúl de un carro llegó a la Embajada de Brasil en Tegucigalpa el 21 de septiembre de 2009 y ahí residió hasta que el presidente Porfirio Lobo le dejó ir.

Tiziano Breda, analista en el CA International Crisis Group, cree que, para el caso de Nicaragua, «en el peor de los casos no habría mucha diferencia con la administración actual, que ha mantenido relaciones cordiales, firmado tratados y se ha abstenido de criticar en los foros internacionales».

Pero también considera que, en el mejor de los casos, «precisamente en virtud de la relación estrecha entre Ortega y Partido Nacional, podría darse un reposicionamiento más cauteloso».

«A juzgar por las conexiones que tiene Mel Zelaya, que es el mentor político de Xiomara Castro» comenta el abogado Eliseo Núñez, «no solamente vamos a ver una posición de Honduras como la que hasta ahora hemos observado, que es una abstención y el volver a ver al otro lado. Creo que Ortega se ganó un aliado con esto«.

Núñez recalca que es «una decisión soberana del pueblo de Honduras tenerlos a ellos como gobernantes», pero también considera que fue una victoria de «personas que llegan al poder con discursos populistas».

«El pueblo de Honduras votó por ellos por una mezcla de su discurso populista, de alguna manera esperanzador, pero también por el desastre de gobierno que fue Juan Orlando Hernández, quien simplemente se convirtió en un mafioso más; no era nada que ideológicamente pudiera ser calificado» señala Núñez y añade que «definitivamente, le vienen días muy duros a Honduras, porque esta gente que subió al poder… le va a hacer mucho daño al pueblo hondureño».