Después de 56 días sin participar en un acto oficial, el dictador nicaragüense Daniel Ortega encabezó este miércoles 21 de febrero en el acto del 90 anivesario del asesinato del general Augusto C. Sandino, de quien el gobernante Frente Sandinista se declara «heredero» y continuador de lo que la propaganda llama «principios» revolucionarios y antiimperialistas.
En su discurso, el líder sandinista atacó verbalmente, como siempre, a Estados Unidos y a la oposición actualmente exiliada y desterrada, además de hacer su peculiar recorrido por la historia de Nicaragua y los conflictos políticos que precedieron al actual régimen que encabeza él desde hace 17 años de manera ininterrumpida, al que hay que sumar la primera dictadura sandinista, también presidida por él entre 1979 y 1990.
En el acto, acompalado de la Juventud Sandinista, Ortega volvió a recordar el nunca materializado intento de construir un canal interoceánico por Nicaragua y aunque Estados Unidos no ha expresado desde hace muchísimas décadas intención de involucrarse en tan faraónica empresa, el dictador nicaragüense recalcó que la nación nortemericana no debe meterse en ello.
“El mundo sería un desequilibrado permitiendo que sólo los Estados Unidos de Norte América sean dueños de nuestro Canal”, porque ya se hablaba del Canal, “pues sería tanto como quedar a merced de las decisiones del Coloso del Norte, de quién tendría que ser tributario; los absorbentes de mala fe, que quieren aparecer como dueños sin que justifiquen tal pretensión», dijo Ortega recordando a Sandino, asesinado en 1934 por el director de la Guardia Nacional, general Anastasio Somoza García, quien contaba con el apoyo de la embajada estadounidense en Nicaragua.
«La civilización exige que se abra el Canal de Nicaragua…”, ¡y se va a abrir el Canal de Nicaragua!», prometió Ortega en medio de los aplausos de sus fanáticos.
Un canal que no pasa de las promesas
Es importante decir que no es la primera vez que Ortega promete resucitar el proyecto. En el 2013 firmó con el oscuro empresario chino Wang Jing un acuerdo en el que le concedía a este el desarrollo } y administración del Canal Era por 50 años, extendibles otros 50 años. Según los críticos, fue un acuerdo más entreguista que el Tratado Chamorro-Bryan, firmado con el mismo fin entre Estados Unidos y Nicaragua en 1914.
El proyecto con Wang Jing nunca se ejecutó, pese a que se había prometido que en el 2019 iban a estar cruzando los primeros barcos por el soñado canal interoceánico.
El régimen nunca derogó el acuerdo con el empresario chino y más bien sigue destinando fondos para la Autoridad del Canal, y cada vez que Ortega y sus funcionarios tienen la oportunidad prometen que algún día lo harán realidad.