Lo que destinaba el régimen Ortega-Murillo muchas veces no era suficiente para atender las demandas de cuido y alimentación de los animalitos, en noviembre el local será administrado por el Marena.
Un hombre en cuclillas portando una gorra y chaqueta del mismo color, apostado frente a una jaula de color verde donde se encuentra un chimpancé que saca su mano y espera ser acariciado, fue parte del vídeo que atribuló a los nicaragüenses quienes vieron la emotiva despedida del presidente del Zoológico Nacional de Nicaragua, Eduardo Sacasa y el chimpancé Pipo, un primate proveniente del Zoológico de La Habana, Cuba.
“Hoy me tocó lo más duro, lo más triste, despedirme de él, pero con un gran dolor en mi corazón, con lágrimas en mis ojos, sólo espero que, así como lo cuidamos por más de 25 años, dándole mucho cariño, mucho amor, mimándolo como un hijo, sólo espero que los nuevos que estarán a cargo del zoológico lo sigan haciendo porque él es un animalito muy agradecido”, dijo Sacasa con mucha nostalgia.
El veterinario Sacasa, y su esposa Marina Argüello, directivos de la Fundación Amigos del Zoológico Nicaragüense (Fazoonic), anunciaron a mediados de octubre que dejarían la administración de la que estuvieron a cargo por más de 25 años por “motivos de salud”. Ahora pasará a manos del Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena), una institución estatal del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Sacasa, al despedirse del chimpancé Pipo, dijo que este animalito llegó cuando tenía 11 años de edad y lo consideró como especial. Explicó que Pipo sufrió un accidente siendo bebé, cuando el techo de la jaula donde se encontraba se desprendió y le aplastó la cabecita y destruyó el rostro, pero posteriormente fue asistido por un neurocirujano que prácticamente lo reconstruyó.
“Lo conocí en 1997 cuando asumimos el manejo del Zoológico, desde ese día hicimos una buena química y me fui ganando su cariño y amistad”, resaltó Sacasa.
El escaso presupuesto
Cabe destacar que Fazoonic era una de las organizaciones a las que el régimen orteguista le asignaba presupuesto bajo, lo que provocó muchas veces que los administradores lanzaran mensajes de ayuda para que el mismo pudiera subsistir, ante la demanda de los altos gastos que se requería para alimentar y atender a los animales.
Anualmente, lo asignado rondaba los cinco millones de córdobas.
En el año 2017, según Informes de Liquidación del Presupuesto General de la República, el presupuesto del Zoológico fue de 4.6 millones de córdobas; para 2018 fue de 5.0 millones de córdobas; en 2019 se le destinó 5.30 millones de córdobas; para 2020 se le asignó 5.55 millones de córdobas; en 2021 se le dio 5.85 millones de córdobas, y este año, 2022, le dieron 6.01 millones de córdobas.
Entre esos seis años el Zoológico recibió 32.36 millones de córdobas.
En reiteradas ocasiones los administradores también requerían de donaciones para poder restaurar la infraestructura del local que ha albergado por años animalitos en peligro de extinción.
Un centro de rescate
El Zoológico Nacional, ubicado en la carretera a Masaya, es un lote de cinco manzanas de tierra que alberga a más de 950 animalitos de diferentes especies. Bajo la administración del matrimonio Sacasa Argüello este lugar se convirtió en albergue, centro de rescate, protección y rehabilitación de la fauna silvestre.
Al Centro Nacional de Rescate de Vida Silvestre llegaban diferentes animalitos que eran rescatados de la explotación, abuso y maltrato de humanos dentro de su hábitat o en las casas donde eran sometidos como mascotas domésticas. Ahí los captaban, curaban sus heridas, los alimentaban y rehabilitaban, algunos se quedaban en el zoológico, pero la mayoría eran liberados en su entorno natural.
En 1997, el matrimonio Sacasa Argüello comenzó a administrar y dirigir el Zoológico, había 133 animales, el primero que crió Marina Argüello fue una pequeña tigresa que había nacido enferma y que le tocó cuidar como una bebé.
El zoológico también ha sido testigo de nacimientos de especies en peligros de extinción: como una tigresa blanca, nacida en diciembre de 2020; un emú común, en febrero de 2021; una pareja de tapires, en mayo de 2021; una tigresa de bengala, en agosto de 2021; tres tigres blancos, el 1 de noviembre de 2021; un tapir el 7 de agosto de este año.
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