La vocera y vicepresidenta del régimen sandinista, Rosario Murillo, celebró el viernes el violento arresto del obispo de la Diócesis de Matagalpa, Rolando Álvarez y de otro grupo de religiosos que desde inicios de agosto estuvieron dentro de la curia episcopal sin poder salir debido a un fuerte cerco policial.
La curia fue allanada por la Policía en horas de la madrugada trasladando al obispo y sus acompañantes hacia Managua. Monseñor Álvarez fue puesto bajo arresto domiciliario, mientras que los otros fueron trasladados hacia la cárcel conocida como el nuevo Chipote.
Murillo dijo que antes de actuar «la Policía esperó con paciencia, prudencia, respeto, y sentido de responsabilidad, comunicaciones positivas del obispado de Matagalpa», pero que estas «no se recibieron».
«Hicieron necesario, al no recibirse ninguna comunicación positiva, el operativo de orden público que se desarrolló», justificó.
Tristeza e impotencia en comunidades tras detención de monseñor Álvarez
Un obispo crítico
El obispo de Matagalpa ha sido una de las voces de la Iglesia católica de Nicaragua que con mayor energía ha condenado las violaciones a los derechos humanos cometidas por el dictador Daniel Ortega y su esposa y vicepresidencia Rosario Murillo.
Álvarez había recibido todo tipo de insultos y amenazas de cárcel por parte del oficialismo.
Por el momento el papa Francisco no se ha pronunciado sobre la detención del obispo nicaragüense ni del resto de sacerdotes encarcelados, como tampoco de la persecusión a la Iglesia católica en este país centroamericano.
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