León es punto de atención de miles de turistas nacionales y extranjeros. Además, de los atractivos propios de ser una ciudad colonial tiene sus hermosas playas que atraen a los visitantes.
Poneloya y Las Peñitas son destinos turísticos que buscan poco a poco la recuperación económica con la llegada de bañistas, principalmente en esta temporada alta de Navidad y fin de año.
Julia Salmeron, oriunda del municipio de Telica, aprovecha las vacaciones para salir junto a sus hijos y nietos, disfrutar de la playa, la brisa del mar y de un hermoso atardecer desde el mirador Peña del Tigre, un sitio de descanso con una impresionante vista al océano.
“Estamos de vacaciones y hay que disfrutar en familia porque ahora solo así podemos salir a desestresarnos y buscar otro ambiente porque han sido días tristes por tantas muertes, pero poco a poco vamos quitándonos ese miedo y aprovechamos hoy que no hay mucha gente para venir a la playa y disfrutar de este ambiente y esta naturaleza tan linda que nos ofrece este lugar. Eso sí tomando todas las medidas de seguridad porque debemos salir sin descuidarnos, aunque estemos vacunados”, expresó Salmerón.
Otro de los que llegó al mismo destino, pero sólo con sus amigos miembros del Club Vida Joven y Familia, fue Johany García, un joven matagalpino quien encontró en este lugar un sitio de descanso después de haber vivido un año tan difícil y tenso.
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“La playa me pareció un lugar agradable, la mayoría de nosotros venimos a disfrutar de la comida y de un día increíble porque muchos de nosotros estamos pasando duros momentos y antes que finalice el año buscamos un sitio atractivo como este” recalcó.
Los visitantes de la Perla del Septentrión realizaron diferentes actividades como una subida a la Peña del Tigre, donde aprovecharon a tomarse fotografías y llevarse un hermoso recuerdo de este auténtico lugar nicaragüense.
Vendedores con buenas expectativas
Esta zona costera con alta afluencia de turistas, ha bajado considerablemente en los últimos tres años, sin embargo, hay optimismo en los dueños de pequeños negocios que ofrecen sus productos, servicios turísticos de restaurante y alojamiento estos últimos días de diciembre para quienes deseen celebrar la Navidad y el año nuevo.
Ana Leslie Rivera, emprendió en la venta de coco y elaboración de artesanía de mar como medio de subsistencia. Es una de las familias afectadas por la falta de visitantes y turistas quienes dejaban el mayor ingreso económico en la zona costera.
“Hemos tenido días difíciles porque las ventas han estado frías y ha habido pocos visitantes debido a la situación económica y la pandemia. Aquí varios negocios han tenido que cerrar. Pero todos los días venimos desde las 7:00 a.m. hasta la 5:00 p.m. para vender nuestros productos y llevar el sustento a los niños, con la esperanza que la situación mejore con las fiestas de Navidad y fin de año”.
En la misma tónica se expresa Marianela Rodríguez, quien ofrece comida marinera y alquila ramadas en el sector de la curva en Las Peñitas.
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“Aquí le ofrecemos las ramadas sencillas con su hamaca por 300 córdobas el día, También ofrecemos platos de pescado frito, sopa de mariscos, langosta desde los 200 córdobas. Confiamos en Dios que esta situación mejore y nos permita seguir acondicionando los ranchos para que las familias se sientan cómodas y seguras”, dijo Rodríguez.
Servicio voluntario de guardavida por humanismo
Gustavo Rodríguez presta su servicio de socorrista voluntario los fines de semana en La Curvita, una de las zonas más peligrosas de Las Peñitas. “Llevo 10 años realizando esta labor humanitaria porque duele ver cuántas vidas se han perdido aquí por falta de un salvavidas”, aseguró.
El último rescate que realizó Rodríguez en esta playa fue con apoyo del club Los Meros, el pasado 8 de diciembre durante el repunte de la marea de las nueve de la mañana cuando las corrientes marinas arrastraron a dos bañistas que desatendieron el límite de playa.
A la vez recomendó a los visitantes no ingresar al agua en estado de ebriedad, respetar los límites de playa, bañar fuera de la zona de corrientes y piedras para evitar tragedias.
Una playa de fuertes corrientes
Esté destino turístico está ubicado a 18 kilómetros al suroeste de la ciudad de León. Sobre su playa se cuentan varias historias, mitos y leyendas de dos famosas peñas que son llamadas: La Peña del Tigre y la Peña del Estudiante.
Cada una con una historia en particular por los acontecimientos ocurridos en el pasado, por lo peligroso de sus corrientes por lo cual es necesario siempre tener precaución en la bahía.
En ambas peñas los turistas o personas que viven cerca acostumbran a pescar o pasar el atardecer ahí, como Juan Francisco García, que en sus tiempos libres aprovecha para pescar como un deporte y otros para llevar el sustento a su hogar.
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“Se dice que aquí llegaron un grupo de estudiantes universitarios subieron a tomarse unas fotos, pero uno de ellos lo arrebató una ola y murió, por eso la cruz. Otros dicen que debajo de la roca hay una cueva donde vivía un tigre. Esta es una zona peligrosa y por eso se les recomienda a los visitantes que deben tomar precaución por el oleaje que golpea. Desde aquí se puede observar todos los ranchos, Poneloya, Las Peñitas, es una imagen impresionante”, aseguró García.
Poneloya se caracteriza por tener un paisaje pintoresco, buenas olas para el surf, playas solas y limpias, estero, bocana, y sitio de interés como la isla Juan Venado donde protegen a la tortuga carey y otros atractivos.
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