El alto costo de los precios de los principales insumos en la elaboración de las famosas rosquillas somoteñas sigue afectando la producción de las mismas, a tal punto que las ventas han disminuido y las propietarias de los talleres de esta industria han tenido que reducir el personal.
Otro factor negativo para las propietarias de los más de 37 talleres de rosquillas en la ciudad de Somoto en Madriz, es la ausencia total de turistas extranjeros que eran los principales compradores y consumidores de este producto gastronómico. Además, la pandemia del coronavirus ha sido otro problema en la comercialización de las rosquillas, ya que se han dejado de exportar a los Estados Unidos, varios países de Centroamérica y de Europa.
Suedy Lynn González, propietaria del taller de rosquillas «Dorita», manifestó que llevan más de tres años registrando disminución en las ventas y desde el año pasado el incremento casi semanal de algunos insumos para su producción está golpeando severamente sus actividades. “El alza en los precios del quintal de maíz, la caja de margarina y el queso nos afecta por los altos costos en la producción”, señaló.
Dijo que la caja de margarina ha pasado de costar unos 800 córdobas a más de 1,200, mientras que el quintal de maíz que se compraba a 350 córdobas alcanza a la fecha los 750 y la libra de queso por la que pagaban 50 córdobas ahora se comercializa en 70. “Todo está caro, la leña que utilizamos para los hornos tradicionales subió de precio, el huevo que valía unos cinco córdobas ahora cuesta siete y no digamos el azúcar y el aceite”, puntualizó Suedy.
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Añadió que a causa de la pandemia las actividades de comercialización se han estancado mucho, principalmente por la ausencia de turistas extranjeros a esta zona y porque los pedidos fuera del país se han caído, “estamos vendiendo nuestro producto únicamente a nivel local y una mayor venta en ciudades como Estelí y Managua”. También dijo que mantienen la reducción del personal porque los altos costos de producción no garantizan la sostenibilidad de los empleos por lo que trabajan solamente con la familia.
Han bajado producción
Vilma Martínez Osorio, propietaria del taller de rosquillas «Vilma», dijo que ante el encarecimiento desproporcionado de las materias primas han tenido que hacer variaciones al producto para poder seguir siendo sostenibles como micro emprendimientos. “Estamos vendiendo muy poco, por lo que estamos modificando (haciendo más pequeño) el producto para no perder y ganar, aunque sea un poquito para la sostenibilidad del negocio y la paga de los trabajadores y los impuestos y para volver a comprar los insumos”, apuntó.
Añadió que otro insumo que ha subido de precio es la tapa de dulce de caña. “La verdad que aquí ha subido todo y va a seguir subiendo. Nosotros nos hemos quedado trabajando solo los miembros de la familia y hasta hemos reducido la producción de rosquillas, ya que años atrás producíamos diario unas seis arrobas y ahora apenas trabajamos dos arrobas dos veces a la semana”, señaló.
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Dijo que la ausencia total de turistas extranjeros que antes de la respuesta estatal violenta de 2018 visitaban el famoso Cañón de Somoto ha causado la caída de las ventas afectadas también por la pandemia del coronavirus, “las ventas han caído en un 40% y lo poco que producimos lo comercializamos aquí mismo en Somoto y otro poquito sale para otros departamentos como Estelí, Masaya y Managua”, aseveró doña Vilma.
“Todo está cada vez más caro, estamos comprando más cara la caja de margarina, el quintal de maíz, el litro de leche y hasta la leña que usamos para encender los hornos tradicionales han subido excesivamente su costo. Ahora hasta el cilindro de gas ya lo estamos comprando a 510 córdobas”, expuso.
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