Salir a las calles o quedarse estacionados en un solo lugar a espera de algún cliente que desee comprar piedra de cantera, un material de construcción originario de esta zona, son las opciones que tienen al menos 35 hombres originarios de los distintos municipios del departamento de Carazo.
Para Léster Rugama, quien lleva ya siete años dedicado a este negocio informal, no es nada fácil, puesto que para poder conseguir piedra de buena calidad, tiene que madrugar para hacer una larga fila en la cantera conocida como El Carrizal, ubicada en la carretera hacia el balneario de La Boquita.
“A las cuatro y media de la mañana tengo que estar en la cantera con el camión para hacer la fila porque somos varios, allí tenemos que esperar a que nos vendan la piedra y carguemos el camión, luego salimos hacia la ciudad a vender el producto o a esperar que alguien nos llame”, dijo Rugama con su mirada hacia el camión cargado de piedras.
Según Rugama, en cada rastra caben doscientas piedras, las cuales son vendidas a un precio de 40 córdobas la de primera calidad, 38 la de segunda y 35 la piedra porosa. Expresa que semanalmente son 1500 piedras las que salen de la cantera para ser comercializadas entre los 35 comerciantes.
“Todo ha subido de precio, la piedra esta cara porque a nosotros en la cantera nos subieron el precio por piedra, más el combustible y además pagamos 500 córdobas para que nos carguen la piedra al camión, esto no es fácil, pues a veces pasamos hasta tres días sin vender una sola piedra, esos días no ganamos nada, esa es una desventaja”, expresó el comerciante.
No tienen salario fijo
Daniel García de 23 años de edad, comenta que vender piedra de cantera fue la única opción que tuvo después de que su padre muriera cuando él tenía 16 años. Desde ese entonces, lucha día a día aunque no devenga un salario fijo, puesto que hay mucha competencia.
“Aquí venimos a lo que nos toque, cargamos los camiones que no son nuestros, son alquilados y tenemos que pagar 1500 córdobas por viaje al dueño, costeamos alimentos diarios se venda o no se venda, hay días que me va bonito y vendo el viaje de un solo y salgo para la cantera a cargar de nuevo, en la semana me vengo ganando una poquedad, porque también hay que pagar un ayudante, ellos ganan 300 córdobas por viaje, pero hasta que lo vendemos todo”, explica García.
Además, añade que, al ver la situación económica difícil, han tomado la iniciativa de salir a las calles a “ruletear”, así le llaman a la actividad que realizan en cada barrio de las distintas ciudades del departamento, que no es más que gritar y avisar su producto, “Va la piedra, la piedra, piedra”.
Esta es una actividad que no todos los comerciantes suelen realizar, ya que el gasto del combustible incrementa y muchas veces no logran terminar las 200 piedras, pasan hasta una semana sin colocarlas.
“La gente nos pide rebaja y pues tenemos que acceder para poder vender, pero lo ven caro porque no saben lo que a nosotros nos cuesta, pero lo que para nosotros es una desventaja para el cliente es una ventaja, porque la piedra se le lleva y se le descarga en la puerta de su casa. Ahí ellos se ahorran pago de transporte y pago de la cargada, nosotros le vendemos la piedra al precio neto, ya con la poca ganancia que nos queda a nosotros, que muchas veces no ganamos porque la realizamos para reponer el combustible”, explicó el joven.
Tiempo lluvioso les afecta
Los comerciantes de piedra cantera, se ven gravemente afectados en temporada lluviosa, debido a que los caminos no favorecen el que ellos puedan acceder a algunos lugares a vender el material de construcción.
Este producto es vendido en Santa Teresa, Jinotepe, Dolores, San Marcos, Diriamba y El Rosario, puesto que para poder ingresar a los barrios los caminos tienen que estar en buenas condiciones, para evitar que los camiones se dañen.
“Es bien duro esto, la semana pasada un camión cargado de piedras se quedó pegado en un lodazal en un barrio de San Marcos, y pues es pérdida porque los camiones son alquilados y uno los tiene que regresar buenos, entonces el tiempo de lluvia es crítico para todos porque hasta los trabajadores de la cantera paran de trabajar y se escasea el material”, indicó Rugama.
Todos los días hay alrededor de tres camiones cargados de piedras en el costado oeste del estadio de futbol Cacique Diriangén de la ciudad de Diriamba, muchos toman la decisión de quedarse estacionados todo el día con el fin de ahorrar combustible, ya que “ruletear” es como una moneda al aire.
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