Nicaragua y Rusia planean construir una planta de energía nuclear en el país centroamericano. Recientemente la embajadora nicaragüense en el país europeo, Alba Azucena Torres firmó un memorándum de entendimiento con la Compañía Estatal de Energía Atómica de Rusia (Rosatom) en el que se «establece una base para el desarrollo de la infraestructura nuclear en la República de Nicaragua«.
La nota de prensa emitida por Rosatom expresa que es una «cooperación en una amplia gama de áreas, (…) sobre las tecnologías nucleares, y las aplicaciones no energéticas de la energía nuclear en la industria, la agricultura y la medicina». Según los firmantes de este acuerdo, la implementación de estas actividades dará inicio «tan pronto como la situación de pandemia lo permita».
El documento fue suscrito por el vicedirector general de Asuntos Internacionales de Rosatom, Nikolai Spassky y la embajadora en Rusia Alba Azucena Torres, quien fue autorizada para actuar en nombre del Gobierno de Nicaragua mediante el acuerdo presidencial 203-2021. Sin embargo, en dicho encuentro también estuvieron presentes como representantes gubernamentales: Laureano y Rafael Ortega, hijos de la pareja presidencial nicaragüense, y el también sancionado ex Ministro de Hacienda, Iván Acosta, que fungió en estas reuniones como » copresidente de la Comisión Intergubernamental Ruso-Nicaragüense de Cooperación Comercial, Económica, Científica y Técnica».
No hay condiciones para la energía nuclear
Nicaragua no tiene condiciones para administrar energía nuclear, aún cuando se habla de «usos pacíficos» de esta. Las condiciones del país son escasas y más cuando se atraviesan más de tres años de crisis económica, pero además de estas dificultades, Nicaragua carece de personas especializadas que puedan responsabilizarse de la administración de esta planta nuclear, afirma el economista y analista político Óscar René Vargas.
«Una planta de energía nuclear en Nicaragua es una ilusión, nada realista desde la perspectiva económica, técnica, capital humano, etcétera», mencionó Vargas. Afirma que lo que Ortega busca con este nuevo acuerdo es demostrar una sensación de mejoría en el rumbo de Nicaragua durante este nuevo mandato presidencial, pero «están vendiendo ilusiones como los otros proyectos para engañar a la gente que viene un cambio».
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Con este acuerdo Ortega buscaría generar ilusiones incluso en sí mismo al tratar de evitar su aislamiento total, pero convertiría a Nicaragua en una ficha de ajedrez para Rusia, añadió Vargas.
Usos «no energéticos»
Al hablar de una planta de energía nuclear podría intuirse los usos de esta en la energía eléctrica, pero expertos consultados por Nicaragua Investiga aclararon que este proyecto no refiere a este uso, sino a «aplicaciones no energéticas de la energía nuclear», por lo tanto desconocen los fines en que podría aplicarse. Y aún si el uso se destinara para la energía eléctrica sería difícil que operara en Nicaragua por la poca capacidad.
«La generación eléctrica con energía nuclear tiene costos competitivos, sin embargo, su enorme problema es la producción de residuos radiactivos, altamente nocivos para las personas, no se reciclan, hay que tener espacio y saber almacenarlos al final de su vida útil», dijo una experta en temas energéticos que prefirió no ser citada.
Asimismo, los impactos radiactivos de alta peligrosidad que puede tener una planta de energía nuclear pueden significar severos daños para el medio ambiente, aunque «otras aplicaciones no energéticas, reducen los impactos en años (de 100 a 30 aproximadamente), no los eliminan. Hay que tener sumo cuidado con el manejo de las aplicaciones nucleares», refirió la especialista.
Peligro para la región
Cualquier problema de administración de recursos, de inexperiencia o incapacidad humana, o de operación ocasiona desastres nucleares como los ocurridos Chernobyl en 1986 y en Fukushima, una región de Japón en el año 2011, por lo tanto los especialistas consultados señalan que «los rusos no dejarían la planta en manos nicas» en caso de que se realizara.
«Interesante sería la reacción de los vecinos. Cuando Chernobyl la nube nuclear llegó hasta Suecia. Un accidente aquí podría llegar hasta México, dependiendo de la seriedad y de los vientos», mencionaron.
Otros proyectos fracasados
La construcción de una planta nuclear en Nicaragua podría ser otro de los varios proyectos que fracasaron de las alianzas del régimen sandinista con otros países. Uno de los más reconocidos es el proyecto del Gran Canal Interoceánico, del cual el Gobierno de Nicaragua otorgó derechos exclusivos para la construcción en el año 2013, pero que hasta la fecha ninguna de sus obras ha iniciado.
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