Este mes de abril se cumplen cuatro años de crisis sociopolítica en Nicaragua, cuyos acontecimientos fueron marcados por la historia de este país al ejecutarse la peor matanza de parte del régimen de Daniel Ortega, contra aquellos que se manifestaron por la ineficiencia del incendio en el Indio-Maíz y las reformas al seguro social.
En estos cuatro años de crisis no se ha hecho un intento de parte del gobierno para buscar una salida y resolver el problema. En cambio, Ortega intensificó la represión sistemática, la vigilancia política contra opositores y se ha entornillado con autoritarismo, según refieren organismos internacionales de derechos humanos.
En el 2018, la crisis inició el 3 de abril con el incendio forestal en la Reserva Indios-Maíz, uno de los más severos que se haya conocido en la reserva biológica, y la más importante del país junto con la Reserva de Biosfera Bosawás. Las llamas devoraron más de 5,500 hectáreas de bosques.
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Organismos ambientales y comunidades locales insistieron con llamamientos al gobierno de Ortega para sofocar las lenguas de fuego, pero la respuesta llegó hasta 7 de abril, cuatro días después de iniciado el incendio, cuando se había consumido al menos 3 mil hectáreas. El régimen decretó alerta amarilla en varios los municipios de Nicaragua.
Jóvenes universitarios y organismos ambientales levantaron su voz por la ineficiencia del gobierno para detener el incendio. “Se empezó a movilizar al Ejército, apoyado por unas 120 personas voluntarias. Después llegó refuerzo de unos 500 soldados, vía aérea y acuática”, dijo en ese entonces el presidente de la Fundación del Río, una organización ambiental que fue despojada de su personalidad jurídica meses después.
Reformas al seguro social, la chispa que hizo explotar la bomba
Las reformas al seguro social impuestas por el caudillo sandinista se trataron de un aumento sustancialmente a las contribuciones patronales y laborales, aplicando un impuesto a las pensiones de los jubilados y una disminución a las pensiones futuras. Esto creó desencanto en los nicaragüenses y terminó generando una ola inesperada de protesta social, que inició el 18 de abril de 2018.
El régimen reprimió brutalmente a los manifestantes. 355 muerto documentó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), miles de heridos y centenares de exiliados que hasta la fecha sigue en aumento el éxodo hacia Costa Rica y Estados Unidos.
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Entre los asesinados se encuentra el periodista Ángel Gahona que muere mientras transmitía en directo las protestas en Bluefields. El caso continúa en la impunidad. Su esposa y su hija engrosan la larga lista de exiliados.
Hubo dos intentos de diálogo que fueron fallidos. Los que participaron en la segunda mesa de negociación, aseguran que el régimen no cumplió con lo que se acordó. Desde entonces, el mandato de Ortega ha tenido un fuerte rechazo internacional, encontronazos en la diplomacia exterior por negarse a aceptar los hechos.
El 19 de abril hubo un levantamiento inesperado de estudiantes en universidades de Managua (UNI, UPOLI y UNA). Ese mismo día comenzaron las protestas en el interior de país. Se registraron los primeros muertos.
Ortega declaró 19 de abril como «Día Nacional del Deportista» en un intento por borrar la represión estatal, a pesar que en esta fecha los nicaragüenses conmemoran la insurrección de abril, y el inicio de la matanza.
El rechazo internacional y falta de voluntad
Previo a las votaciones generales de 2021, Ortega desató una cacería contra los precandidatos presidenciales. En mayo de ese año comenzó a fabricar delitos de lavado de dinero y activos, por menoscabo a la soberanía nacional y otros que supuestamente son acusado bajo la Ley de Ciberdelitos.
Más 170 presos políticos se encuentran en el Sistema Penitenciario Jorge Navarro (La Modelo) y en el Complejo Judicial Evaristo Vásquez, considerado como un centro de torturas, según organismos de derechos humanos nacionales e internacionales.
Eddy Montes falleció siendo reo político en La Modelo y el exguerrillero Hugo Torres, también pereció cuando era otro reo de consciencia.
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En enero de este año, Ortega, asumió su cuarto mandato consecutivo junto con su esposa Rosario Murillo, que lleva por segunda ocasión el cargo como vicepresidenta. Esto se dio en medio de sanciones y presiones de Estados Unidos y la Unión Europea, pero con el apoyo de China y Rusia.
En todo este tiempo, la comunidad internacional ha rechazado al régimen del caudillo sandinista por todas estas acciones. Sin embargo, la lealtad sandinista está cayendo a piques y muchos están desertando por la dictadura que se ha instaurado en Nicaragua, como lo denunció Arturo McFields ante la Organización de los Estados Americanos (OEA).
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