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Razones que explican el bajo coeficiente intelectual en Nicaragua

Nicaragua tiene un puntaje promedio de coeficiente intelectual de 52.69 y se ubica en el puesto 188 del total de 193 países evaluados, lo que para expertos resulta “preocupante”.

Nicaragua es el sexto país con el coeficiente intelectual más bajo a nivel mundial, de acuerdo a las plataformas Wisevoter y World Population Review. Nada de qué asombrarse dada la situación actual del país y la falta de preocupación de los gobiernos por mejorar las condiciones educativas de sus ciudadanos.

La inversión en educación en Nicaragua es paupérrima en comparación a los demás países centroamericanos, y ya no se diga a nivel mundial. Este 2023 el Ministerio de Educación (Mined) deberá recibir unos “C$15,868.1 millones”, vía Presupuesto General de la República, para “el cumplimiento de objetivos y metas”. Sin embargo, este monto apenas representa el 2.6% del Producto Interno Bruto (PIB), por lo que se sigue estando muy lejos de brindar una educación de calidad.

El portal web Datos Mundial, en base a información recopilada entre el año 2000 y 2019, estima que el gasto promedio en educación por habitante en Nicaragua es de apenas 59 dólares, el menor a nivel centroamericano y exageradamente lejos de lo que se invierte en países como Noruega ($5,425) o Islandia ($3,814) que se ubican en los primeros lugares.

Gasto promedio en educación en Centroamérica:

  1. Costa Rica: $487.
  2. Panamá: $324.
  3. Belice: $300.
  4. El Salvador: $113.
  5. Honduras: $108.
  6. Guatemala: $92.
  7. Nicaragua: $59.

Esto se ve reflejado en los estudios del Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina (SITEAL), de la Unesco, cuyos resultados de 2019 indicaron que “el Índice de Desarrollo Humano posiciona a Nicaragua en el décimo séptimo (17) lugar entre los 19 países que conforman la región latinoamericana”.

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Impacto social es “enorme”

Los datos de Wisevoter y World Population Review dan a Nicaragua un puntaje promedio de coeficiente intelectual de 52.69 y lo ubica en el puesto 188 del total de 193 países evaluados, lo que resulta “preocupante” y cuyo impacto social es “enorme” a criterio de expertos.

“El impacto social de que el coeficiente intelectual en Nicaragua sea bajo es enorme, tiene impacto social en el presente y en las condiciones de vida de las generaciones más jóvenes, en las de los niños y los adolescentes, pero tiene también sobre el futuro del país y las posibilidades de desarrollo”, explica la socióloga Elvira Cuadra.

La socióloga que también es directora del Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica (CETCAM), alega que estos bajos niveles de conocimiento tienen un trasfondo que va más allá del sistema educativo como tal y que tiene que ver mucho con las condiciones de vida que ofrece el país.

“La educación es uno de los pilares fundamentales del desarrollo de una sociedad y eso comienza con las condiciones de vida de la población y básicamente con la niñez y la adolescencia en la medida en la que niñas, niños y adolescentes tiene acceso a una buena nutrición y a una buena educación, educación de calidad, hay un coeficiente intelectual mucho más alto y hay mejores condiciones para que esas generaciones crezcan sanas y con herramientas de información, de conocimiento suficiente que contribuyan al desarrollo del país”, expone la experta.

Adoctrinamiento político también pasa factura

Una postura similar a la de Cuadra, es la del estudiante y miembro de la Iniciativa Puentes por los Estudiantes de Nicaragua (IPEN), Elthon Rivera Cruz, quien subraya que “no solo se trata de cómo sea la educación sino de las condiciones de vida”, a ello asocia el hambre, estrés, miedo y abandono forzado por la migración que sufren los estudiantes y sus familias a consecuencia del órgano represor de la dictadura que impera en el país.

“En Nicaragua el detrimento de la educación ha sido progresivo, inclusive desde antes de la crisis (2018) porque este ha sido un sistema donde un partido político caracterizado por ser autoritario ha venido trabajando a la población nicaragüense de a poquito para poder generar un sistema donde en lugar de desarrollar conocimiento, ciencia, técnica o cualquier habilitadas en relación al coeficiente intelectual, ha desarrollado programas formativos para el adoctrinamiento político”, expone Rivera Cruz.

Un “adoctrinamiento político” que tiene desde ya fuertes repercusiones en los nicaragüenses y que se ha convertido en un “crimen”, a criterio de Adrián Meza Soza, rector de la Universidad Paulo Freire (UPF), ahora en Costa Rica tras el cierre forzado a la que fue sometida por el régimen Ortega-Murillo.

“Ese crimen va a trascender a las próximas generaciones, es un crimen invisible, es un crimen sin sangre en la calle, pero es igual de dramático porque está empeñando el futuro de la nación”, critica el rector de la UPF.

Factores que contribuyen al bajo coeficiente intelectual

Adrián Meza señala al menos tres factores que están influyendo fuertemente en el bajo coeficiente intelectual de los nicaragüenses, todas estas atribuidas al hecho de haber cambiado la “educación por adoctrinamiento” al convertir a las instituciones educativas en “centros partidarios” para tal fin.

  • Deformación curricular: “los programas de estudio son ajustados a lo que desea proyectar el modelo político y el partido que encabeza ese modelo político ya sea de izquierda, de derecha, azul, verde… los contenidos tienen que tributar al ideario del modelo sacrificando ciencia, tecnología, visión crítica, etc.”.
  • Lesiona y transgrede gravemente los estilos docentes que garantizan el desarrollo científico y tecnológico: “cuando en la educación primaria, secundaria y universitaria suprimís la libertad de cátedra o la docencia crítica, automáticamente estás poniendo un enorme bloque al desarrollo de la ciencia y la tecnología, porque la libertad de cátedra es la que permite la aplicación del cuestionamiento a las realidades científicas, culturales o tecnológicas que encontramos”.
  • Evaluación de los aprendizajes: “en los modelos partidarios de la educación se juega a las cifras como sinónimo de éxito… la pregunta es ¿con qué calidad?, el problema que tenemos es que los estudiantes que estudian y se esfuerzan se desestimulan frente a aquellos que no hacen ningún esfuerzo en esa dirección porque al final todos aprueban”.

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La universidad y en supuesto sistema «inclusivo»

“Si un muchacho de segundo grado no logró dominar las complejidades de segundo grado de todas maneras pasa a tercero, luego a cuarto y así sucesivamente, vamos de escalera en escalera pero para abajo y cuando se llega a la universidad nos encontramos con la maravilla de que no hay examen de admisión. La genialidad para crear la impresión de que el sistema es democrátrico, inclusivo y todo mundo puede estudiar en las universidades, lo que hacemos es entrar a un carnaval de mentiritas”, apunta Meza Soza.

Para el desarrollo de toda sociedad, pero principalmente en la economía, política y el ámbito social “la educación siempre va a ser el eje transversal del desarrollo para países como Nicaragua” y con los resultados de Wisevoter y World Population Review se “nos está dejando muy mal a nivel internacional”, según explica Elthon Rivera.

“Educación es sinónimo de desarrollo, desde donde lo queramos ver. Desde el punto de vista económico cuanto más educada esté su población, mayor crecimiento económico va a tener, mayor desarrollo empresarial, social, científico, tecnológico y esto se obtiene a través de educación y propicia un crecimiento de la economía”, apunta Rivera Cruz.

Sin embargo, la calidad de la educación en Nicaragua sigue siendo deficiente, tiene grandes limitantes que no permiten el desarrollo profesional y por ende afecta el desempeño laboral y la competitividad hasta en las mismas empresas, un patrón de vieja data que se seguirá repitiendo por generaciones, pues la niñez de ahora sigue en la precariedad.

“En el caso de Nicaragua se ha identificado que hay un bajo nivel de educación, que la calidad de la educación es insuficiente, no da las condiciones para que los niños y los adolescentes y las generaciones jóvenes puedan desarrollarse, así lo demuestran los diferentes exámenes que cada cierto tiempo hace Naciones Unidas para medirla y esto nos dice que es una educación muy deficiente y que además, la población infantil y adolescente en Nicaragua está limitada y está experimentando condiciones de vida sumamente precarias y de vulnerabilidad”, agrega la socióloga Elvira Cuadra.

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Universidades se “encuentran entrampadas”

En tanto, las pocas universidades privadas que existen en el país y que probablemente tienen sus días contados, pues el régimen de Daniel Ortega no para de confiscarlas, han sido cooptadas y se “encuentran entrampadas” al igual que los centros terciarios estatales, por las leyes 1088 y 1114 que les “quitaron toda posibilidad de cuestionar las líneas directivas del Consejo Nacional de Universidades (CNU)”, según expone Adrián Meza.

“Ya no tiene la posibilidad de generar sus propios grados académicos y sus propios diseños curriculares, porque la Ley 1114 que dice que es de reformas a la autonomía, lo que hizo fue eliminar la autonomía”, resalta el rector de la UPF.

Según datos oficiales, este 2023 Nicaragua registró una matrícula de más de un millón 800 mil estudiantes en el inicio del ciclo escolar, a esto se le debe sumar otro grupo de más de 194,876 alumnos que es la población universitaria registrada en 2021 por el Consejo Nacional de Universidades (CNU).

La gran mayoría de estos estudiantes están recibiendo una educación deficiente en la que prima el adoctrinamiento político que muy poco les servirá en el futuro, ante ello el rector de la Universidad Paulo Freire hace un llamado a la reflexión a las autoridades académicas del país para evitar que se siga dañando a la comunidad estudiantil y al mismo país.

“Llamar a una reflexión sobretodo a los académicos que están trabajando en las universidades públicas que fueron expropiadas por un partido político. Ellos no pueden alegar a estas alturas que no saben las dimensiones del crímen del cuál están siendo cómplices. Ramona Rodriguez no nos puede decir que no sabe lo que le va a provocar al país el hecho de que el CNU se haya convertido en círculo de comisarios políticos de la educación superior, ellos saben lo que están haciendo y lo que está pasando”, concluye Adrían Meza.

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