El Gobierno de España no enviará ningún representante a la toma de posesión del polémico mandatario Daniel Ortega este próximo 10 de enero, según informó la Europa Press citando a fuentes diplomáticas.
España ha dejado en claro que la reelección del caudillo sandinista es “una burla”, y que esta “no refleja la genuina voluntad del pueblo nicaragüense”, al cual se le ha privado el “libre y pleno ejercicio de sus derechos de sufragio”.
El ejecutivo español ha reconocido que lo existe en Nicaragua es un “régimen represivo y autoritario amparado por un marco legislativo regresivo y la connivencia de los poderes legislativo y judicial, controlados por Ortega”.
Ortega aislado
La Europa Press explica que, por regla general, es el Rey Felipe VI quien asiste a las tomas de posesión de los mandatarios iberoamericanos, y de no acudir, se puede optar por una representación inferior como el embajador de turno en el país.
Sin embargo, en el caso de Nicaragua las relaciones son particularmente volátiles y desde hace varios meses España ha retirado a su embajadora del país para llevar a cabo “consultas”, tras una serie de insultos intercambiados entre ambas naciones.
Unidad, el gran reto que no resuelven los opositores para enfrentar a Ortega
Ortega y su esposa Rosario Murillo estarán tomando posesión el próximo lunes en medio de fuertes críticas por la falta de transparencia de las votaciones pasadas, además de que a ambos se les adjudican críticas por violaciones a los derechos humanos y corrupción familiar.
Los polémicos sandinistas estarían extendiendo su gobierno hasta enero del 2027 más aislados que nunca a nivel mundial, quedándose únicamente con sus aliados ideológicos a la par para sobrellevar la grave crisis social y económica en que sumergieron al país durante su último mandato.
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