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Así se burló Ortega una y otra vez de Almagro desde las elecciones del 2016

En el 2017 Ortega y la Organización de Estados Americanos incluso firmaron un memorándum de entendimiento, pero esto nunca prosperó y tres años después expiró.

Desde antes del 2018 en Nicaragua había denuncias de abusos a los derechos humanos, fraudes electorales e irrespeto al derecho a elegir y ser elegido. Sin embargo, la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA) no se mostró precisamente muy beligerante ante el caudillo sandinista y para la historia han quedado las imágenes del 2 de diciembre del 2016 cuando Luis Almagro llegó hasta la Secretaría del Frente Sandinista para felicitar a Daniel Ortega y a Rosario Murillo por haberse impuesto en las votaciones del 6 de noviembre de ese año.

“Quiero manifestar mi alegría de estar en Nicaragua, mi alegría de poder volver a esta tierra y poder tener las conversaciones que hemos tenido y la oportunidad de estar reunido con el presidente y la vicepresidenta electa”, dijo Almagro, resaltando que Ortega siempre “será admirado por los países” y “toda la comunidad latinoamericana y del Caribe por su lucha contra la dictadura de Somoza”.

Felicitaciones pese a eliminación de la oposición

Almagro omitió en esa ocasión que Ortega se estaba reeligiendo por segunda vez consecutiva y que Murillo, en medio de señalamientos de ilegalidad, había sido impuesta por éste como su fórmula presidencial.

El Secretario General de la OEA también pasó por alto que el 8 de junio la Corte Suprema de Justicia, controlada por el FSLN, había despojado a Eduardo Montealegre del Partido Liberal Independiente (PLI), lo que derivó semanas después en que el Consejo Supremo Electoral y la Asamblea Nacional destituyeran a Montealegre y 27 diputados más de sus escaños en el Parlamento. Las agrupaciones políticas aglutinadas en el PLI de Montealegre estaban consideradas las únicas capaces de disputarle el poder a Ortega en las elecciones de noviembre.

Días después de esos comicios Almagro no se mostró contrario a la reelección de Ortega y dijo que “el resultado de la elección” no era “sorpresa”, ya que “las encuestas señalaban eso y la victoria del presidente Daniel Ortega era algo que todo el mundo sabía a priori”.

En febrero del 2017 la OEA y el gobierno firmaron un memorando de entendimiento para avanzar en plan de cooperación pra aplicar reformas electorales.

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Avaló municipales del 2017

Sin embargo, sin que Ortega cediera en nada, la Secretaría General incluso avaló las elecciones municipales de noviembre 2017. El gobierno le había negado permiso para la observación electoral, aunque finalmente accedió semanas antes a la llegada de una misión de “acompañamiento”, encabezada por Wilfredo Penco. La OEA reconoció los resultados.

El 20 de diciembre del 2017 Penco presentó su informe final y destacó los, supuestos, “avances logrados en materia electoral como la utilización de un programa informático para el registro y acreditación de los fiscales de los partidos ante las Juntas Receptoras del Voto (JRV)”. Según Penco, esto contribuía “a mejorar y tecnificar los controles del personal que trabaja en el desarrollo del proceso”. También se mostraba complacido con “la divulgación de los resultados electorales desglosados a nivel de mesa de votación”, y el progreso “para cerrar la brecha de género”.

Sin embargo, instó “fortalecer los ámbitos legal, técnico, procedimental, tecnológico y humano de los procesos electorales de Nicaragua” y resaltó “la necesidad de una reforma electoral integral que brinde mayor confianza y seguridad a las fuerzas políticas y a la ciudadanía”.

Una misión de cooperación que no prosperó

En esa ocasión el gobierno de Daniel Ortega se comprometió ante la OEA trabajar en conjunto con la Secretaría para perfeccionar el sistema electoral, la institucionalidad y la democracia representativa. Ortega y la Secretaría incluso acordaron el establecimiento de una “Misión de Cooperación Técnica” para la implementación de las recomendaciones de la misión de acompañamiento electoral.

La misión de cooperación técnica conllevaba la tan ansiada reforma electoral, y establecía que el 3 de junio del 2018 la OEA se reuniría con el gobierno “para definir un plan operativo de actividades”, y que entre julio y octubre se desplegaría un “grupo de expertos en derecho electoral” que sostendría “reuniones de trabajo para reformas electorales con autoridades, partidos políticos y sociedad civil”. La propuesta de reforma se entregaría en enero del 2019.

Protestas del 2018 y el camino que proponía la OEA

El 18 de abril del 2018 estallaron en el país protestas contra las reformas a la seguridad social. Ortega y Murillo respondieron con la fuerza. La gente pasó a pedir la dimisión de la pareja, pero la respuesta fue aún más brutal: En poco más de tres meses hubo más de 300 asesinatos, la mayoría opositores.

Con el inicio del primer diálogo nacional a mediados del 2018, la oposición planteó una serie de reformas al gobierno para el retorno de la democracia y el juzgamiento de los crímenes cometidos hasta ese momento. Nada de esto prosperó. El gobierno calificó el plan de la oposición como un “golpe de Estado”.

La Secretaría de la OEA respaldó las aspiraciones de los manifestantes y el 28 de junio durante una sesión del Consejo Permanente, Luis Almagro propuso “un camino de pacificación, entendimiento, apertura, democratización, derechos humanos y justicia”. Almagro apostaba a que Ortega accediera a que la “voluntad popular” prevaleciera y que había que hacerlo “con elecciones”, pero adelantadas.

“Nosotros hemos propuesto un camino a andar en materia de democracia; la realización de elecciones generales, presidenciales y parlamentarias anticipadas en un plazo mínimo de nueve meses, dada la necesidad de rehacer el registro electoral, y un plazo máximo de 14 meses. La recomposición del Consejo Supremo Electoral, el cumplimiento del cronograma electoral acordado con el Gobierno de Nicaragua”, expresó.

Pero Ortega rechazó la creación de una comisión especial de la OEA que buscara soluciones «pacíficas y sostenibles» para Nicaragua. Tachó la iniciativa de la OEA como “injerencista”.

La «carta» que nunca llegó

Desde entonces se empezó a barajar la aplicación del artículo 21 de la Carta Democrática de la OEA, es decir, que el país fuera suspendido del organismo. A largo de los años se realizaron numerosas sesiones y le llovieron condenas tras condenas a Ortega, pero el tan esperado momento nunca llegó y fue Ortega el que en noviembre del 2021 quien decidió denunciar la Carta de la OEA e iniciar el proceso de dos años para desligar legal y totalmente a Nicaragua de ese organismo.

El 28 de febrero del 2020 caducó el memorándum que el gobierno y la OEA habían firmado en el 2017. Si Ortega pedía una prórroga, el plazo podía extenderse. Ortega no lo hizo.

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Ortega deja expirar otro plazo

El 4 de mayo del 2021 la Asamblea Nacional, controlada por Ortega, aprobó una reforma electoral, sin embargo no la que esperaba la comunidad internacional ni la oposición. Esta reforma impedía registrarse como candidatos presidenciales a aquellas personas que no cumplan los requisitos  establecidos o bien que violaran la Ley de Agentes Extranjeros y la Ley de Defensa de los Derechos del Pueblo a la Independencia y Soberanía, aprobadas meses antes.

Semanas después de esas reformas, el gobierno encarceló a casi todos los aspirantes presidenciales y a decenas de activistas, periodistas, analistas y hasta a representantes del gran capital. El 31 de mayo de ese año, expiró el plazo que le había dado la OEA a Ortega para que generara condiciones electorales óptimas.

El largo camino para tachar de «dictadura» al régimen Ortega

En redes sociales, ciudadanos y activistas opositores habían reprochado a Luis Almagro por lo que consideraban falta de firmeza al momento de catalogar al régimen Ortega como lo que era: una «dictadura».

Finalmente en junio del 2021 Almagro dijo en la entrevista con CNN que la Carta Democrática no utiliza el término «dictadura», pero que sí cabía con Ortega. «Estoy utilizando la terminología de la Carta Democrática Interamericana que no utiliza la palabra dictadura en ningún punto, pero si usted lo quiere categorizar de esa manera, cuando el ejercicio del poder no se hace en cuanto al Estado de Derecho Democrático es una dictadura», expresó.

Agenda sandinista: Almagro es una «cucaracha»

Los sandinistas, por su parte no han tenido ningún reparo con Almagro. En junio del 2020 William Grigsby, uno de los más ácidos agentes de la propaganda sandinista, tachó a Almagro de «cucaracha» y hasta lo amenazó.

«Es una cucaracha Almagro, por derecho que sí. Ya llegará el tiempo en que se le ponga en su lugar. Ya verás. Vas a verlo. Lo vas a ver arrastrado. El tiempo es implacable en esas cosas con los traidores», aseguró Grigsby durante su programa en radio La Primerísima, de la cual es director.

La expulsión de la OEA

Aunque muchos esperaron por años ver a Nicaragua expulsada de la OEA, contrariamente el 24 de abril del 2022 Ortega ordenó la expulsión de la OEA de Nicaragua. Además apostó tropas especiales de la Policía Nacional en las afueras de la sede del organismo. Habían pasado más de cinco años desde aquel caluroso abrazo de Almagro y Ortega en la Secretaría del FSLN y también más de cinco años desde que el caudillo se había comprometido a realizar reformas.

Autor
Nicaragua Investiga
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