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Artista sacro busca vender sus obras en temporada de alta religiosidad

El arte sacro son aquellas producciones y obras artísticas que tienen como fin rendir culto a lo sagrado o divino.

Con destreza su mano se mueve sobre el papel. El lápiz de grafito se desliza con facilidad y se afinan los detalles del rostro de Cristo crucificado. Es el dibujo que recién ha realizado el joven chinandegano Aníbal Cuevas. Un artista sacro que deslumbra a los que le observan absortos empezar y terminar sus obras creativas.

La religiosidad de su familia lo impulsó a admirar el arte sacro desde que era un niño. Ahora con 21 años, y cinco de ellos dedicados a la pintura, es ya un artista consagrado.

El inicio de la formación de Cuevas se remonta al mes de julio del año 2016, cuando el Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica, filial Chinandega, y la Fundación Coen, realizaron un taller de pintura en esta cabecera departamental del occidente del país. Ahí estuvo el joven, cuando apenas tenía 16 años de edad.

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Gracias a las enseñanzas del estadounidense John Kotula, profesor a cargo del taller, el joven aprendió las mejores técnicas de este arte y desarrolló un potencial que entonces, ni siquiera sabía que tenía. 

Aníbal es el menor de tres hermanos, sus abuelos, padres y tíos han crecido bajo los fundamentos de la religión católica, lo que impulsó al muchacho a realizar sus primeras obras, inspiradas en el arte sacro. 

«Siento que Dios me premió con mi cumiche, nosotros hemos sido muy religiosos, pero jamás pensé que mi muchacho sintiera tanta admiración por las celebraciones católicas. Mi corazón se hincha de emoción cada vez que lo veo pintando una imagen religiosa», dijo emocionada doña Regina Delgado, madre de Anibal.

Anibal Cuevas tiene varios cuadros de arte religioso que espera vender en esta temporada.

Lo difícil de ser artista en Nicaragua

«Es muy crítico ser artista en este país, en lo particular, me ha costado vender mis obras, quizá porque no todos valoran nuestro trabajo o porque no cuentan con el dinero para gastar en este tipo de obras y ajustarse con los precios, muchas veces resulta difícil, por los costos de los materiales», destaca el artista. 

El tiempo que la pandemia  azotó más al país, fue aprovechado por el joven artista. Durante esos meses, trabajó en varios dibujos y cuadros. Además, alentó a niños y jóvenes que han incursionado en este mundo del arte, a no rendirse, practicar y estudiar a grandes pintores, pero sobre todo, a ponerle pasión y empeño.

«Es una lástima que ya no existan este tipo de talleres, muchos niños y jóvenes ya no tienen esta oportunidad, ahora sólo pagados. Nosotros fuimos dichosos porque además de gratis, lo impartió un excelente profesor», recalcó Aníbal. 

En Nicaragua el arte en general tiene muy poco o casi nulo apoyo por lo que es muy difícil encontrar espacios en dónde se puedan exponer obras como las que salen de las manos de Aníbal Cuevas, la mayoría de éstas se encuentran en los murales de las iglesias de las principales ciudades de nuestro país. Entre estás destaca la Vía Sacra de la Catedral de León considerada Patrimonio de la Humanidad.

También dentro del arte sacro existe una pintura que por sus características ha llamado la atención a nivel nacional e internacional. En su momento el cuadro fue bautizado por su autor como “La tentación de Jesús en el Desierto”, pero posteriormente el Ingenio popular la nombró como “La Profecía” dado que uno de sus personajes, el diablo, tiene una similitud asombrosa con el caudillo sandinista Daniel Ortega. Johann Fuchs Holl, fue el famoso pintor austríaco que nunca se imaginó cuánto revuelo causaría años después su obra.

Esperanzado en vender sus obras

«A mi hermano, de pequeño no le gustaba pintar en la escuela, pero cuando participó en ese taller de pintura en el 2016, fue como que se le encendió la chispa de este arte. Estamos agradecidos con Dios como familia porque de una u otra forma bendice a esta familia, por ejemplo, mi hermana emprendió un negocio de belleza, yo tengo un kiosco de comidas rápidas y el cumiche que nos enorgullece con su gran arte de pintar», dijo Alfonso Cuevas, hermano del joven pintor.

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Las obras de Aníbal oscilan entre 80 y 200 dólares, según el trabajo y la técnica que se utilice. El mayor anhelo del joven pintor es ser reconocido a nivel internacional, pero mientras lucha por conseguirlo, espera poder vender sus cuadros y tener ingresos para seguir desarrollando su talento. 

Recordó con entusiasmo al menos dos de sus trabajos que lo hicieron sentirse realizado: uno que elaboró para la Basílica de El Viejo y el otro fue un cuadro de la Sangre de Cristo que fue obsequiado a Monseñor Leopolodo Brenes.

 

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