Cuando al obispo hondureño de Danlí, monseñor José Antonio Canales, le dijeron que iba a Roma, a un congreso mundial de directores de pastoral juvenil de cada país, se alegró mucho, pues una de sus metas era encontrarse con su «hermano y amigo», monseñor Rolando Álvarez, el obispo nicaragüense encarcelado y luego desterrado por la dictadura de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo.
Y lo logró. Los dos jerarcas católicos se reunieron en Roma, donde monseñor Álvarez vive en el exilio, tras ser desterrado junto a otros sacerdotes, en enero de este año 2024, por los dictadores Ortega y Murillo.
Se tomaron fotos, pero Álvarez le pidió a Canales que no las revele. El religioso nicaragüense está en una etapa de «recogimiento espiritual», recuperándose y reflexionando sobre todo lo que le hizo vivir la dictadura.
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Las agresiones de la dictadura
El aún obispo de Matagalpa y Estelí sufrió asedio policial desde 2018, cuando alzó la voz para denunciar los crímenes de los Ortega Murillo en contra de la población. Así lo continuó haciendo hasta que, en agosto de 2022, fue rodeado por la Policía en la curia de Matagalpa, donde pasó varios días encerrado, hasta que finalmente los agentes del régimen lo llevaron prisionero a Managua y lo dejaron bajo arresto domiciliario.
En febrero de 2023, cuando la dictadura desterró a 222 prisioneros políticos a Washington, Estados Unidos, monseñor Rolando Álvarez, en un acto de dignidad, se negó a subir al avión para también ser desterrado.
Desde entonces, Ortega y Murillo enviaron al obispo a una celda de castigo en la cárcel Modelo de Tipitapa.
Sin embargo, negociaciones entre el Vaticano y la dictadura nicaragüense llevaron a que finalmente Álvarez fuera desterrado a Roma junto a otros sacerdotes, en enero de este año 2024.
Ningún jerarca católico ha brindado información sobre cómo se encuentra Álvarez en el exilio, hasta que ahora monseñor Canales expone su encuentro con él.
«Hemos tenido una mañana muy agradable. Lo vi bien, con ánimo y lleno de esperanza. Muy animado, desde el primer momento animado, contento», reveló Canales.
El silencio de Álvarez
El obispo hondureño, quien siempre denunció las violaciones a sus derechos que sufrió Álvarez en poder de la dictadura, mientras permaneció preso, también develó que el obispo nicaragüense «va a continuar en silencio», sin brindar declaraciones públicas.
«No es un silencio impuesto, es un silencio opcional de parte de él, que quiere tener este periodo de reflexión, de recogimiento, pero no es nada impuesto», aclaró Canales.
«De Nicaragua no hablamos porque está ahorita en ese recogimiento espiritual que él siente que necesita, siente que llegó ese momento de evaluar todo aquello y darse tiempo para sí mismo», finalizó diciendo el obispo hondureño.