El dictador sandinista de Nicaragua, Daniel Ortega, decidió intervenir, al menos verbalmente, en la guerra que ha iniciado entre Israel e Irán este viernes 13 de junio.
El régimen emitió durante esta madrugada un comunicado condenando lo que califica como una «temeraria agresión del Gobierno de Israel al Pueblo y Gobierno de la República Islámica de Irán», en una declaración que refleja el tradicional alineamiento del régimen sandinista con las posiciones antisionistas en el contexto del conflicto de Medio Oriente.
En el documento fechado el 12 de junio de 2025, la pareja presidencial caracteriza las acciones israelíes como un «cobarde ataque que violenta todas las leyes y normas de la convivencia y Tratados Internacionales», empleando la retórica confrontacional que ha caracterizado sus pronunciamientos sobre política exterior en los últimos años.
Advertencia sobre escalada global según Ortega
Ortega y Murillo expresaron particular preocupación por las dimensiones potenciales del conflicto, señalando que Israel «continúa exponiendo, grave e irresponsablemente al Mundo, a una Guerra de incalculables proporciones y consecuencias». Esta formulación sugiere que el régimen nicaragüense ve en la tensión israelo-iraní un riesgo de conflagración global que trasciende las fronteras regionales de Medio Oriente.
El comunicado hace un llamado desde «América Latina, Caribeña» para que «nuestras voces se hagan escuchar en repudio, rechazo y categórica repulsa» ante lo que denominan una «peligrosísima escalada militar que niega todo razonamiento y amenaza cada vez más brutalmente a la comunidad humana».
Solidaridad explícita con el régimen iraní
En una de las declaraciones más significativas del documento, el gobierno sandinista expresa su «invariable solidaridad» directamente con el «Líder Supremo de la Revolución Islámica de Irán, Ayatolá Ali Jamenei y el Presidente Masoud Pezeshkian», así como con el pueblo iraní en general.
Esta mención específica de las máximas autoridades iraníes representa un respaldo político explícito al régimen teocrático de Teherán, consolidando la alianza que Nicaragua ha mantenido con Irán desde el retorno de Ortega al poder en 2007.
Acusaciones de genocidio
El comunicado incluye además una acusación directa contra Israel al referirse al «genocida Estado israelí» y expresarç solidaridad con «los familiares de los defensores que el genocida Estado israelí ha asesinado», empleando un lenguaje que refleja las posiciones más radicales del discurso antisionista a nivel internacional.
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La declaración concluye con Nicaragua ratificando «la urgencia de un Mundo de Paz y Seguridad, para los Pueblos y las Familias del Planeta», una formulación que contrasta con el tono beligerante del resto del documento.
Este pronunciamiento se enmarca en la estrategia de política exterior del régimen sandinista de alinearse con los adversarios de Estados Unidos e Israel, siguiendo un patrón que incluye el respaldo a Rusia en el conflicto ucraniano y el mantenimiento de relaciones estrechas con regímenes autoritarios como Cuba, Venezuela e Irán.
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