Este domingo, durante la misa en la Catedral de Managua, el cardenal Leopoldo Brenes manifestó que los sacerdotes extranjeros ordenados en el Seminario de Managua solicitaron marcharse a sus países de origen, lo que vendría a “mermar” la labor de la Iglesia católica en Nicaragua.
Aunque no específicó los motivos de la petición de los nuevos sacerdotes, ni cuántos serían los que dejarían el país, mencionó que dicho traslado mina a la Iglesia. “Los sacerdotes que han salido del Seminario, los catecúmenos ordenados aquí, han querido regresar a sus países”, señaló Brenes, un día después de que ordenara a 11 nuevos religiosos.
“Lo importante es servir”
Los seminaristas fueron ordenados sacerdotes de la Arquidiócesis de Managua el sábado pasado, sin embargo, no todos servirán en la jurisdicción, según el purpurado.
“Si se ordenan, pero quieren regresar para servir (en sus países), están en libertad y yo les voy a dar la excardinación (la licencia para ir a otras diócesis), pues lo importante es servir y yo no soy dueño de la vocación de ellos”, agregó el jerarca de la Iglesia católica, sin mencionar la causa que motiva a los sacerdotes recientemente ordenados irse del país.
¿Prevén su expulsión?
Es posible que los nuevos sacerdotes estén solicitando su partida a sus países, antes de ser expulsados por el régimen, a como lo ha hecho con otros religiosos.
Expulsar de Nicaragua se ha vuelto común para este gobierno, y en el año 2022, sin impórtarle las críticas, expulsó incluso al propio nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag.
El religioso dejó su misión diplomática en Nicaragua el 6 de marzo, bajo una fuerte presión del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
En julio del mismo año, 18 monjas de la orden Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta, fueron expulsadas y recibidas en Costa Rica. Las monjas abandonaron Nicaragua después de que el gobierno cerrara su congregación.
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También en el 2022 se arreció el cierre de varios medios católicos, entre ellos el canal de televisión de la Conferencia Episcopal.
Pero las expulsiones datan desde años atrás, en el 2018 fue expulsado el sacerdote colombiano Luis Arilio Carrillo y al sacerdote salvadoreño Julio César Melgar le suspendieron la residencia. Ambos llevaban muchos años predicando en el país.
La Iglesia católica está en el “ojo del huracán” del gobierno sandinista desde que los religiosos abrieron sus puertas a manifestantes antigubernamentales que huían de ataques armados de policías y paramilitares, tras las protestas sociales del 2018, que dejó al menos 355 personas, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
En una entrevista con BBC Mundo en agosto del 2022, el politólogo Manuel Orozco, director del programa de Migración, Remesas y Desarrollo del Diálogo Interamericano, expresó que Ortega «siempre ha sido un individuo anticlerical, como se demostró en su persecución a la Iglesia católica en los años 80 durante la revolución sandinista».
Añadió que «como cualquier líder autócrata, todo lo que va en contra del culto a su persona es una amenaza. Y la fe religiosa en Nicaragua predomina por encima de cualquier otro tipo de culto».
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