Van apenas 2 semanas del año 2021 y la división de los opositores está consolidada con el anuncio reciente de la Alianza Cívica y el partido Ciudadanos por la Libertad, que oficializaron la creación de un bloque opositor paralelo a la Coalición Nacional, a pesar de la demanda nacional de unidad de los distintos actores políticos para hacerle frente a Daniel Ortega en los comicios de noviembre.
Pero además de concretar la unidad, la oposición nicaragüense se encuentra con otro dilema de cara a los comicios presidenciales de noviembre próximo y es el de participar o no en este proceso electoral que para algunos podría resultar en un nuevo fraude a favor de Daniel Ortega, pero para otros significan una oportunidad de acelerar procesos de cara a la democratización del país.
Se consolida división de opositores. Alianza Cívica y CxL toman distancia de otros bloques adversos a Ortega
El sociólogo y académico Sergio Cabrales apunta que «la clave en este contexto particular, autoritario, polarizado es poder identificar en las elecciones de noviembre una oportunidad política para desatar procesos que contribuyen a la democratización», y se debe tener una dosis de realismo.
Cabrales advierte que los nicaragüenses no deben caer en «cuentos de hadas o posibles soluciones que tal vez aparecieron en el escenario político del 2018. No creer en revoluciones ciertamente, no creer en soluciones viniendo del exterior».
Una opinión contraria tiene la joven política Carmen Chamorro, quien reconoce que la opción más viable para salir de Ortega es el proceso electoral antes de enfrentar otro derramamiento de sangre, pero considera que no se puede participar en elecciones sin que hayan garantías de que será un proceso libre, justo y transparente, además de la liberación de los presos políticos.
Daniel Ortega ha ocupado a las personas detenidas por razones políticas como carta negociadora y querrá utilizarlos nuevamente en una eventual nueva negociación, comenta la joven. De hecho, para antes de mayo del 2021, la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos encabezada por Luis Almagro, deberá promover una negociación entre la oposición y el gobierno de Ortega, según el mandato de la Asamblea General de esa organización.
Esa eventual negociación giraría en torno a las reformas electorales, y Ortega podría ocupar a los reos políticos para negociar a como lo hizo en el pasado, y para Chamorro esto es lo que se debe evitar.
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Las elecciones como oportunidad política
Los procesos electorales suelen representar una alternativa de cambio de conducción política para todo país, cuyos habitantes habilitados para votar son quienes deciden a sus gobernantes en un proceso democrático, escuchando las propuestas de cada uno, promoviendo el debate sano y el escarnio público de los que ostenten el poder, pero también son una fiesta cívica en donde se decide por mayoría y no se impone.
El problema de Nicaragua es que su sistema electoral es bastante frágil, según han señalado las distintas misiones de observación electoral que han supervisado los comicios pasados, empezando por el control que ejerce el Ejecutivo sobre el Poder Electoral y es por ello que la comunidad internacional y la oposición política han demandado reformas electorales para que se garantice que los comicios de este año sean justos, libres y transparentes.
Pero con reformas o no, el sociólogo Cabrales manifiesta que la oposición debe participar en el proceso electoral y argumenta que «las elecciones es una oportunidad política y hay que aprovecharla, venga como venga, a como se nos presente. Podría ayudarnos a desatar procesos internos y procesos más internacionales» de cara a la búsqueda de democratización del país.
Cabrales considera que lo ideal sería que las elecciones fuesen con garantías, pero la realidad indica lo contrario, por lo cual sí es necesario presionar para conseguir las reformas electorales pero de no conseguirse, los comicios continúan siendo una oportunidad política en la búsqueda de la democratización del país.
Según el académico, el resultado de una elección fraudulenta «podría saltar un escalamiento a nivel internacional y también una serie de medidas» en contra del gobierno de Daniel Ortega que aceleraría procesos para la democratización del país. Aunque todo apunte a que el proceso electoral vaya a ser fraudulento, Cabrales considera que abstenerse sería un grave error y se desaprovecharía esa oportunidad.
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Esta postura es la que han expresado los jóvenes de la Alianza Universitaria Nicaragüense, miembros de la Alianza Cívica, quienes se encuentran impulsando una campaña para promover el voto opositor en los futuros comicios, ya sea con condiciones o sin ellas.
«Si vamos a promover el voto, que sea para unas elecciones con condiciones, con reformas electorales, con libertades» opina la joven política Carmen Chamorro quien considera que la oposición debe prepararse para los comicios y empujar porque haya condiciones, pero de no haberlas propone consultarle a la ciudadanía sobre si ir o no a elecciones.
«El problema de esta campaña es que la Alianza Cívica y AUN han promovido las elecciones sin hablar de cómo vamos a conseguir estas condiciones», comenta Chamorro, aunque Cabrales no considera esto como un problema pues, a su criterio, se debe participar en la contienda y no dejar pasar esta oportunidad política.
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La política opositora Violeta Granera, dirigente de la UNAB expresa que desde esa organización se trabaja para «presionar por reformas electorales y la libertad de los presos políticos», y que sin estas condiciones la oposición no debería presentarse al proceso electoral. La misma postura adopta José Pallais, miembro de la Coalición Nacional quien opina que de no haber reformas, «la oposición deberá replantearse si participar o no».
Sin embargo, aunque hayan reformas electorales y se garantice un proceso libre, justo y transparente, la oposición dividida no tendría oportunidad contra el FSLN cuyo porcentaje electoral es del 24% según la última encuesta de CID Gallup, y dicho porcentaje podría subir hasta un 35% de acuerdo a las estimaciones de analistas. Esto sería suficiente para que Daniel Ortega pueda reelegirse por cuarta vez consecutiva.
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