Los candidatos presidenciales que dicen competir con Daniel Ortega y su Frente Sandinista, no tienen un plan de gobierno sólido y concreto que motive a los nicaragüenses a votar por ellos, tampoco promesas que ofrecer a como suele suceder en este tipo de procesos electorales.
Los candidatos no aprovecharon el corto periodo de la campaña para dar a conocer masivamente los ejes de su plan de gobierno. Solo unos pocos aprovecharon alguna ocasión para mencionar superficialmente alguna agenda poco estructurada, sin explicar cómo implementarían esas ideas si en un hipotético caso le arrebatan el poder a Ortega.
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A Walter Espinoza, candidato del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), se le preguntó en el cierre de campaña sobre su plan de gobierno, pero no dejó claro su plan. Solo mencionó que tenía uno, pero no fue capaz de detallarlo con precisión.
Espinoza dijo ambiguamente que tienen un “excelente programa de gobierno”, en donde se puso a la tarea de recorrer los 15 departamentos de Nicaragua y las dos regiones autónomas en el caribe, conociendo la profundidad de los problemas que viven los ciudadanos.
¿Resolver problemas políticos?
“Sabemos perfectamente que cada departamento y sus dos regiones tienen sus propias características, y nuestro programa de gobierno va exactamente a esa Nicaragua profunda, donde verdaderamente están las necesidades. Resolver muchos problemas políticos, sociales y económicos de nuestra Nicaragua”, dijo el candidato, pero no especificó cómo resolverán estas problemáticas.
El candidato del pactista PLC, quien pudo hacer unos cuantos recorridos en barrios sin asedio policial, se comprometió en realizar un cambio en Nicaragua; sin embargo, no explicó qué cambio, ni cómo lo podría hacerlo posible.
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Manteniendo su discurso propagandístico dijo que muchos políticos piensan de manera personal, “sabiendo que hay que pensar en esta nación, en todas las familias nicaragüenses porque ellos quieren un cambio y estas condiciones de las crisis políticas, económicas y sociales están difíciles”.
Espinoza, quien avaló la impugnación de Ciudadanos por la Libertad (CxL) –el último partido político considerado opositor en el país–, no se refirió a cómo lograrán la democratización del país ni la separación de los cuatro poderes del Estado que mantiene controlado el veterano líder sandinista.
Promete una concertación nacional
Mauricio Orúe, candidato del Partido Liberal Independiente (PLI), promete una concertación nacional donde caben todos los sectores de la sociedad civil, en el que debe sentarse las bases de un nuevo “pacto político, económico y social”, para plasmarse en un documento que sirva como guía de referencia para impulsar y promover el desarrollo social, económico y político en el país.
Orúe, a quien se le revocó la visa estadounidense por ser considerados uno de los diputados «cómplices de socavar la democracia» del país, sostiene que este documento debe ser una herramienta que modifique la forma de gobernar en Nicaragua y proyectarse a largo plazo, con una visión amplia para un periodo de 50 años.
La propuesta de nación de Orúe se sustenta en cuatro ejes: institucionalidad, social, económico y político. En el documento que está colgado en el sitio web del candidato, se asegura que van a implementar una “revolución educativa”, a través de una reforma a la ley general de educación y el pénsum para primaria y secundaria, además sostienen que están dispuestos a darle mejores condiciones a los estudiantes.
Promesas faraónicas
Marcelo Montiel, candidato de la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN), es uno de los menos mediáticos. En las pocas entrevistas que concede dice que en su plan de gobierno promete primeramente liberar a todos los presos políticos. “El mismo día en que asuma la presidencia”, dijo en televisión nacional.
El candidato, que publica en sus redes sociales fichas de baja calidad gráfica, alega que pretende gestionar becas con las mejores universidades del mundo para los estudiantes de escasos recursos con excelencia académica. También tiene el “compromiso” de entregar 300 mil computadoras en las escuelas públicas.
Dice que promete derogar la Ley del Canal Interoceánico para rescatar la soberanía nacional.
En videos cortos promete frenar el alza del combustible, de la energía eléctrica y del gas para cocinar. “No es posible que en Nicaragua la canasta básica esté por encima de los 15 mil córdobas, que un galón de gasolina cueste más de 150 córdobas, que el gas de cocinar cueste más de 470 córdobas. Esta crisis económica se tiene que parar”, dijo.
Gasparín promete “justicia” y “paz”
Gerson Gutiérrez Gasparín, aspirante presidencial por la Alianza por la República (APRE), sostiene que como eje principal de su plan de país, está alcanzar la “justicia” y la “paz” en Nicaragua para lograr el desarrollo. Dice que a partir de eso vendría la bonanza económica para la nación, pero no remarcó cómo se lograría.
Gasparín dice que otro punto principal es invertir en una buena educación, ya que para él hay adoctrinamiento político en las escuelas públicas. “Eso lleva al país al despeñadero”, comenta y agrega que en cada centro de estudio estaría dispuesto un psicólogo para que los estudiantes reciban asistencia cuando lo ameriten.
El candidato del APRE también tiene una promesa como la del aspirante del ALN, que es entregar computadoras en los colegios públicos, para que a temprana edad un estudiante pueda ser hábil cuando tenga la oportunidad de un empleo.
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Osorno no publicó su plan
A Guillermo Osorno, candidato y presidente de Camino Cristiano Nicaragüense (CCN), se le preguntó en una entrevista con Nicaragua Investiga si en su agenda país tenía dos temas polémicos en su plan de nación: el matrimonio igualitario y el aborto. Osorno respondió que es “respetuoso” del pensamiento de cada persona, pero es más respetuoso al principio bíblico que profesa.
“Yo me guio por el principio de la palabra de Dios, respetando las opiniones de los demás”, respondió dejando claro su posición sobre estos dos temas.
Tampoco hizo alusión a cómo dar respuesta a problemas estructurales del país como la pobreza, el bajo índice educativo, la carestía de la vida o la crisis sociopolítica que se vive desde 2018.
Según la más reciente encuesta de Cid Gallup, el 67% de los nicaragüenses no tienen simpatía con ninguno de los partidos políticos que participa en este proceso y los micropartidos que acompañan a Ortega apenas tienen entre el 1 y el 4% de aceptación. El Frente Sandinista, ya empieza a acercárseles, pues solo el 9% de los nicaragüenses dijo simpatizar con ellos en lo que sería su caída más abrupta en las últimas cuatro décadas.
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