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La historia de Eduardo Pilarte, el repartidor de Pedidos Ya que murió tras ser embestido

En el gran vínculo que creció durante los años que Eduardo Pilarte estuvo con su esposa, los códigos de amor se fortalecieron. En los últimos días juntos fue cuando más comunicación hubo entre ellos.

En la casa de la madre de Eduardo Francisco Pilarte Aguilar, reina el silencio. El rostro de los familiares  de «Guayo», a como le llamaban con cariño, habla del desconsuelo que sienten tras su muerte.

Cada persona que habla de él menciona su gran empatía, lo amistoso y afable que era.

«Tengo a Eduardo en mis brazos. Él ya no tiene signos de vida. Avísale a su familia y sé fuerte», así recibió el deceso su esposa, la noche del viernes 7 de enero, minutos antes de haberlo visto y enviarle un mensaje amoroso. La noticia fue tomada con sorpresa por la familia de aquel joven que creció en un hogar con principios cristianos, los que el joven conservó.

Su familiares cuentan que era fanático del fútbol y nunca se metió en problemas, tampoco tenía ningún vicio. Llegó hasta tercer año de la carrera de contabilidad, pero pausó sus estudios para concentrarse en su matrimonio con Heydi González, con quien procreó un hijo que tiene 5 años.

Repartidor de Pedidos Ya muere embestido por una camioneta

Eduardo Pilarte, de 29 años, fue el hermano mayor de dos hermanas menores que él. «Las quería mucho, a la más pequeña le decía Mowgli por su pelo, y a la mayor ‘mi negra’», recuerda su madre, Xiomara Aguilar, de 50 años, a Nicaragua Investiga.

La comunicación de Guayo con su mamá era constante. Aguilar recuerda que la despertaba con una llamada telefónica para preguntarle cómo amaneció, sino no constataba llegaba a visitarla en su moto.

Un esposo admirable

Como esposo era una persona «admirable, detallista y amoroso», según cuenta su esposa Heydi González, de 27 años, a quien conoció mientras cursaban secundaria en el colegio Salomón Ibarra Mayorga, ubicado en el barrio Reparto Schick. Pero no fue ahí donde su vínculo amoroso inició, sino años después cuando se reencontraron e intercambiaron números de celular.

Su matrimonio duró siete años y tuvieron un hijo: David Israel Pilarte González, de 5 años, a quien le han dicho que su padre está dormido.

Eduardo Pilarte y Heydi González oran junto a su hijo en graduación de preescolar. FOTO: NI / Cortesía

Un día antes de ser arrollado, Eduardo y su esposa compartieron momentos juntos donde conversaron de sus cotidianidades, pero también de temas bíblicos, «y cerramos la plática llegando a la misma conclusión, que a Dios no podemos entenderlo, pero sí tenemos que obedecerlo». El mensaje es el que ahora le ha servido de aliento durante el duro proceso que enfrenta al sentir la ausencia de su esposo.

Una familia muy unida

Eduardo Pilarte no tenía hermanos varones, pero creció junto a su primo Yader González, con quien era muy unido. Ambos compartieron sus andanzas de infancia, sus años de estudio y hasta sus vehículos.

«Yo lo miraba como mi hermano (…) si yo no podía, él me prestaba su moto o al revés. Era algo de mutuo apoyo y nunca tuvimos diferencias», nos cuenta su primo. Ahora todo cambió. Las celebraciones familiares serán diferentes, ya que Eduardo alegraba el ambiente con sus ocurrencias. Siempre se divertían juntos.

Guayo pasó el 31 de diciembre en la iglesia evangélica, junto a su esposa y su hijo. El 2 de enero viajaron con toda la familia a León, para recibir el año nuevo. «Fue bonito. Él se divirtió, se anduvo bañando ahí con el niño», menciona su madre.

Eduardo Pilarte (camisa roja) junto a sus familiares en viaje el 2 de enero del 2022. FOTO: NI / Cortesía

Temor por trabajar como repartidor

Eduardo Pilarte tenía aproximadamente seis meses de trabajar como repartidor en la empresa de entregas rápidas a domicilio Pedidos Ya. Anteriormente trabajó casi un año en Hugo, otra empresa similar. Cuando él decidió cambiar de trabajo, su madre le expresó que tenía temor por este tipo de servicios y el riesgo que corren en las calles que transitan.

«Un día me dijo: «mamá, me voy a cruzar a Pedidos Ya», pero yo nunca estuve de acuerdo. Yo le decía que me daba miedo. Él siempre me comentaba los accidentes que sufrían otros amigos, o muchachos que trabajan en lo mismo yo le pedía que se saliera pero él decía que siempre le oraba a Dios», relata.

TAI, un acrónimo de amor

En el gran vínculo que creció durante los años que Eduardo Pilarte estuvo con su esposa, el amor entre ambos se había fortalecido. En los últimos días que compartieron juntos, fue cuando más comunicación hubo entre ellos.

Heydi González trabaja durante el día, en horarios de oficina de 8 de la mañana a 5 de la tarde. Eduardo solía decir que prefería trabajar de noche porque «era mejor».

Así que para mantener la comunicación viva solían escribirse mensajes; así crearon TAI, un acrónimo que utilizaban para expresar efusivamente su amor. Esta palabra significa Te Amo Infinitamente. Este fue uno de los últimos escritos que intercambiaron la noche del fatídico accidente, que ocurrió la noche del viernes 7 de enero, en la inmediaciones del puente Larreynaga, cuando una camioneta lo embistió.

Dictan prisión preventiva al conductor que mató a trabajador de Pedidos Ya

«Él ya no tiene signos de vida»

En varias ocasiones, Eduardo Pilarte se ofrecía a llevar a su mamá al trabajo, tal como quiso hacerlo la mañana del viernes 7 de enero. Ella no quiso esperarlo por no llegar tarde, pero jamás se imaginó que sería la última vez que vería a su hijo.

«Él vino ese día y me dijo que no me fuera, que me iba a llevar, «ay no, vos te dilatás mucho» le dije. Yo tenía que irme al trabajo y no lo esperé. Después me dijeron que me vino a buscar pero de todos modos ya me había ido; esa fue la última vez que lo miré, por la mañana«, recuerda Xiomara Aguilar.

Xiomara Aguilar (izquierda) y Heydi González (derecha), madre y esposa de Eduardo Pilarte. FOTO: Nicaragua Investiga

La última vez que Heydi González vio a su esposo fue la noche del viernes, minutos antes de ocurrir el accidente. Eduardo regresó a cenar y volvió a entregar pedidos para terminar su rutina de trabajo.

«Él comió y antes de irse él me dijo: ‘espérame, que yo vengo en la noche’. En el transcurso que él se fue yo le mandé un mensaje que decía TAI, él respondió ‘yo más mi reina’. Como una hora después recibí la noticia», detalla su esposa, quien luce con el rostro golpeado hasta el día de hoy.

Una hora después de despedirse González recibió una llamada de su hermano, también motorizado quien fue informado primeramente sobre el accidente. Él le indicó que su esposo había fallecido. «Heydi, agárrate duro, porque tengo a Eduardo en mis brazos. Él ya no tiene signos de vida. Avísale a su familia y sé fuerte«, escuchó González del otro lado del teléfono, incrédula de lo que le decían.

El accidente

Eduardo Francisco Pilarte Aguilar falleció tras ser impactado en su motocicleta por una camioneta mientras se dirigía a entregar un pedido. Williams Osmar Pastrán Moreno conducía el vehículo a exceso de velocidad, embistiendo a Pilarte, quien murió instantáneamente, según relataron los testigos a los medios de comunicación.

Un video de una cámara de seguridad muestra el momento exacto del accidente, mismo en que Pastrán Moreno intentó darse a la fuga. Una patrulla de la Policía Nacional llegó segundos después y arrestó al sujeto.

Actualmente Pastrán Moreno se encuentra en prisión preventiva según dictó la Jueza Nidia Oconnor Vargas. El abogado del acusado solicitó que sea valorado por el Instituto de Medicina Legal (IML), alegando que padece de diabetes. Según registros policiales, el hombre posee antecedentes por amenazar a una mujer con un arma de fuego en el año 2009.

La muerte del joven conmovió a los nicaragüenses y empresas como Hugo. Tanto así, que el gremio de repartidores realizó sábado 8 de enero una caravana por la capital de Managua demandando justicia por la muerte de Pilarte Aguilar, algo que también espera la doliente familia del joven que sufre la ausencia.

El joven fue enterrado en compañía de una gran multitud del gremio en un cementerio en Managua. El campo santo se llenó tanto que no alcanzaron todas las personas para darle el último adiós.

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