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Así mataron a Carlos Fonseca Amador: testimonio del comandante de la patrulla de la Guardia

Fue una coincidencia, ningún mando les informó que en Zínica andaba el fundador del FSLN.

El 7 de noviembre de 1976, alrededor de siete patrullas de la Guardia Nacional operaban en la zona de Zínica, en el municipio de Waslala, en lo que hoy es el Caribe Norte de Nicaragua.

El jefe de una de esas patrullas era el capitán Enrique Munguía, quien, antes de fallecer en 2020, dejó una grabación en la que narra cómo fue que sus hombres dieron de baja a Carlos Fonseca Amador, el fundador del Frente Sandinista (FSLN), a quien en varias ocasiones Anastasio Somoza Debayle dejó en libertad, porque era hijo del administrador de algunas de sus propiedades, Fausto Amador.

En aquel momento, ya no había oportunidad para Fonseca. Si lo agarraban, no importaba si era vivo o muerto.

Enrique Munguía, el jefe de la patrulla de la Guardia que mató a Carlos Fonseca.

No buscaban a Fonseca

Sin embargo, afirmó Munguía, en un audio que está en poder de Nicaragua Investiga, ese día 7 de noviembre, que fue domingo, no andaban en busca de Fonseca, aunque los campesinos ya los habían alertado de que andaba en la zona, sino que se lo toparon casi por coincidencia.

Los campesinos no lo llamaban Carlos Fonseca, sino que lo conocían por el seudónimo, Agatón.

La patrulla de Munguía merodeaba el río Iyas, cuando recibieron una comunicación del comando de Río Blanco, que se moviera hacia otro lado, pero Munguía no hizo caso, porque quien se lo instruía era un teniente y él era capitán.

Munguía y sus hombres, 15 en total con él, sí se movieron, pero hacia donde él quiso, hacia la entrada de un lugar que le llaman Boca de Piedra.

Comenzó a oscurecer y Munguía se ubicó en la cima de una loma, donde se subió a un árbol para ver la zona y decidir dónde quedarse a pasar la noche, porque los guardias, por seguridad, no avanzaban en la oscuridad.

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Un juez de mesta los alertó

Cuando se bajó del árbol, lo llamó su segundo al mando, el teniente Francisco Cisneros, quien le dijo que lo andaban buscando. «¿Quién me busca, si aquí nadie me conoce?», se dijo a sí mismo Munguía.

Era un juez de mesta, un campesino chele, que andaba a lomo de mula, quien dijo que había salio de su finca cuando un grupo de sandinistas lo quiso matar y le habían disparado.

La patrulla de Munguía siguió avanzando, sin encontrar sandinistas, pero ya seguros de que andaban cerca. De la entrada de Boca Piedra se fueron hacia el propio Boca de Piedra, un trecho de camino bastante largo, unos cuatro kilómetros aproximadamente.

En el camino, cuando ya estaba oscuro, llegaron a una parte donde se hacía una Y. Munguía le dijo a Cisneros que tomara siete hombres, ocho con él, y escogiera uno de los caminos, que avanzara, se quedara en una posición cuando ya estuviera totalmente oscuro. Munguía se quedó con seis hombres, siete con él.

Cada uno siguió su camino, pero no estaban muy lejos el uno del otro.

El diario Novedades, de la familia Somoza, informando sobre la muerte de Fonseca.

Los disparos del ametralladorista

A los minutos, serían como las 6:00 de la tarde, Munguía escuchó disparos en ráfaga y llamó por radio a Cisneros, quien le informó que habían visto a unos hombres y el ametralladorista disparó.

Munguía le orientó que se quedaran en esa misma posición, alertas por si llegaban otros hombres.

Aunque estaban cerca, no se podían juntar porque había mucha neblina y había que esperar a que se disipara.

Al amanecer del día siguiente, 8 de noviembre, rastrearon la zona y encontraron a dos muertos. Uno de ellos tenía una granada en una de las manos y un soldado le disparó para que la botara. No lo supieron en ese momento, pero era Carlos Fonseca.

Cuando vieron que no reaccionó, lo revisaron. Tenía una escopeta vieja y una mochila en la que llevaba las municiones y un radio con frecuencia cubana, para escuchar las radios de La Habana.

El ametralladorista contó que disparó cuando vio que unos hombres iban bajando por una cerca.

Munguía estudió en el instituto Ramírez Goyena cuando Carlos Fonseca era el bibliotecario de ese centro de estudios de Managua, pero no lo reconoció porque tenía años sin verlo y no habían tenido mucha relación.

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Confirman que era Fonseca

Al informar por radio a sus superiores, de los rasgos del cadáver, le pidieron que revisara si tenía una herida en un costado y sí la tenía. Supieron que era Fonseca.

Somoza Debayle mandó un helicóptero con altos oficiales de la Guardia. A Munguía solo le ordenaron que entregara el cadáver para que lo subieran a la aeronave.

No supo del destino exacto del cuerpo, pero sí vio que le cortaron las manos, con las cuales la Oficina de Seguridad Nacional (OSN), en Managua, confirmaron a través de las huellas dactilares que se trataba del máximo jefe del FSLN.

En el diario Novedades apareció una foto del cadáver de Fonseca y después circularon versiones de que también le habían cortado la cabeza. Munguía dijo que eso no fue así, sino que lo metieron en una bolsa plástica negra y en la foto solo se le ve del cuello hacia arriba. Lo único que le cortaron fueron las manos, aseguró Munguía.

No está enterrado en el parque central

Munguía murió en 2020, con la certeza de que Carlos Fonseca no está enterrado en el mausoleo que los sandinistas le hicieron en Managua, en el parque central.

Los soldados que se llevaron el cuerpo de Fonseca en el helicóptero tenía precisamente esa orden, de que nadie supiera donde lo perdieron.

Poco después, Munguía participó en la muerte de otro importante líder del FSLN, Pedro Arauz Palacios, en Tipitapa, pero esa es otra historia.

El encarcelamiento de Munguía

Cuando los sandinistas triunfaron, en julio de 1979, Munguía era el jefe de la cárcel Modelo de Tipitapa. Los sandinistas lo capturaron en la zona franca Las Mercedes, donde Munguía y otros guardias estaban resguardados por la Cruz Roja.

Pasó toda la revolución sandinista preso, hasta que fue liberado días antes del triunfo de doña Violeta Barrios de Chamorro, en febrero de 1990.

El teniente Francisco Cisneros fue el que se ganó el mérito ante los Somoza por la muerte de Carlos Fonseca. Lo mandaron a estudiar medicina a Brasil, donde estaba cuando triunfaron los sandinistas y por eso no cayó preso.

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