Tras casi dos meses de lucha, la familia de Alba Vilchez, de 52 años de edad, debió enfrentar las complicaciones de salud debido al contagio por Covid-19 mientras se encuentran en países distintos.
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Alba tiene 20 años de haberse ido a Estados Unidos en donde trabaja cuidando niños. Sus hijos comparten que a pesar de la distancia física, ella siempre se ha mantenido en un contacto cercano con cada uno de ellos.
Ante la llegada del coronavirus a EEUU, se declaró una cuarentena nacional, la cual fue suspendida tiempo después ante la disminución de los contagios, y tras quince días de haber retomado la rutina, ella inició a mostrar síntomas de contagio.
Una semana de deterioro
Scarlett Vilchez, hija de Alba, comparte que desde el primer día de regresar al trabajo su mamá le dijo que se sentía cansada, que no había dormido bien, y que también le dolía un poco la cabeza, que iba a descansar. Al siguiente día, un martes, aseguró que aún no había dormido bien, que se sentía adolorida. Scarlett le comentó que podía ser por la costumbre de estar tanto tiempo desde casa y que ahora retomar la rutina podía ser cansado.
En la madrugada del miércoles, Alba le dijo que tuvo fiebre y que podía ser algo «de la garganta». Pero cuando llegó al trabajo le volvió a dar fiebre y afirmó que ahora sí se sentía muy mal. Su hija le recomendó que saliera del trabajo para descansar y tomar algo. Ella salió y fue a la casa, pero durante la noche continuo sintiéndose mal. En todos esos primeros días jamás pensaron que podría tratarse de Covid-19.
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El día jueves Alba todavía fue al trabajo, pero una vez ahí ya no aguantó más, el dolor de cabeza era intenso. Scarlett le dijo que que acudiera al hospital, en donde le tomaron una muestra para detectar el coronavirus, y cuyos resultados estarían disponibles hasta el sábado. Sin embargo, el viernes ella no aguantó más el dolor en el cuerpo y fue al hospital, donde la pasaron inmediatamente al área de Covid por los síntomas, le tomaron placas y le dijeron que no había necesidad de esperar los resultados de las pruebas pues definitivamente se trataba de Covid. Pero Alba fue atendida esa misma tarde y estuvo estable, ni siquiera tuvieron que colocarle oxígeno, por lo que el sábado la dieron de alta.
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Scarlett se sorprendió y agradeció que su mamá ya estaba bien y no pasó a más. Pero el domingo empeoró nuevamente y volvió a emergencias, ese día ya la dejaron internada y le colocaron oxígeno. Alba fue internada desde ese 11 de septiembre. y aunque estaba hospitalizada, el doctor señalaba que las complicaciones se debían a su edad, además de que fumó por mucho tiempo, pero que Alba estaba relativamente estable. Pero tras el pasó de los días su condición no mejoraba. Se deterioró mucho.
Su hijo Cristofer Vilchez señala que al darse cuenta de que su madre tenía el virus «el mundo se le vino encima». «Fue muy duro, me afectó demasiado, tanto que tuve que capacitarme de mi trabajo tres o cuatro días porque no quería salir de mi cuarto, solo quería saber que ella estaba bien».
La compañía es clave
Alba le decía a Scarlett que debía llamarla siempre pues cuando estaba sola, y sobre todo por las noches que era cuando invadía mayor temor, iniciaba a pedirle al señor que se la llevara, y por ello requería de la compañía de su hija, quien recuerda cuando le cantaba alguna canción cristiana hasta que se quedara dormida y le proporcionaba fuerzas para seguir adelante.
Fue así como mantuvieron contacto telefónico diariamente, y al menos Alba se sentía acompañada por su hija. «Fueron días de lucha, le cantaba al teléfono, siempre trataba de animarla» señala. Para ella su estado de ánimo era parte importante de su recuperación y aunque cada día la miraba peor en el hospital, siempre se mantuvo positiva a que iba a recuperarse.
Otro pilar clave para su tranquilidad emocional fue su esposo, quien también contrajo el virus. Alba y su esposo fueron internados en el mismo hospital y se mantenían a solo 4 habitaciones de distancia durante las partes más críticas de su recuperación. El esposo de Alba es de alto riesgo pues padece de la presión, otazon y diabetes. Aunque ambos no pudieron verse durante su recuperación, al menos podían llamarse a sus habitaciones en el hospital y mantenerse así conectados.
Una trágica despedida
La mañana del 22 de septiembre Alba llamó a Scarlett, le dijo «no aguanto más» y se despidió, llamó al resto de sus hijos y a sus hermanos para despedirse también de ellos. «Fue el peor día y la peor noche de mi vida» y asegura que su madre le dijo directamente que ya había entregado su vida a Dios, que ella ya no podía más, que si no le contestaba era porque iba a entregar el teléfono porque ya no se sentía bien.
Scarlett habló posteriormente con la enfermera y le confirmó que su mamá estaba muy mal, que el oxígeno no le llegaba y que era candidata para ser intubada en cualquier momento. «Ese día yo la velé, ella me cortó (la comunicación), ya no supe más de ella todo ese día, toda la noche, la vele prácticamente, yo estuve despierta toda la noche» agregó.
Un milagro
Alba ya estaba siendo preparada para ser intubada pero, de repente, su oxígeno subió un poco, por lo que el médico decidió esperar una hora más para ver si este se mantenía o subía, y de ser así no sería intubada. Y así fue subiendo poco a poco, hasta que le dijeron que no era necesario, aunque siempre seguiría en cuidados intensivos. Su esposo fue el único que fue intubado durante once días.
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Al día siguiente Alba llamó a su hija, lo que sorprendió a Scarlett ya que hasta ese momento no estaba atendiendo sus llamadas y ya se imaginaba lo peor pues tampoco del hospital le atendían, «cuando logró llamarme estaba pues siempre mal, pidió el favor a la enfermera que le marcara» ya que no podía hablar y fue ella quien le comentó que su mamá no había sido intubada, que había sido un milagro. Ellos lo vieron como un milagro.
Luego a los días la sacarían de cuidados intensivos porque su oxigenación había subido a 80 pero igual siempre se mantenía en riesgo. En total Alba pasó 15 días en cuidados intensivos, hasta que finalmente fue trasladada a un cuarto pues una enfermera le confirmó que tenía una semana de estar estable. Sin embargo, una vez en el cuarto presentó varias recaídas en la cual fue trasladad incluso nuevamente a cuidados intensivos, pero no dilató y rápidamente se estabilizó y volvió a salir.
El pasado 30 de octubre finalmente Alba fue dada de alta del hospital y ahora continúa tratándose desde casa. Scarlett recuerda que aunque le duele tener a su mamá lejos, da gracias a Dios porque si ella «estuviera aquí en Nicaragua, se muere» y destaca que esta ha sido una larga lucha en la cual agradece «el milagro» del cual lamentablemente no todas las familias han podido presenciar.
«Actualmente ella ya salió del hospital como la guerrera que es, como la verraquita que es» destaca Cristofer, pero continúa con oxígeno ya que aunque el virus ya no se encuentra en su cuerpo han quedado afectaciones en sus pulmones.
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