En un nuevo giro diplomático, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo solicitó este jueves 26 de diciembre de 2024 el beneplácito de Panamá para designar a Jessica Padilla Leiva —actual embajadora de Nicaragua en la República Dominicana— como nueva representante en la nación canalera.
Padilla Leiva sustituiría a Consuelo Sandoval Mesa, quien presentó su renuncia el pasado 26 de diciembre de 2024, según medios panameños, tras haber sido nombrada en el cargo apenas en 2023.
Martinelli y sus lujos en la embajada de Nicaragua en Panamá: instala un jacuzzi
La sustitución llega en un momento delicado. En la embajada de Nicaragua en Panamá permanece asilado desde febrero de este año el expresidente panameño Ricardo Martinelli, condenado a más de diez años de prisión por blanqueo de capitales en el marco del denominado caso “New Business”.
No obstante, Martinelli —quien gobernó Panamá de 2009 a 2014— asegura ser víctima de una “persecución política” y mantiene intensa actividad en redes sociales, donde opina sobre diversos temas, incluidas las propuestas del gobierno de su país.
Llamado de atención de Panamá
El pasado 12 de diciembre de 2024, el presidente panameño, José Raúl Mulino, advirtió que la convocatoria a la Cancillería de la embajadora Sandoval para discutir las “expresiones” de Martinelli era solo “una primera advertencia”.
A inicios de ese mes, el canciller de Panamá, Javier Martínez-Acha, había expresado su preocupación de que la sede diplomática nicaragüense se convirtiera en “un foco de reuniones políticas” de Martinelli con sus simpatizantes, lo cual desborda el ámbito de asilo humanitario y viola la práctica diplomática.
Fuentes oficiales nicaragüenses señalaron a la agencia EFE que la renuncia de la embajadora forma parte de los “pasos técnicos” habituales cuando un país solicita beneplácito para un nuevo representante.
Pese a ello, la Cancillería de Panamá indicó que Sandoval Mesa se mantendrá como embajadora hasta que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua comunique oficialmente su salida del país.
La decisión del régimen de Ortega de reemplazar a su embajadora justo después de la advertencia del gobierno panameño ha generado interrogantes sobre una posible estrategia para rebajar la tensión con las autoridades locales y mantener la protección a Martinelli.
Aun así, el presidente Mulino y su equipo han manifestado que la embajada nicaragüense no debe convertirse en un espacio para actividades proselitistas ni interferir en los asuntos internos de Panamá.
Críticas y tensiones
A la polémica se suman las declaraciones del ministro panameño de Economía, Felipe Chapman, quien catalogó a Martinelli como un “mitómano” que “promueve el caos”, en respuesta a publicaciones del exmandatario opinando sobre el proyecto de ley para modificar la Seguridad Social en Panamá.
Los vaivenes en la representación diplomática nicaragüense evidencian la fragilidad de las relaciones entre ambos gobiernos, al tiempo que apuntan a la determinación de Ortega de mantener su carácter intervencionista y desafiador frente a los reclamos de la comunidad internacional.
Para el régimen sandinista, la situación de Martinelli le ofrece un instrumento político con el cual presionar, aunque el costo diplomático de esa jugada no ha dejado de aumentar.
La designación de Jessica Padilla Leiva representaría, al menos en el corto plazo, un cambio de rostro en la embajada nicaragüense, pero no necesariamente una variación en la línea dura de Ortega, cuyas maniobras diplomáticas buscan blindar aliados y proteger las ambiciones políticas del sandinismo más allá de las fronteras de Nicaragua.