El origen de la uva es tan antiguo como la humanidad y su consumo tan diverso, de igual forma simboliza creencias religiosas y tradiciones. Esta fruta exótica ha tomado auge en suelo nicaragüense y hoy forma parte del día a día de unos ocho productores de la comunidad de Las Torres, jurisdicción de Palacagüina, en el departamento de Madriz.
Ellos dejaron atrás la siembra de maíz y frijoles para incursionar en la cosecha de uvas, rubro que no es común en la zona norte de Nicaragua.
“Tenemos 12 años de estar produciendo uvas en Palacagüina y nos ha funcionado, es un cultivo de mucha importancia porque se obtienen buenas ganancias. La fruta tiene una buena demanda y más en la parte del extranjero porque las utilizan para hacer el vino, es un proceso muy largo y de mucho cuidado, pero deja mejores ganancias que estar sembrado lo que es el maíz y frijoles, porque imagínese un quintal de uvas cuesta 4 mil córdobas y saque cuenta si en la manzana salen 400 quintales”, manifestó la campesina Darling Vellorín.
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Los agricultores explicaron que es más favorable invertir en la producción de uvas porque hay más ganancias. De una manzana se pueden sacar hasta 400 quintales los que son enviados hacia el extranjero. Así mismo añaden que el cultivo de este producto también sirve como promoción del agroturismo en la localidad.
“Aquí en Madriz somos los únicos que tenemos este tipo de rubro y a quien no le va gustar mirar el cultivo sembrado”, indica la pobladora, quien tiene a cargo una parcela de uvas en la comunidad del Socorro, ubicada al sur del casco de urbano de Palacagüina, Madriz.
No todo es color de rosa
Una situación difícil que tienen los productores, es que para poder controlar las plagas y enfermedades de las uvas improvisan con otros químicos de maíz y frijoles porque en el país todavía no hay establecimientos que sean precisamente para la venta de agroquímicos.
“Ya hemos dado en el punto para combatir los hongos, plagas y enfermedades. Pese a eso así estamos muy felices con nuestro proyecto porque con el tiempo uno le va agarrando cariño a la planta y yo como productor invito a los demás a que se metan a este rubro porque dejan buenas ganancias y una demanda muy grande en la zona”, expone Juan Moisés Reyes Centeno, otro productor de uvas en Palacagüina.
Pese a la creencia de que la uva es una fruta exclusiva de la temporada navideña, las cualidades del suelo y el clima de la zona permiten a los viticultores locales obtener dos cosechas al año.
Dinamizan empleo local
En cada cosecha de uvas los dueños de las parcelas generan empleos a más de 25 personas por manzana porque antes y durante la siembra se necesita mucha mano de obra. Otro efecto positivo es que esta actividad evita que más ciudadanos emigren y pongan en riesgo su vida en esa travesía.
“Este es un trabajo permanente porque es de todos los días. A nosotros nos beneficia mucho porque ya no nos tocaría ir hacia Estados Unidos y Costa Rica, aunque sea para ganar la comidita y esto es una gran bendición tener el trabajito porque cuando sale la primera cosecha nuevamente se alista la tierra para darle el mantenimiento y nuevamente está el trabajito fijo”, detalla Francisco Morales, habitante de la comunidad El Porcal, Palacaguina.
Cada plantación tiene una vida útil de hasta diez años, sin embargo, las dos podas anuales que deben realizarse para garantizar las cosechas permiten obtener esquejes (tallo o cogollo) para cultivar nuevas áreas y renovar las antiguas en el momento en que se requiera.
Este producto es apetecido en Estados Unidos y Europa, lo que deja buenas ganancias a los agricultores nicaragüenses y generan fuentes de empleo en sus comunidades.
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