El 8 de noviembre del 2021 Daniel Ortega arremetió contra los presos políticos nicaragüenses y de manera soez se refirió a estos como “hijos de perra de los imperialistas yanquis”. Ortega ha manifestado su animadversión hacia Estados Unidos, país al que tacha de imperio agresor, criminal e injerencista, y todo aquel que muestra alguna simpatía hacia la política exterior estadounidense para él es un “pelele”.
Pero ahora tras la brutal invasión militar de Rusia a Ucrania, Daniel Ortega guarda silencio y la última vez que se refirió al conflicto en ese país fue el 21 de febrero cuando expresó públicamente su poyo a Vladimir Putin luego que este reconoció la “independencia” de las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk y el envío de tropas.
Resulta que así como Ortega muestra ligereza en relación a los golpes de Estado perpetrados por izquierdistas, asegurando que son acciones “revolucionarias”, también no se muestra tan “antiimperialista” ni “antiintervencionista” cuando los que invaden otros países o reprimer brutalmente a otros pueblos son amigos de él como en este caso, el presidente de Rusia, Vladimir Putin.
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El líder sandinista se ha hecho de la vista gorda ante la gran cantidad de operativos militares ordenados por su amigo del Kremlin, mientras sí ha atacado virulentamente a Estados Unidos por las invasiones a Afganistán, Irak, o las intervenciones en países como Siria.
Madeleine Albright, Secretaria de Estado de EEUU de 1997 al 2001, señalaba el 23 de febrero del 2022 en un artículo de opinión en The New York Times, que los amigos de Vladimir Putin eran básicamente déspotas.
“Putin debe saber que a Rusia no le iría bien necesariamente, incluso con sus armas nucleares, en una segunda Guerra Fría. Se pueden encontrar aliados sólidos de Estados Unidos en casi todos los continentes. Mientras tanto, los amigos de Putin son personas como Bashar al Asad, Alexander Lukashenko y Kim Jong-un”, indicaba.
Y es que resulta que la lista de invasiones y agresiones armadas de Putin no es corta y los apoyos que recibe a nivel internacional es muy poca. Veamos.
Segunda guerra de Chechenia
Este fue un conflicto que se extendió desde 1999 hasta el 2009 entre las tropas rusas y guerrilleros de la República de Chechenia, una de las regiones musulmanas que integran la Federación de Rusia.
El artífice de la guerra fue el propio Putin en agosto de 1999 cuando era Primer Ministro. Putin se valió del apoyo del líder local Ajmad Kadyrov y su hijo Ramzan. Los rebeldes habían establecido República Chechena de Ichkeria. Con el transcurso de los años todos los líderes guerrilleros fueron siendo asesinos uno por uno. Amnistía Internacional estimó en al menos 25,000 los muertos y 5000 desaparecidos.
Ajmad Kadyrov fue asesinato en el 2004. Su hijo Ramzan heredó el poder en Chechenia y a enviado tropas a Ucrania para apoyar a la invasión.
Invasión a Georgia
En agosto del 2008 Vladimir Putin volvió a llevar a Rusia a la guerra, esta vez contra Georgia, un pequeño país caucásico de 69 mil 700 kilómetros cuadrados y menos de 4 millones de habitantes.
La invasión se dio en apoyo a las repúblicas secesionistas prorrusas Abjasia y Osetia del sur. Los enfrentamientos duraron nueve días. Georgia reportó 188 civiles muertos y 170 heridos, como también 168 militares muertos, 1,964 heridos, 14 desaparecidos y 18 policías muertos. Rusia admitió 67 militares muertos y 283 heridos.
Tanto Abjasia como Osetia del Sur lograron con apoyo de Rusia proclamarse “independientes”. Solo son reconocidas por Nauru, Venezuela, Rusia y Nicaragua.
Intervención en Siria
En septiembre del 2015 Putin ordenó a sus tropas intervenir en Siria en apoyo al régimen de Bashar Al Asssad. Los rusos se mantienen hasta el presente en Siria y en gran medida son responsables que Al Assad hubiera recuperado gran parte del territorio perdido frente a islamistas y fuerzas rebeldes contrarias a su régimen. En la campaña Siria se estima la participación de unos 63 mil militares rusos. En el 2019 el gobierno de Putin informaba que mantenía desplegadas en el país árabe unas 3 mil tropas.
Fuerza de «paz» en Kazajistán
En enero del 2022 Rusia envió una fuerza de “paz” a Kazajistán en apoyo al presidente Kasim-Yomart Tokáyev.
El Ministerio de Defensa informó del despliegue de la 45 brigada de las Fuerzas Especiales Aerotransportadas en el marco de la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (CSTO), una agrupación militar integrada por Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Rusia, todas naciones exsoviéticas.
El despliegue militar fue para apoyar al gobierno ante las protestas antigubernamentales registradas en ese país entre el 2 y el 11 de enero.
Crimea, Donbás y ahora el resto de Ucrania
Tras las protestas proeuropeístas que provocaron el 22 de febrero del 2014 la caída del presidente prorruso Víktor Yanúkovich, Rusia invadió Crimea y menos de un mes después Vladimir Putin declaró la anexión.
El conflicto se trasladó inmediatamente a Donetsk y Lugansk donde militantes prorrusos y apoyados por Putin se levantaron en armas iniciando una larga guerra contra el nuevo gobierno democrático de Ucrania.
Casi ocho años después Vladimir Putin empezó a concentrar más de 100 mil tropas en las fronteras con Ucrania hasta que finalmente el 24 de febrero del 2022 ordenó la invasión.
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Grupo Wagner. Mercenarios “privados”
El Grupo Wagner es una “empresa” de mercenarios de élite dirigida por el oligarca ruso Yevgeny Prigozhin, llamado también “ el chef de Putin”.
Estos han sido desplegados en países como Venezuela, donde informes señalan que son parte del equipo de guardaespaldas de Nicolás Maduro. Igualmente han operado en Siria, Libia, Sudán, Mozambique, República Centroafricana y Ucrania.
Organismos defensores de derechos humanos han denunciado a los miembros del Grupo Wagner de violaciones, torturas, desapariciones, ejecuciones y toda una serie de crímenes.
En julio del 2020 Amy Mackinnon, investigadora del portal de análisis Foreign Policy, explicaba a la BBC Mundo que el Grupo Wagner podía contratar mercenarios para desplegarlos en zonas de guerra o bien llevar a cabo acciones más específicas, como ataques selectivos o brindar seguridad.
«Podemos calificarlos también como una sombría red de operadores. Ellos pueden contratar diferentes mercenarios y reclutar combatientes», afirmaba.
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