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La sorprendente historia de Rudy Barrera; vencedora de pronósticos

De un diagnóstico médico poco alentador a la cúspide de un deporte que se abre camino en el país. Esta es la historia de una de las mejores jugadoras de rugby de Nicaragua.

El día de su nacimiento parecía haber definido su futuro. Para muchos médicos Rudy Barrera jamás podría caminar, y si lo lograba, lo haría con serias dificultades. Nació con luxación congénita, es decir, sus dos piernas estaban separadas de sus caderas. Sus primeros dos años los pasó entre tratamientos, arnés, férulas y la desesperanza de su madre que daba por hecho los desalentadores pronósticos clínicos. Aun así, emprendió la tarea determinada de lograr que su hija pudiera un día dar sus primeros pasos.

El tiempo y los esfuerzos dieron fruto. Rudy logró llevar una vida normal después de años entre médicos y hospitales, pero el temor de su madre se convirtió en sobre protección y le impedía explorar sus anhelos de convertirse en una aclamada deportista.

Rudy Barrera en su primer año de vida, usando ferúlas que le permitirían unir sus piernas a la cadera. Foto: Cortesía.

Rudy cuenta que empezó a sentir atracción por el fútbol desde los 14 años y fue la insistencia de su profesor lo único que logró convencer a su madre para que le permitiera incursionar en esta disciplina.

“Me gustaría llamarlo milagro”, dice Rudy cuando recuerda la primera vez que corrió por la cancha entre los aplausos del público. “Me decían que no podía caminar, o que no iba a caminar bien, pero al final logré destacarme en muchos deportes”, comenta.

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Y es que además de fútbol, Rudy experimentó en el básquet, voleiboll y flag hasta que llegó al deporte que la cautivó: el rugby.

Aunque es poco conocido en nuestro país, este deporte, originario de Gran Bretaña ha empezado a popularizarse entre los jóvenes.

Es un deporte de evasión de contacto con reglas muy parecidas al fútbol americano. Se enfrentan dos equipos de 15 o 7 personas que buscan llevar el balón más veces a la zona de anotación del equipo contrario.

Rudy ha luchado mucho contra los prejuicios, incluso dentro de su misma familia que le han dicho que los deportes que le gustan “son de hombres”.

“Los comentarios era que no me iba a dejar nada bueno y que me iba a convertir en machorra”, relata.

Rudy muestra los múltiples trofeos que ha ganado en las diferentes disciplinas deportivas que ha practicado. Foto: NI

Sin embargo, recuerda con emoción haber desoído esos comentarios. El Rugby le ha dado las mayores satisfacciones de su vida. Ha viajado por varios países, ha ganado muchos premios y ha creado una nueva familia alternativa, sólida y divertida entre sus compañeros de juego.

Aunque ama ganar, son los valores del deporte lo que la mantienen ahí después de casi 8 años jugándolo, pues señala que, aunque “aquí sí podés destacar como individual, si tu equipo no se mueve a tu ritmo nunca vas a llegar a la meta, es un deporte de trabajo en conjunto”.

“Todos creen que el Rugby es un deporte de rudeza, pero en verdad es de bastante técnica, se tiene que jugar con bastante inteligencia y sobre todo con el respeto a tu contrario”, asegura.

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Medallista centroamericana

En 2017 ganó la medalla de bronce en los juegos centroamericanos. Eugenio Castillo, quien recientemente asumió el entrenamiento de Rudy, destaca ese triunfo como un logro histórico para Nicaragua en una disciplina que con temor se había empezado a promover en el Instituto Nicaragüense de Deportes, por lo cual ganar era poco probable.

“Fue el primer equipo femenino en representar a Nicaragua en unos juegos centroamericanos y coronar o tener una presea de bronce, para el rugby nicaragüense en el área femenina marcó un antes y un después”, comenta.

Para este entrenador, el desempeño de Rudy por estos 8 años de carrera en el Rugby han logrado ubicarla entre las mejores de su disciplina.

Eugenio Castillo, entrenador de Rugby. Foto: NI

“Su desempeño ha sido de calidad, en varias ocasiones ha sido mejor jugadora de las distintas ligas y torneos que ha habido a nivel nacional, es una muchacha con bastante garra, con bastante pasión por el deporte y llena de los valores de este”, dice Castillo.

Ericka Payán, también jugadora de Rugby y compañera de equipo de Rudy nota el crecimiento profesional de su amiga.  “Es una chavala súper determinada, muy disciplinada, cuando ella está jugando totalmente cambia, su mirada, su determinación para llevar el balón en la mano, yo la considero la más rápida del equipo”, cuenta.

Ericka Payán, compañera de Rugby de Rudy. Foto: NI

Para Rudy no ha sido todo solo un relato de éxito. Hace un par de años, durante un entrenamiento extenuante tuvo ganas de renunciar. Sentía que cada parte de su cuerpo estaba destruida. Pero cuando estaba sobre la grama pensando en abandonar sus sueños, escuchó la voz de su entrenadora: “Tu sacrificio de hoy, será tu éxito de mañana”, le dijo.

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Aquellas palabras acabaron con la desesperanza de Rudy que entendió que solo ella podía construir su camino y andar con esas piernas que un día le dijeron no podrían sostenerla nunca.

“Cantar el himno en otro país, hacer una anotación contra otro equipo en otro país ha sido uno de los placeres más grandes que yo voy a llevar en mi vida”, cuenta mientras sus ojos chispeantes miran hacia el horizonte convencidos que hacen falta más trofeos por ganar.

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