Han pasado 31 años desde la muerte de Pablo Escobar, uno de los capos del narcotráfico más violentos del que se tenga registro, sin embargo, eso no ha impedido que sigan saliendo a luz o confirmándose secretos del famoso cártel de Medellín.
El único sobreviviente de este grupo, y quien es considerado el iniciador de Escobar en el negocio del narcotráfico, así como uno de sus principales socios, el alemán-colombiano Carlos Leahder, salió de prisión en junio de 2020 y fue llevado a Alemania donde se dedicó todos estos años a escribir un libro para relatar su experiencia dentro de la organización criminal.
Es en este libro donde confirma información que ya había sido revelada anteriormente por el mismo hijo de Escobar, Pablo Escobar Henao y Jonh Jairo Velázquez, jefe de sicarios del temido narco, y que vinculan al Frente Sandinista de Liberación Nacional con los negocios de la droga.
La reconocida revista Semana de Colombia destaca los relatos de Leahder en ese libro, donde el exconvicto cuenta que cuando el gobierno colombiano arreció la cacería contra el cártel de Medellín, Escobar y otros de sus aliados buscaron refugio en la Panamá de Manuel Antonio Noriega, pero como Leahder temía que este los traicionara, decidió aceptar el refugio y protección que le ofreció en Nicaragua el Frente Sandinista liderado por Daniel Ortega y que acababa de asumir el poder.
“Para mí, ese barco (Panamá) estaba demasiado lleno y opté por aceptar el refugio que me ofreció el ministro Tomás Borge, de Nicaragua”, cuenta en el libro.
Tomás Borge, el enlace directo entre narcos
Leahder relata que pagó millones de dólares al sandinismo a cambio de un trato privilegiado y mucha protección.
“Me asignaron como vivienda una amplia casa de protocolo diplomático, a la cual lo único que llevé fue mi fusil G3 y demás armamento personal, un morral cargado de dólares, mi potente radio de comunicaciones HF Global y mi radio Zenith, que usaba en el día para escuchar música, y por la noche para monitorear las emisoras de Colombia y La Voz de Alemania (Deutsche Welle)”, contó el ex socio de Escobar.
Narra que en su primera visita lo recibió el entonces secretario de Interior y asistente de Tomás Borge, Federico Vaughan, quien fue desde entonces su anfitrión y con quien también empezó a hacer acuerdos para el tráfico de drogas, todo, dice con el consentimiento de Daniel Ortega.
“Vaughan fue muy claro en que el régimen sandinista estaba dispuesto a permitirle al cartel la utilización de unas pistas de aterrizaje del Gobierno para transportar cocaína suramericana hacia México, a cambio de varios millones de dólares en efectivo”, relata.
El nombre de Federico Vaughan no es nuevo en estas acusaciones. Es a él a quien se le ve en unas fotos históricas y controversiales a las que se consideran el principio del fin de Pablo Escobar. Aparece este asistente de Tomás Borge, ayudando al jefe del cártel de Medellín y sus hombres a cargar droga en el aeropuerto militar Los Brasiles en Nicaragua. Fue la misma CIA quien sacó las fotografías y el propio presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, quien las hizo públicas.
«Estas fotografías muestran a Federico Vauhgan, cercano a uno de los nueve comandantes de la revolución en Nicaragua, cargando narcóticos ilícitos con destino a Estados Unidos. Ahora no parece haber crimen en el que los sandinistas no estén envueltos», dijo Reagan en una transmisión que dio la vuelta al mundo.
El daño de esas fotografías fue tal, que causaron la salida de los narcos de Nicaragua, dijo el hijo de Escobar, pero al parecer los contactos siguieron.
Pablo Escobar, un refugiado «especial»
Las fotografías confirmaron la alianza del FSLN con los narcotraficantes, pero poco a poco han ido saliendo a luz los detalles de las operaciones que sostenían, y no eran cualquieras, eran de tal nivel que el mismo Escobar estuvo alojado en Nicaragua recibiendo protección de Ortega y sus comandantes.
“Un par de días después, encaravanado con Federico y otros oficiales, me condujeron hasta la mansión donde estaba alojado Pablo Escobar en compañía de su discreta esposa, María Victoria Henao, sus dos hijos –Manuela estaba recién nacida– y su primo, Gustavo Gaviria. También estaban el Mexicano y su hermano, así como algunas mujeres y niños que no reconocí. Pablo, en bermudas y camisa abierta, me recibió sonriente y, después de saludar, me soltó la noticia: el general Noriega me traicionó, me iba a entregar a los gringos”, relata Leahder en su libro.
Leahder dice que en ese encuentro Escobar confirmó sus sospechas y le informó que tenían conocimiento de que Noriega los iba a traicionar y por eso también habían huido a Nicaragua. «Nos salvamos por un pelo’, me contó”. Así, el pleno de los extraditables obtuvo refugio VIP en Nicaragua», relata el ex narcotraficante.
Nicaragua, la nueva ruta del cártel de Medellín
El hijo del capo de Medellín, también escribió un libro, titulado «Pablo Escobar, mi padre», en el que relata lo mismo que Leahder. Además, reveló que los capos no solo vinieron a esconderse de la cacería en su contra, sino que aprovecharon para abrir, junto a funcionarios sandinistas, nuevas rutas del narcotráfico a través de Nicaragua.
«Mientras nosotros vivíamos ese azaroso día a día, mi padre y el mexicano, dos militares nicaragüenses y Barry Seal-que se había sumado al grupo-viajaban a diferentes lugares de Nicaragua a explorar nuevas rutas para el tráfico de cocaína», relató Escobar Henao, quien además dijo que esos recorridos se hicieron en helicópteros del ejército de Nicaragua.
Cuba, a cargo de los hermanos Castro y padrinos políticos de Ortega y de los sandinistas también tenían este tipo de acuerdos económicos con el cártel de Medellín para permitirles usar su territorio para transportar la mercancía a cambio de varios millones de dólares.
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