Ayskell Elizabeth Acuña Reyes se alistó con toda su familia para pasear un sábado en la playa. Ese día, el 8 de enero pasado, sus dos hijas y sobrinos estaban ansiosos por llegar a su destino y divertirse por largas horas en Pochomil, como lo hacían de costumbre bajo sumo cuidado y supervisiones de los adultos.
Pero, este viaje marcó por completo la vida de esta familia: Ayskell Elizabeth desapareció entres las aguas y desde entonces no se sabe más de ella, aunque sus familiares no pierden la esperanza de encontrar su cuerpo, darle cristianas sepulturas y que sus hijos puedan llegar a un campo santo a dejarle flores.
Mabel Acuña, hermana de Ayskell Elizabeth, cuenta que ese día llegaron a la playa como a eso de las 9:30 de la mañana. Se instalaron en el lugar y acordaron en ese tiempo que los adultos se iban a bañar en la tarde, para que los niños disfrutaran primero de las olas.
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Pero, Ayskell le dijo al resto de su familia: “Ya vengo, me voy a ir a meter al agua con los niños”, puesto que estaban insistentes. En la familia andaba Ayskell con sus dos hijas, una que tiene nueve años y otra de 12. Mabel con su hijo de 15 años y dos sobrinos, uno de 14 y otro de 19 años.
También fueron al paseo: la mamá Ayskell y Mabel, junto a otra hermana menor de ellas; una prima y su amiga, más otras dos muchachas conocidas de la familia. Pero, ninguno de ellos ha recibido clases de natación.
El momento que ocurrió todo
“Decidimos ir al baño con mi mamá y cuando regresamos solo fue para decirnos que mi hermana no estaba. No salía del agua. La verdad que fue un momento de shock. Los que estaban ahí eran mis sobrinos; los niños quedaron a la orilla y ella se metió más al fondo”, rememora Mabel. Ella calcula que no había transcurrido ni tres horas de su llegada al mar cuando recibieron esta noticia.
Todos los niños y las dos hijas de Ayskell vieron cuando presuntamente era arrastrada por una corriente de agua y pedía ayuda a su sobrino, quien mide aproximadamente 1.80. “Él cuenta: «mi tía me dijo: no puedo sobrino, ayúdame». Yo me fui y le di la mano”, relata su hermana desde su duelo.
El hijo de Mabel le contó a toda la familia que intentó salvarla, pero una ola arrolló a ambos en el intento del rescate, lo que provocó que su tía se le soltara de las manos. En el momento que dan la noticia a los demás, la madre de Ayskell le preguntaba a su nieto el lugar preciso dónde estaba y hasta dónde le llegaba el agua. “Como al pecho, un poco más arriba del pecho”, respondió.
Con la esperanza de buscarla se sumergió un señor como unos cinco minutos, pero no se podía nadar hasta el fondo del mar. Él no la encontró. “Para ser sincera, siempre fuimos precavidos en el sentido que si mirábamos bravo el mar les decíamos sálganse. Acabamos de comer, no se metan”, dice Mabel que orientaban siempre para evitar una tragedia.
La búsqueda en el “Triángulo de la Muerte”
Al no poder ver ninguna señal del cuerpo, la madre de Ayskell fue a interponer la denuncia en la delegación de la Policía Nacional de Pochomil, pero las autoridades le dijeron que iban a pasar la información a la Fuerza Naval, la cual supuestamente mandó una lancha y no encontró nada. “Fuimos al día siguiente por la mañana y nos dijeron que teníamos que pedir un permiso, que el combustible…”, detalla Mabel sobre los obstáculos que tuvieron al solicitar ayuda de emergencia.
Ella dice que la Fuerza Naval les dijo que mandaban lanchas, “pero para ser sincera yo no los vi más”, comenta y agrega que no obtenían información actualizada de la búsqueda, por lo que solicitó ayuda a la Cruz Roja al tercer día, quienes le indicaron que no podían realizar una búsqueda en esa zona sin la ayuda de un buzo.
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Mabel insistió que le ayudaran a buscar a su hermana y que iban asumir el costo de un buzo privado; sin embargo, le dejaron claro que tampoco podían porque la zona era muy peligrosa y habían perdido años atrás a uno de sus colaboradores.
La tragedia ocurrió en una zona conocida como el “Triángulo de la Muerte”, un lugar en Pochomil donde las olas se unen entre sí y se forman corrientes de agua. Mabel comenta que cerca del lugar están ubicados unos rótulos que tienen la leyenda: “NO ZONA DE BAÑO”. Pero reclama que un rótulo está frente de uno de los locales de la costa, por lo que pensó que se trataba de una zona privada; otro está instalado detrás de unos arbustos y el tercero por el Restaurante Summer.
La familia contrató con todos los gastos pagados a tres buceadores que mandaron a traer desde Corn Island, Costa Caribe Sur de Nicaragua. Ellos se sumergieron en el área del “Triángulo de la Muerte” y confirmaron que donde estaba bañándose Ayskell las corrientes de aguas se unen.
“Buscaron, bucearon porque creíamos que de un golpe había quedado prensada en una roca, pero no la encontraron”, lamentó. Luego, los hombres se les acabó el oxígeno y fueron a las empresas en Managua para rellenarlos, pero no pudieron por los “protocolos” engorrosos que les solicitaban. Esto impidió continuar la búsqueda por los buceadores y la familia pagó para que regresaran hasta Corn Island.
Pasaron nueve días en la plaza
Mabel Acuña comenta que un concejal puso a disposición al menos cuatros lanchas, una por día para no suspender el trabajo completamente, pero tenían que asumir el combustible. La búsqueda del cuerpo fue de costa en costa: desde Masachapa, La Boquita, San Diego y mar adentro.
Ella manifiesta que toda la familia pasó nueve días y nueve noches bajo el inclemente sol y resistiendo el frio de la noche para encontrar a su hermana, aunque una familia se solidarizó con ellos y les dio un espacio en las cabañas.
Sin embargo, Mabel denuncia que en todo el tiempo que pasaron en la costa, miraron que las personas se bañaban en la zona de riesgo y no había ninguna autoridad orientando, por lo que sugiere que tanto las autoridades como los dueños de los locales que están cerca de estas zonas de riesgo, sean beligerantes y que informar verdaderamente que no es una zona de baño.
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“En ese sentido, han sido negligentes la parte de turismo, la Policía, la Naval y la Alcaldía. Todos ellos son parte de ahí, porque la alcaldía les cobra a los puestos, ahí dan esos permisos de restaurantes”, declaró.
El agotamiento comenzó a llegar y no pudieron resistir más en el mar. Ahora, solo esperan con resignación recibir alguna llamada telefónica de las autoridades y de las personas aledañas que los dejaron números telefónicos para dar aviso si encuentran el cuerpo de Ayskell, quien cumplió 37 años este 5 de febrero. De momento se contabiliza más de 30 días del día que se desaparición entre las aguas de Pochomil.
“Al irnos, mi mamá en su dolor llama a un señor y le dice: «usted sabe que donde se está bañando pasó algo, sálgase de ahí». ¿No le dijeron que ahí hubo un ahogado hace unos días?, ya hoy son nueve días que mi hija aquí se ahogó y no aparece”, fueron las palabras de la señora al retirarse de la costa sin encontrarla.
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