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La vasectomía: La poco buscada esterilización masculina

El Ministerio de Salud realiza jornadas gratuitas de esterilizaciones, en las cuales expertos de la salud aseguran es común ver hasta a 20 mujeres y únicamente dos hombres en todo un día.

Santiago Morales, originario de Masaya, se realizó la vasectomía a la edad de 34 años. La razón es que ya no deseaba tener más hijos, su plan estaba completo con los dos que ya tenía. Para ello acudió a un hospital público, donde ofrecen el procedimiento de forma gratuita y se sometió a la operación que terminó sorprendiéndole debido a su «rapidez».

Mujeres no requieren consentimiento del cónyuge ni una edad determinada para ser esterilizadas

La vasectomía es un método quirúrgico que consiste en realizar un corte sobre los conductos deferentes, que son aquellos por medio de los cuales se transportan los espermatozoides. Se trata de una cirugía menor cuyo objetivo es evitar un embarazo de forma permanente. Esta también es conocida como esterilización masculina.

La uróloga Gelia Barillas explica que durante las relaciones sexuales en promedio los hombres expulsan entre 20 millones a más espermatozoides, los cuales viajan a través de un tubo que tiene aproximadamente 39 centímetros de longitud conocido como conducto deferente. Al practicar una vasectomía, lo que se hace es cortar este camino a los espermatozoides.

Se dice que es una cirugía menor ya que puede realizarse en la oficina, no requiere más que anestesia local, no requiere reposo y los pacientes son reintegrados al trabajo rápidamente, detalla la experta. «Haces una pequeña incisión de aproximadamente medio centímetro en busca del conducto deferente, este tiene una textura como de un fideo, entonces cuando se hace la vasectomía se corta el conducto aproximadamente un centímetro, entonces vos dejas un tubo que prácticamente los espermatozoides no van a poder brincar para poder encontrar la otra mitad del tubo».

¿Qué tomar en cuenta?

Al hacer la cirugía, la experta señala que es necesario aclararles a los pacientes que al ser «un sistema de tubo» es posible que en una porción de este queden algunos espermatozoides, por lo que tras abandonar la clínica deben usar preservativos y cuidarse por un periodo de tres meses, y una vez que tenga entre 20 y 30 eyaculaciones, deberá realizarse un espermograma que confirme si hay o no espermatozoides en el semen, lo que aparecerá marcado en negrillas como asospermia. Hasta ese momento es que el paciente estará seguro de tener relaciones sexuales sin el riesgo de que una persona resulte embarazada.

Poco practicado

En los 11 años que Barillas estuvo trabajando para el hospital regional de Matagalpa sostiene que «si hice 20 vasectomías, fue mucho». Y durante sus últimos cinco años de práctica privada ha realizado únicamente dos de estos procedimientos. La vasectomía es un procedimiento poco común en Nicaragua. De hecho, de forma regular el Ministerio de Salud (Minsa) realiza jornadas gratuitas de esterilizaciones, en las cuales expertos de la salud aseguran es común ver hasta a 20 mujeres y únicamente dos hombres en todo un día.

«Es más frecuente que los hombres quieran que la mujer se opere» asegura Barillas. En el caso del costo de la cirugía en clínicas privadas, comparte que esta tiene un costo aproximado de US$300 por el alquiler del quirófano sumado a los gastos en honorarios. Destaca que antes también habían clínicas como Pro Familia que ofrecían paquetes de hasta 500 córdobas para hacer la vasectomía, «pero nadie llegaba».

A pesar de las distintas jornadas gratuitas y de descuentos que se ofrecen para llevar a cabo este procedimiento, los hombres continúan renuentes a someterse a la cirugía, lo que abre dudas respecto a la verdadera razón de que no sean tan popular como en otros países, en los cuales las esterilizaciones masculinas son más comunes que las femeninas.

Falta educación

Para la uróloga, es un tema de cultura y educación pues «el hombre aquí cree que por hacerse la vasectomía deja de ser hombre», por ello en su consultorio insiste en explicar con dibujos y láminas para que resuelvan dudas como el hecho de si podrán tener relaciones sexuales posteriormente o bien eliminar prejuicios sociales asociados a que «la mujer te las va a pegar».

«Son cuestiones educativas y por eso es que aquí la vasectomía no se hace con tanta frecuencia. Si pudiéramos comparar ventajas y desventajas, tiene más ventajas. No requerís hospitalización, no necesitas un anestesiólogo, es un proceso radical» agrega.

La uróloga Gelia Barillas. Nicaragua Investiga

La experta considera que si el procedimiento fuese divulgado en la población tendría un mayor impacto «pero volvemos a lo mismo, el machismo; un hombre cree que una mujer lo quiere porque la va a embarazar».

Resulta importante que la esterilización masculina cobre mayor reconocimiento pues, a diferencia de las mujeres que tienen una edad límite para tener hijos, los hombres pueden tener un espermatozoide viable a lo largo de toda su vida. Sin embargo, continúan siendo las mujeres quienes se preocupan en mayor medida en evitar embarazos no deseados.

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Los hombres de todas las edades pueden someterse al procedimiento, lo único que requieren es contar con un consentimiento informado, es decir que el especialista debe explicarles las ventajas, reacciones y complicaciones que pueden resultar de la cirugía, sí como señalarles que se trata de un método que generalmente es irreversible.

¿Es reversible?

Barillas explica que es posible revertir la cirugía, pero ese no es un procedimiento que se lleve a cabo en Nicaragua, pues para ello se requiere una cirugía microscópica y en el país no contamos con ese tipo de tecnología, además que se trata de un procedimiento bastante costoso.

Sin embargo, aunque el paciente tuviese la posibilidad de viajar a otro país para revertirla, nada asegura en su totalidad que los conductos puedan ser recanalizados, «le tenés que explicar detalladamente al paciente ‘mire yo le voy a cortar esta manguera, y si yo le pongo un parche a esta manguera y usted se arrepiente el día de mañana, yo voy a arrancar más este pedazo de esta manguera y le voy a poner un tape, pero se corre el riesgo que cuando yo vuelva nuevamente a unir esta manguera por ahí se vuelva a salir el agua'».

«Meterme a recanalizar un conducto deferente que fue operado hace 20 años, eso sería hacerle un asalto a mano armada al paciente, sería cobrarle de balde, porque es difícil volver a recanalizar en una cicatriz de hace 20 años. Si le cobras al paciente solo por abrirlo, yo considero que eso sería irresponsable de cualquier colega que se mete a hacer eso» advierte.

Por lo que debe explicárseles a los pacientes aunque se recanalice el tubo que «los espermatozoides corren el riesgo de que queden peloteados a nivel del cabo donde se hizo la conexión nueva, nada asegura 100%. Le vas  a decir al paciente que intentarán hacer esto pero las complicaciones de recanalizar este conducto son estas, estas y estas».

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