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La salida al exilio de Ana Iris Bermúdez con cuatro hijos y 700 córdobas en el bolsillo

Durmieron en la calle y luego en un albergue, además de ser golpeada por la muerte de su madre. Hoy sus hijos estudian y ella emprendió un negocio de comida.

El amor por sus hijos ha sido un motor para Ana Iris Bermúdez enfrentando el exilio. FOTO DE CORTESÍA

Ana Iris Bermúdez aún recuerda con nostalgia que el 27 de diciembre del año 2018 salió huyendo del municipio de Rosita, en el Caribe Norte, hacia Managua, con 700 córdobas y acompañada de sus cuatro hijos menores de edad, pues dejarlos nunca fue una opción.

Ana Iris buscaba exiliarse en Costa Rica, porque en ese momento la dictadura de Daniel Ortega estaba forzando a su hija, que cursaba primer año de secundaria, a participar en marchas a favor del Frente Sandinista (FSLN), pero, al negarse, comenzaron las amenazas y la persecución.

Cuando llegó a Managua, cobró cinco mil córdobas que le debían y con ese dinero viajó a Costa Rica por veredas. La primera noche de exilio, pagó un hotel para dormir con sus hijos, pero los siguientes días durmió en un parque situado detrás de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), en el centro de San José.

“A las 12:00 de la noche del 3 de enero del 2019, la policía de Costa Rica me agarró y me trajo para la casa Las Obras del Espíritu Santo, donde me dieron albergue por tres meses”, contó Ana Iris.

La depresión en el exilio puede ser mortal

Un comienzo “faltando todo”

Después de recorrer a pie las calles de San José vendiendo ropa, Ana Iris recogió dinero y rentó una pequeña casa para vivir con sus hijos, pero se cruzaron a la vivienda “sin nada, sin una cuchara, sin una cobija, sin nada absolutamente”.

En el año 2021, empezó a vender comida nicaragüense, como chancho con yuca y vigorón, y se integró a la Red de Mujeres Pinoleras, donde recibió cursos en Manipulación de Alimentos, Manejo de Caja y Servicio al Cliente, un Técnico de Cocina y de Repostería. Ahora ofrece Servicio de Catering para eventos.

Ana Iris logró que sus hijos siguieran estudiando. La hija mayor, de 17 años de edad, actualmente está en undécimo grado y también cursa clases de inglés. El varón, de 15, cursa décimo grado y estudia francés. El segundo varón, de 11, está en cuarto grado. La más pequeña, de 7, cursa primer grado.

Así fue el exilio de Daniel Ortega y Rosario Murillo bajo la dictadura somocista

No pudo despedir a su madre

Entre lo más doloroso está la muerte de su madre hace seis meses. Es un duelo que no podrá superar, ya que no pudo darle el último adiós a la mujer que le enseñó a trabajar dignamente.

“El exilio es horrible, pero perder un ser humano es lo peor. Cuando mi mamá falleció, yo quería volar, yo quería hacer de todo. Yo quería ir (…) lo peor es no ver a esa persona por última vez”, expresa con la voz quebrantada.

Ana Iris confiesa que sufrió “un sentimiento encontrado súper horrible”. “No sé cómo explicarle, porque a veces yo digo que mi mamá está en Nicaragua y me está esperando, pero si un día regreso y no hallo a mi mamá, va a ser el mismo duelo que viví, cuando me dijeron que ella había fallecido”, finalizó diciendo.

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