“En la memoria y en el corazón”, ahí dice llevar don Pedro Antonio Cáceres García, al tercero de sus nueve hijos, quien murió el 9 de octubre del año pasado en busca del sueño americano. Su cuerpo no logró ser repatriado a su tierra natal por falta de gestión y voluntad política del régimen de Daniel Ortega.
Yilber Antonio Cáceres García tenía 33 años, cuando salió de su tierra natal, Chinandega, para emprender la ruta que lo llevaría a otro destino de sobrevivencia, pero perdió la vida al intentar cruzar las aguas del Río Bravo en México, una zona fronteriza con Estados Unidos.
Yilber Antonio procreó a tres hijos, trabajaba como operador agrícola en La Joya y Ranchería, comunidades ubicadas a 20 kilómetros al norte de la ciudad de Chinandega. Devengaba salarios paupérrimos entre 200 y 300 córdobas por las 12 horas laborales bajo el intenso sol, lluvia, y hambre. No gozaba de un seguro social, menos de vida.
Economía lo obligó a irse
La decisión de migrar llegó a mediados del 2021 cuando ya no podía cubrir los gastos del hogar. La situación económica lo estaba ahogando, no tenía trabajo y había que garantizar la comida de su esposa y sus hijos, además de los pagos de los servicios básicos que cada mes reflejaban incremento en las facturas de pago, pero en medio de la incertidumbre, se contactó con un coyote de la localidad quien le propuso que por 3 mil dólares, lo cruzaría a los Estados Unidos.
A Yilber Antonio le pareció una oportunidad y en el mes de junio de ese mismo año, se despidió de su familia. Su anciano padre le dio la bendición, después de pasar varios días negándose a aprobar el viaje.
“Se escuchaba por las noticias el peligro que estaban viviendo los migrantes, y tenía una mala sensación. Le dije: como sea hijo, ¡vamos a salir adelante! pero en realidad la situación que vivía era difícil. Le di la bendición y allá quedó el muchacho”, cuenta don Pedro con voz quebrada.
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Familia marcada por la tragedia
A don Pedro, de 87 años, le ha tocado vivir más de un momento doloroso. Hace menos de tres años perdió a su compañera de vida y dos de sus nueve hijos, pero el caso de Yilber Antonio, es para él más triste, pues no tuvo la oportunidad de ver sus restos, ni saber con certeza donde reposan.
“Al llegar a México, el coyote lo dejó tirado”, recordó. “El pobrecito sin conocer cruzó todo el país. La última vez que hablamos dijo que estaba en el Río Bravo, cerca de Estados Unidos, pero a los tres días, nos enteramos por las redes sociales que lo hallaron muerto, flotando. No creíamos porque él sabía nadar. Yo creo que a él me lo mataron y lo dejaron ahí, como un animal”, se lamentó.
Cáceres García, fue identificado por sus familiares por su vestimenta y documentos legales, que fueron publicados en las redes sociales. La Fiscalía General del Estado (FGE) en la región norte con sede en Piedras Negras, México, informó que el migrante, era de nacionalidad nicaragüense, y según el dictamen médico legal murió por sumersión.
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El órgano investigador además informó que estaban realizando las coordinaciones para la repatriación del cadáver. “Trabajamos con el Ministerio Público con la finalidad de contactar al Consulado de Nicaragua y a partir de esto, comenzar a realizar los trámites”, indicó un funcionario, pero esta gestión jamás se llevó a cabo.
Régimen no apoya
Tras conocer lo sucedido, don Pedro y sus hijos, se comunicaron con las autoridades mexicanas quienes confirmaron lo ocurrido, estos manifestaron que requerían de unos 10 mil dólares para el trámite de repatriación y ante la falta del recurso, empezaron a golpear puertas, pero no tuvieron respuesta.
“Nos reunimos con gente de la Alcaldía, diputados y el gobierno, pero nadie ayudó y nos cerraron las puertas, ahora con las elecciones te buscan para el voto, pero no queremos saber nada. Hasta hoy uno siente lo mal que nos trataron”, criticó.
Ortega culpable de migraciones
Don Pedro responsabilizó al régimen de Daniel Ortega por la salida de tantos ciudadanos del país. Recordó que en Nicaragua hay inestabilidad económica, social, falta de oportunidades laborales, malos salarios e incompetencia de sus funcionarios. “En el campo no hay trabajo. Nosotros medio comemos, pero hay familias que no tienen nada, ni recursos y eso es peor porque están vendiendo y empeñando sus bienes para comer o migrar”, contó.
Don Pedro sufre enfermedades crónicas. Se apoya con una vara que él mismo talló para caminar. Ha quedado soló y llora en silencio la muerte de su esposa, hijos y la partida forzada de dos hijos más y su nuera, quienes lograron llegar recientemente a suelo americano.
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“Es duro pasar estos momentos, sin poder tener un lugar donde visitar a mi hijo. Llevarle flores o saber que está enterrado en determinado lugar. Las autoridades mexicanas esperaban que enviáramos el dinero para mandar las cenizas, pero cuando nos dijeron que lo incinerarían junto a cuatro cuerpos más, desistimos porque no sabíamos en realidad a quién le iba a pertenecer las cenizas”, puntualizó el apesarado padre.
El cuerpo del migrante nicaragüense fue localizado en la parte media del Río Bravo, a la altura del Puente Internacional número II que une a las ciudades de Piedras Negras en Coahuila con Eagle Pass en Texas. La falta de una gestión gubernamental con sus consulados y cancillerías, evitó su repatriación al país que lo vio nacer.
De acuerdo al informe presentado por Texas Nicaraguan Community en septiembre del 2022, se calculan que unos 31 migrantes nicaragüenses han muerto en su intento de llegar a Estados Unidos, 25 de ellos han sido repatriados, el resto de cuerpos continúan en una morgue del Estado de Texas, a espera de ser repatriados ante la falta de colaboración, de la cancillería nicaragüense en los Estados Unidos.
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