Aunque varios analistas consultados no están de acuerdo en si estamos ante una reedición de la Guerra Fría que se vivió en los 80, todos coinciden en afirmar que las tensiones generadas entre China-Rusia y EE.UU-Europa “es una lucha por la hegemonía económica y territorial. Ya no es una lucha ideológica”.
El reciente interés del Gobierno ilegítimo de Ortega por agregar a China en su lista de aliados creó algunas suspicacias. Sin embargo, expertos deducen que solo se trata de “una alianza estratégica comercial” siguiendo los consejos del socio principal de ambas naciones, Rusia.
Los discursos de Daniel Ortega llevarían a pensar que el mundo se ha vuelto a dividir en dos bloques: capitalistas y comunistas, izquierda y derecha, en un esfuerzo por justificar “la corrupción de su administración que es evidente para todo el mundo”, señala Óscar René Vargas en su artículo más reciente ‘La estrategia de Ortega de cara al 2022’.
Vargas concluye que en la búsqueda de aliados internacionales que lo saquen de su aislamiento y le permitan seguir en el poder, Ortega “mete a Nicaragua en batallas geoestratégicas” de las que se desconocen las consecuencias.
Todo indica que el sueño de Ortega es “jugar en las grandes ligas de la geopolítica mundial con el riesgo de terminar siendo la hierba en la pelea de los elefantes”, menciona el analista.
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Correlación de fuerzas
El acercamiento entre Moscú y Beijing se da en momentos de alta tensión en sus relaciones con Occidente. China ha sido señalada por sus constantes violaciones a los derechos humanos y Rusia podría recibir sanciones de parte de EE.UU y Europa si decide invadir a Ucrania.
Putin, por otro lado, ha sabido sacarle provecho a esta amistad estableciendo contratos lucrativos con China en temas energéticos. Así, ambos países acordaron el año pasado un tratado de cooperación por 20 años.
El analista para Centroamérica del International Crisis Group, Tiziano Breda, explica que por mucho que Ortega esté intentando insertarse en esa contienda internacional de superpotencias, “Nicaragua no es un foco, no es clave en esta disputa, principalmente, por su limitada oferta de recursos naturales a nivel estratégico”.
Nicaragua es quizás “una pieza simbólica importante para Rusia y China sobre todo por su posición geográfica (más cercana) a los EE.UU y por lo tanto suscita cierto interés en estos países”, indica el analista para Centroamérica del International Crisis Group, Tiziano Breda.
Otro analista consultado –que prefirió el anonimato—, señala que “Nicaragua no juega ningún papel en esas disputas”. En términos militares y económicos China “no pone en peligro a EE.UU a diferencia de Rusia. Pero aún la relación China-Rusia no le hace ruido a EE.UU. Su alianza es muy débil”.
Para este experto en asuntos políticos de Occidente, China apenas se está perfilando como una potencia económica, “pero le hace falta mucho para poner en riesgo la economía estadounidense. Lo que hay son tensiones puntuales que podrían desembocar en un conflicto militar, pero no de nivel mundial”.
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Alberto Alemán, analista de asuntos Asia-Pacífico, aseveró que Nicaragua no puede aspirar a jugar ningún gran papel en la arena internacional, debido a que es “un país con una economía muy pequeña, severamente empobrecida, que exporta muy poco y es dependiente de la ayuda internacional al desarrollo. No tiene peso ni siquiera en el contexto latinoamericano, mucho menos en el contexto mundial”.
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Alemán en cambio afirma que “sí estamos en una nueva Guerra Fría, pero esta vez es distinta”. La diferencia que observa este analista es que ya no se trata del conflicto entre capitalismo y socialismo o comunismo.
“Aunque China se sigue presentando como un país comunista, tiene una ‘economía socialista de mercado con características chinas’, como ellos lo definen, donde el sector privado tiene un rol muy importante, donde se ha abierto espacio para la iniciativa privada, para el emprendimiento y donde ya el Estado no es absoluto en lo económico”. La principal diferencia es que “ahora se trata de una rivalidad entre democracia y autoritarismo”.
El experto en asuntos de Asia-Pacífico, Alberto Alemán, menciona que China no busca exportar su modelo económico, político y social o ideológico. “China tiene relaciones con todo el mundo y persigue el principio de la no injerencia en los otros asuntos. Hoy, el conflicto entre las potencias no se expresa a través de conflictos de baja intensidad militar en los países del Tercer Mundo. El conflicto es en varios planos: político-diplomático o en el ciberespacio, por la competencia del dominio tecnológico”.
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Para Breda, por otro lado, hay una gran diferencia entre hoy y los 80. “Si bien se mantiene esta disputa con elementos de competencia parecidos, digamos, por la supremacía a nivel internacional entre estos tres países, ya no estamos en un mundo bipolar sino en uno multipolar”.
Según Breda, el elemento clave en esta disputa “ya no es el uso de la fuerza de ‘guerras proxi’ (conflicto donde una potencia utiliza a terceros para defender sus intereses), en ciertos países para establecer el control sobre ellos”, sino que es “el arma comercial”.
En concordancia, el experto en asuntos políticos de Occidente añade que la diferencia esencial es que la Guerra Fría era un conflicto de baja intensidad por influencia política y hegemonía a nivel mundial. “Ahora la razón es la recuperación de territorios y Nicaragua no juega ningún papel en todo eso”.
El analista reveló que “antes de hacer cualquier movida en Nicaragua, Rusia consulta diplomáticamente a EE.UU y, aunque parezca extraño, lo publica en sus medios de comunicación oficiales como Russia Beyond the Headlines (RBTH) o la revista Sputnik”.
En opinión de este analista quizás el único elemento donde Nicaragua podría salir involucrada es en el tema del espionaje electrónico. “Rusia podría usar a Nicaragua para esto, pero ya EE.UU sabe y está poniendo atención”.
Salida de Ortega
Los tres analistas también fueron consultados sobre una eventual negociación entre EE.UU y Rusia por la salida de Ortega, tal y como ocurrió en los 80. Al respecto esto fue lo que respondieron:
Anónimo: “La salida de Ortega no va a ser tema de negociación con Rusia. Ese país no está tan comprometido en Nicaragua como en Venezuela donde sí tiene empresas petroleras y una inversión fuerte del empresariado privado ruso. En Nicaragua, si Ortega sale por un movimiento político interno, quizás apoyado por EE.UU y Europa, Rusia va a acomodarse a las decisiones internas de lo que pase aquí y renegociará los tratados con las nuevas autoridades. Pero no va a ser un punto de negociación entre EE.UU y Rusia”.
Tiziano Breda: “Hace falta entender qué significa Nicaragua para Rusia y explorar si Rusia está interesada en jugar un papel en Nicaragua, no solo de apoyo político y basado en cooperación en temas de seguridad e inteligencia, sino en la resolución de la situación en Nicaragua. Esto no queda claro hasta el día de hoy”.
Alberto Alemán: “Me parece una idea demasiado grande y no se corresponde con la realidad. No creo que semejante negociación tenga lugar”.
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