En la era de las redes sociales, millones de personas cuentan con al menos un perfil activo en las diferentes plataformas disponibles. El éxito ha sido tal, que hoy contamos con aplicaciones de ocio, informativas, para conocer pareja e incluso algunas exclusivamente laborales.
Según datos de la agencia We are social, en Nicaragua el 52.5% de la población total estaba activa en las distintas redes sociales para enero de este año 2021. El auge de las redes no ha sido una excepción para el segundo país más pobre de la región.
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Pero con su popularidad, también se han venido normalizando nuevas prácticas, estas ahora son utilizadas como una «puerta» para conocer a las personas sin tratarlas de forma directa. Diversos estudios a nivel mundial revelan que muchas empresas han admitido revisar las redes sociales de sus candidatos antes de cerrar una contratación. La polémica recae en ¿cuándo lo personal debe separarse de lo laboral?
Reclamos por una publicación
«Cecilia» trabajaba para un call center en el año 2013, durante la apertura de una nueva campaña ingresó una muchacha de poco más de 20 años que por un tiempo estuvo acosándola. «A esta muchacha alguien le dijo que a mí me gustaban las mujeres y automáticamente porque me gustaran, ella asumió que podía reclamar», y así inició una serie de acciones de acoso.
Un día, al pasar por un pasillo estrecho, notó que la muchacha la esperaba en medio de este y colocó su brazo de forma que tuviese que pasar por debajo de este, «pasé, y me dijo unas cosas, y como que me olió, y eso fue la gota que derramo el vaso». Asimismo, resaltó que tenía conocimiento de que acosaba a otras dos jóvenes más dentro de la empresa.
Al inicio, asegura que dudó sobre si presentar su queja ante recursos humanos, pues en el pasado un joven al cual le habían llamado para pedirle recomendaciones dijo que ella «era buena pero que mucho se quejaba de acoso sexual», por una situación ocurrida en el pasado, y temía ser catalogada de «problemática» por esta nueva situación.
Pero finalmente decidió hablar con las otras jóvenes que habían recibido acoso de parte de la misma persona y acordaron cada quien presentar su queja, por lo que «Cecilia» se presentó ante Recursos Humanos y expuso el problema, donde le aseguraron que atenderían la situación.
Ese mismo día, comparte que realizó una publicación en Facebook sobre que «las situaciones de acoso sexual en Nicaragua son más comunes de lo que uno se imagina, simplemente muchas mujeres optamos por callarnos o por aguantar, por el hecho de no ser catalogadas de cierta forma».
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Asegura que lo compartido en su red social fue «completamente ajeno a señalar a la empresa o a alguien de la empresa». Sin embargo, esa misma noche recibió una llamada del Gerente de Operaciones, lo cual le pareció extraño pues ya era tarde, por lo que decidió no contestar. Luego, recibió un mensaje de un supervisor cercano a ella, quien le alertó que borrara su ‘post’ pues el Gerente había recibido una captura de este y estaba alterado.
«Yo dije ‘bueno, no tengo nada que esconder’ porque no estaba señalando a nadie, solo era un comentario» y decidió no borrar la publicación. Al día siguiente, le contaron que le habían pedido a uno de los supervisores meterse a su perfil, abrir el post, tomar una captura de pantalla, y que se lo enviara, «o sea una operación de espionaje completamente, porque yo no lo tenía a él en mis amigos» dijo «Cecilia» entre risas.
Una vez reunida nuevamente con Recursos Humanos, le pidieron que contara por segunda vez la situación, y esta vez le dijeron que «estamos tomando cartas en el asunto, hay otras muchachas que también reportaron la misma situación, quiero que sepas que todo va a estar bien, pero si hay un post que vos subiste a Facebook que no nos gusta, puede darle una imagen equivocada a la empresa y cómo estás viendo estamos haciendo algo por vos… como queriendo decir estamos atendiendo tu caso y no es necesario que subas ese tipo de cosas».
«Cecilia» sostiene que en el momento se sintió intimidada, por lo que procedió a borrar la publicación. Sin embargo, agrega que después del hecho «quedé bastante resentida porque no me gustó como lo abordaron al final, porque no involucré a nadie de la empresa y de cierta forma me hicieron sentir como que había hecho algo malo».
Pasando el límite
El procurador laboral, José Antonio López, explica que todo trabajador tiene derecho a laborar ocho horas diarias, equivalente a 48 horas a la semana, una jornada que generalmente dura de 8 a.m. a 5 p.m., por lo que «si ya a las 6 p.m. se puso una publicación sin decir nombre ni nada» no tendrían por qué haber cuestionamientos.
«Ella publicó algo en sus redes sociales y se salió del contexto de trabajo por el que fue ella contratado», por lo que para López los de la empresa «se extralimitaron, porque si ella hizo una publicación en sus redes sociales fuera del horario de trabajo y no dijo nombre, es arbitraria la situación pues en ningún momento ella ha hecho ningún señalamiento y, es más, no es un delito hacer una denuncia de acoso sexual».
«Cecilia» defiende el hecho de que las redes sociales son algo no solo muy personal, sino que también «es un medio a través del cual vos no posteas cosas serias, yo al menos percibo a las redes como un lugar para compartir memes, compartir incluso opiniones sobre un tema polémico y que realmente no definen tu personalidad ni tu seriedad en un ambiente laboral».
Reconoce que existen espacios como LinkedIn que son exclusivamente laborales y donde ella misma se dedica a escribir artículos referentes a su trabajo, pero insiste en que la revisión de otras redes personales por parte de supervisores «no es adecuado» y resulta «una falta de respeto a la persona, porque uno no es realmente quienes es en una red social».
Desde entonces, «Cecilia» alega que de cierta manera quedó «amenazada y no pudo realizar ningún tipo de publicación más «porque le llamarían la atención». Por ello, López insiste en que todas las personas tienen derecho al respeto, a la honra y a la dignidad, y que en un centro de trabajo no deben darse situaciones similares y control de las redes de los empleadores por medio de chantajes.
Si bien las redes sociales funcionan como una buena herramienta de las empresas para conseguir referencias de las personas postulantes, es importante que estas respeten la separación entre lo personal y lo laboral, para que la actividad en línea no se convierta en una pieza de relevancia del desarrollo profesional.
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