Monseñor José Leonardo Urbina es uno de los primeros sacerdotes originarios de la ciudad de Boaco. Desciende de una humilde familia campesina de la comunidad conocida como “La Montañita”. Sus inicios de servicio dentro de la iglesia católica, fue en su adolescencia, cuando se integró al grupo de monaguillos de la parroquia Santiago de los Caballeros, siendo párroco monseñor Rafael Obregón, quien ejerció su ministerio sacerdotal por más de 70 años.
“Fue monseñor Rafael Obregón Alfaro quien alimentó su vocación sacerdotal y con mucho sacrificio y la ayuda de algunos fieles, logró mantener sus estudios de filosofía y teología en el Seminario Nacional La Purísima en Managua”, relata una feligresa bajo anonimato.
Su primaria la cursó en la escuela de su comunidad y su secundaria en el colegio San Vicente de Paul de la ciudad de Boaco, donde uno de sus compañeros, lo recuerda como un joven tímido y de poca habla. Una antigua maestra ya retirada, lo describe disciplinado, humilde y aplicado a sus estudios.
Cuando fue ordenado sacerdote, la feligresía católica se llenó de júbilo por tener un religioso proveniente de la zona pastoral de Boaco, que ejerció su ministerio en diversas parroquias de la diócesis de Granada y en sus últimos años, en la iglesia del Perpetuo Socorro en su ciudad natal, donde se ganó el cariño y aprecio de los fieles por su humildad y acercamiento con su pueblo.
“Por su servicio dentro de la iglesia, lo nombraron vicario pastoral de la zona de Boaco, donde representaba al obispo de la diócesis de Granada en asuntos administrativos. Siempre se caracterizó por su humildad al servicio del evangelio”, resalta otra fuente bajo anonimato, ante el temor de represalia por la dictadura de Ortega y Murillo.
Trabajaba por su parroquia
Los fieles de su parroquia relatan que antes de su secuestro en julio del 2022, monseñor Urbina logró impulsar el proyecto de pintura del templo y en sus plegarias oraba por las personas encarceladas injustamente.
Sobre los delitos que le acuñaron, que fue el supuesto abuso contra una adolescente, los fieles católicos de su comunidad, creen que fue un montaje de la dictadura en su guerra contra la iglesia Católica. “El pueblo boaqueño no alzó su voz en defensa de su párroco, porque la ciudad entera fue rodeada de efectivos policiales dispuestos a encarcelar a quienes protestáramos”, dice un católico.
“Sabemos que nuestro párroco en medio de su tristeza y soledad, está viviendo su Gólgota personal, pero sabemos también que está orando por Nicaragua y por quienes le hicieron este daño”, relata otra comunitaria.
Oración en silencio por su libertad
Los fieles católicos de la ciudad de Boaco dicen estar consciente de la persecución que vive la iglesia Católica por mantener su voz profética, ante las injusticias que comete en Nicaragua la dictadura de Daniel Ortega y su esposa Roario Murillo, contra todas las personas que critiquen su actuar.
“Cualquiera que venga a la ciudad de Boaco cree que se vive un ambiente de normalidad, pero en nuestros corazones existe ese rechazo al encarcelamiento injusto a monseñor José Leonardo Urbina, un sacerdote humilde que nunca tuvo problema en las parroquias, donde prestó sus servicios pastorales, quienes fueron a brindar un falso testimonio en su contra los alcanzara la justicia divina, es seguro”, sentencia una feligrés.
El religioso fue condenado a 30 años de cárcel por el juez orteguista Edén Aguilar Castro por el presunto delito de violación y lesiones psicológicas leves en perjuicio de la victima de iniciales M.J.V.S.
Defensa “discreta”
La única vez que se pronunció a favor de monseñor José Leonardo Urbina el clero de la diócesis de Granada y su obispo monseñor Jorge Solórzano, fue el 2 de septiembre del año pasado, donde en un breve comunicado, resalta su preocupación por el encarcelamiento del religioso.
“Nuestra Diócesis de Granada expresa su profundo dolor y sufrimiento al conocer la sentencia contra monseñor José Leonardo Urbina. Pedimos a los fieles de nuestra Diócesis seguir orando por nuestros sacerdotes encarcelados”, añade el comunicado.
El obispo ha visitado diversas parroquias de Granada, Rivas y Boaco, pero en ninguna de sus homilías se refiere al encarcelamientos de los dos sacerdotes de su Diócesis, siendo el primero en ser condenado a dos años de cárcel el padre Manuel Salvador García Rodríguez de la parroquia el Calvario de Nandaime, bajo el supuesto delito de amenazas con arma contra cinco personas.
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